5 motivos frecuentes por los que la gente hace 'ghosting'
Aunque las razones para desaparecer pueden ser diferentes y muy variadas, el perfil del fantasma cumple unas características concretas (y no son buenas)
En esta sección hemos tratado el tema del 'ghosting' en otras ocasiones. Esta acepción del inglés, viene a ser una práctica que en la actualidad mucha gente decide llevar a cabo, y que se basa en no volver a dar señales de vida a la persona con la que (parecía) estábamos intimando. Si en el pasado la gente se iba a por tabaco y no volvía, ahora con la proliferación de aplicaciones y redes sociales parece más complicado hacerlo, y por ello, aunque más conectados que nunca, paradójicamente más dejamos de estar disponibles para los demás: simplemente no contestamos, sin previo aviso.
El 'ghosting' no solo es una práctica relativamente frecuente en las relaciones amorosas o de amistad. Últimamente también se produce en los ámbitos laborales: el trabajador (recién contratado) debería hacer su aparición un día específico y, directamente, jamás se presenta en su puesto sin dar ninguna explicación. En general, este tipo de comportamientos son propios de personas inmaduras y que temen el enfrentamiento, por lo que deciden, simplemente, huir.
A veces, se prioriza lo fácil. Tener conversaciones más directas para terminar una relación puede ser desagradable, requiere energía y tiempo
Pero el que se queda sufre. Cuando los mensajes de texto se ignoran, las llamadas se cuelgan y las respuestas no llegan. La persona que no ha recibido una explicación se siente confundida, insegura y sola. ¿Por qué sucede? Según explica la psicóloga Theresa E. DiDonato en 'Psychology Today', hay cuatro razones (y una sorprendente quinta) por las que la otra persona puede practicar el 'ghosting' y no volver a darnos explicaciones.
Conveniencia. A veces, se prioriza lo fácil. Tener conversaciones más directas para terminar una relación puede ser desagradable, requiere energía y tiempo. Ser un fantasma es más sencillo.
Atracción desvanecida. Aburrimiento, pérdida de interés, disminución de la atracción romántica... son cosas que pueden pasarnos a todos. Dejarlo todo y huir en algunas ocasiones, cuando no hay mucho apego, puede parecer un enfoque atractivo para terminar la relación.
Interacciones indeseables. Cuando estás conociendo a alguien y hay algún malentendido o, simplemente, las interacciones pasan de ser divertidas a desagradables, las personas pueden pasar de la atracción a la repulsión.
Seguridad. A veces, muchas personas entablan una relación y notan rápidamente que hablar con la otra persona no les viene bien. Si alguien se vuelve un poco raro y termina de forma abrupta y sin explicación, quizá lo haga para garantizar su propia seguridad.
Varios estudios han demostrado que los fantasmas suelen tener rasgos de la llamada 'Tríada oscura': narcisismo, maquiavelismo y psicopatía
Y aunque las razones para desaparecer pueden ser diferentes y muy variadas, como decíamos al principio, sí que el perfil del que hace 'ghosting' cumple unas características concretas. Varios estudios han demostrado que suelen cumplir los rasgos de la llamada 'Tríada oscura': narcisismo, maquiavelismo y psicopatía. No solo lo llevan a cabo, sino que consideran aceptable que se haga.
Pero, como los estudios cada vez son mayores al respecto, también hay visiones más favorables sobre estos personajes fantasmas. Según un estudio de Timmermans en 2020, a veces las personas se vuelven fantasmas porque quieren proteger a la otra persona de la incómoda conversación de ruptura, del estilo "no me gustas". Es decir, esta quinta razón explica que no tiene una intención cruel. Aun así, ¿es suficiente para justificarlos?
En esta sección hemos tratado el tema del 'ghosting' en otras ocasiones. Esta acepción del inglés, viene a ser una práctica que en la actualidad mucha gente decide llevar a cabo, y que se basa en no volver a dar señales de vida a la persona con la que (parecía) estábamos intimando. Si en el pasado la gente se iba a por tabaco y no volvía, ahora con la proliferación de aplicaciones y redes sociales parece más complicado hacerlo, y por ello, aunque más conectados que nunca, paradójicamente más dejamos de estar disponibles para los demás: simplemente no contestamos, sin previo aviso.