Por qué es tan difícil comprar regalos de Navidad para los hombres

Llega esa temida época del año en la que tienes que devanarte los sesos por comprar regalos a amigos, amantes y familiares. Es un momento difícil porque, aunque algunas personas dan ciertas pautas para que las cosas no sean muy complicadas, con otras el misterio es absoluto. Lo más seguro es que acabes regalando a demasiadas personas calcetines y otros productos que todo el mundo finge querer y necesitar (aunque sea mentira).

Los hombres son, especialmente, un hueso duro de roer. No porque sean menos agradecidos o se quejen más por las diferencias realidad/expectativa. Más bien porque suelen comprarse todo lo que desean en el momento en que lo quieren, por lo que a la hora de regalar algo es probable que ya lo hayan adquirido ellos mismos.

Según un reciente artículo publicado en 'Psychology Today' otra razón es que, psicológicamente, en muchas ocasiones insisten en que no quieren nada porque no son conscientes de lo que podrían querer.

Los hombres en muchas ocasiones insisten en que no quieren nada porque no son conscientes de lo que podrían querer

Al parecer, según indica el psicólogo Avrum Weiss, es más fácil que los hombres adquieran obsequios que están destinados a ayudarlos a mejorar en su papel familiar, por lo que racionalmente podrían considerar que realmente no es para ellos.

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Ellos rara vez reciben obsequios que puedan darles placer, sino que tienen valor productivo (por ejemplo, es más probable que una mamá tenga un día en el spa durante las vacaciones que un papá)

"Los hombres, en general, se ven significativamente perjudicados en su capacidad para experimentar placer si este no es de alguna manera productivo, como puede ser jugar al golf con un cliente. Si ese placer es solo para ellos mismos puede resultar un verdadero desafío", explica el psicólogo.

Él también insta a las personas a regalar a sus amigos, padres, hermanos o parejas algo que pueda expandir su capacidad de jugar, sentir placer y que sirva para que asimilen el cariño representado en el regalo. Un masaje, una clase de yoga, un escape room o una entrada para ir a ver a un cómico. Quizá se sientan incómodos al principio y tú también un poco, pero merece la pena a la larga.