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Del Titanic a los satélites de Marte: las serendipias más famosas de la historia
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Del Titanic a los satélites de Marte: las serendipias más famosas de la historia

Es la circunstancia de encontrar por casualidad algo que no se buscaba, y a lo largo de la historia se ha dado tanto en la ciencia como en la literatura

Foto: El Titanic cerca de Southampton (Wikimedia)
El Titanic cerca de Southampton (Wikimedia)

¿Qué es serendipia? Preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. Lo cierto es que una de las palabras más bonitas de nuestra lengua ('serendipity' también en inglés, pues da incluso nombre a una película), no eres tú, ni mucho menos. La serendipia es, según su descripción oficial y basándonos solo en el diccionario: la circunstancia de encontrar algo que no se buscaba por casualidad. Algo así como encontrar un medallón de tu abuela cuando te preguntabas dónde habías puesto las gafas de ver de cerca.

La serendipia es un concepto fascinante, no solamente porque la palabra en sí sea bella y baile por nuestra lengua cuando la pronunciamos, sino porque a lo largo de la historia se han producido estos descubrimientos casuales, hallazgos afortunados. Han sido frecuentes en la historia de la ciencia y también se dan en la literatura: cuando un autor escribe sobre algo que ha imaginado y que no se conoce en su época, y se demuestra posteriormente que eso existe tal como lo definió el escritor, con los mismos detalles.

Proviene de un cuento tradicional persa en el que los protagonistas solucionaban todos sus problemas con increíbles casualidades (o, por decirlo de otra forma, de pura chiripa)

El neologismo, acuñado en su día por Horace Walpole (concretamente en 1754) proviene de un cuento tradicional persa llamado 'Los tres príncipes de Serendip', en el que los protagonistas, que provienen de la isla Serendip (que vendría a ser la actual Sri Lanka), solucionaban todos sus problemas con increíbles casualidades. O, como diríamos nosotros los hispanohablantes, de pura chiripa. Es un término que se usaba mucho en el pasado, que después fue cayendo en desuso y que en la actualidad ha vuelto a las andadas, aunque en algunas ocasiones algunas personas lo utilizan sin conocer muy bien su significado.

Y, como no podía ser de otro modo, ha habido fascinantes serendipias a lo largo de la historia, que parecen casi arte de magia. Hoy te acercamos algunas de las más famosas.

El descubrimiento de la penicilina

En 1922, Alexander Fleming se encontraba analizando un cultivo de bacterias cuando una de las placas se contaminó con un hongo. Fue así como, después, descubrió que alrededor de ese hongo no crecían las bacterias, y concluyó que había algo que las mataba. Una casualidad que dio lugar al descubrimiento de la penicilina.

El hundimiento del Titanic

Una serendipia bastante impresionante. El libro 'Futility, or the wreck of the titan', de Morgan Robertson narra el naufragio de un barco llamado Titan. ¿Te suena? Pues lo cierto es que el libro se escribió en 1898, es decir, 14 años antes del naufragio del Titanic. Eso no es todo, en el libro el Titan también choca contra un iceberg, las dimensiones entre ambos son increíblemente similares y el apellido del capitán en la historia real y la ficticia es Smith.

La configuración del átomo

Cuando Niels Bohr llevaba un tiempo trabajando en la configuración del átomo tuvo un sueño en el cual vio un posible modelo del mismo. Al despertar se le ocurrió dibujarlo en un papel, sin darle excesiva importancia. Al poco tiempo volvió al papel y se dio cuenta de que durmiendo había hallado la verdadera estructura del átomo.

El principio de Arquímedes y una bañera

La serendipia más famosa de la historia se produjo en una bañera, según la leyenda. Arquímedes descubrió que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado mientras se bañaba (y corrió desnudo por las calles gritando 'Eureka', como no podía ser de otro modo).

Las lunas de Marte

Jonathan Swift describió en 'Los viajes de Gulliver' (¡de 1762!) dos supuestos satélites naturales de Marte. Voltaire, en 'Micromegas', considerado uno de los primeros relatos de ciencia ficción de la historia, también lo hace. El descubrimiento de los, efectivamente, dos satélites marcianos (Fobos y Deimos) se produjo un poco después: en 1877.

La viagra

Una historia parecida a la de la penicilina: en 1985, Pfizer trabajaba en un fármaco que pudiera tratar la hipertensión y la angina de pecho. Aunque al comenzar los ensayos clínicos vieron que el sildenafilo (es decir, la viagra) no cumplía, sí observaron que si se aumentaba la dosis se producían unos curiosos efectos secundarios entre los que estaba el que todos conocemos.

El covid

Quizá la serendipia que ahora mismo más puede afectarnos. En los 80, Dean Koontz escribió una novela de terror llamada 'Los ojos de la oscuridad', en la que un virus mortal desarrollado en un laboratorio chino desata el terror en 2020. ¿Su nombre? Wuhan-400. Demasiadas casualidades para no creer que Koontz es, en realidad, un viajero del tiempo. Como no podía ser de otro modo, la llegada del virus lo puso de moda de nuevo y lo dio a conocer en redes sociales. Una serendipia un poco terrorífica.

¿Qué es serendipia? Preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. Lo cierto es que una de las palabras más bonitas de nuestra lengua ('serendipity' también en inglés, pues da incluso nombre a una película), no eres tú, ni mucho menos. La serendipia es, según su descripción oficial y basándonos solo en el diccionario: la circunstancia de encontrar algo que no se buscaba por casualidad. Algo así como encontrar un medallón de tu abuela cuando te preguntabas dónde habías puesto las gafas de ver de cerca.

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