Es noticia
¿Por qué hacemos amigos para toda la vida cuando somos niños?
  1. Alma, Corazón, Vida
VÍNCULOS IRROMPIBLES

¿Por qué hacemos amigos para toda la vida cuando somos niños?

Es un hecho: cuando somos pequeños, entablar una buena amistad es mucho más fácil. Hoy repasamos algunos de los mejores estudios sobre por qué surge esa chispa con otras personas

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

En esta época histórica que nos ha tocado vivir, si algo hemos descubierto con certeza es la importancia de disponer de un círculo íntimo de amigos. La pandemia nos recluyó en pequeñas parcelas sociales para minimizar la posibilidad de ser contagiados, y ahí es donde pudimos ver quiénes son los que más cerca están de nosotros y por qué. Un tiempo para reflexionar, de introspección y contacto íntimo, en el que emergió, en su justa medida, lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Y ahí estaban ellos, los que nunca faltan: los amigos de toda la vida.

Personas con las que no solo pasar un rato agradable o divertido, personas en las que confiamos de manera completa. Muchos aparecieron en la infancia, esa franja de edad en la que tenemos nuestro primer contacto con la sociedad. Cuando somos niños, tendemos a la expansión exterior, dando por garantizado que mucha de esa gente que nos caía bien o con la que solíamos jugar era parte de nuestra familia. A medida que nos hacemos más mayores, nos volvemos más reservados y cada uno acaba replegándose en lo más inmediato o, como mínimo, desligándose en sus verdaderas vocaciones e intereses.

Foto: Fuente: iStock

¿A qué se debe que tengamos más o menos amigos? ¿Estamos de alguna forma programados para ello? "Tradicionalmente, hemos pensado en la amistad como algo cultural, pero en realidad se trata de algo más profundo", asegura Lydia Denworth, psicóloga y autora de un libro sobre la amistad, en un artículo de la 'BBC'. "Al observar a otras especies animales, como los babuinos o los delfines, entendemos hasta qué punto es tan fundamental disfrutar de una amistad cercana con otra persona. Este sentimiento no es necesariamente exclusivo, en el sentido de que acabamos eligiendo a un amigo por encima de todos los demás. Más bien pueden consistir en lazos forjados a lo largo del tiempo con cualquier número de personas que te apoyen".

Amistad animal y humana

Al igual que los humanos, los delfines forjan amistades a través de intereses compartidos. Según un estudio de 2019, los delfines macho que buscan alimento en aguas profundas interactúan con otros y colaboran juntos para hacer la tarea más fácil. Lo curioso es que estos lazos de asociación pueden llegar a durar décadas y son fundamentales para el éxito de apareamiento de cada macho. Por otro lado, los babuinos también forman relaciones sólidas para ayudarse mutuamente a superar las adversidades de la vida adulta. Un estudio de 2003 halló que las amistades entre babuinas adultas aumentaban la tasa de supervivencia de sus bebés.

"El enfoque que tienen los niños es el de amar a la persona con la que estás. En la edad adulta, sin embargo, se necesita un esfuerzo deliberado para hallar nuevas amistades"

¿Qué sucede con los niños? "Alrededor de los cuatro años, los niños comprenden que otras personas pueden tener pensamientos, intereses y sentimientos diferentes a los suyos", observa Eileen Kennedy-Moore, psicóloga clínica. "Esta capacidad emergente, conocida como 'teoría de la mente', ayuda a los niños a hacer amigos. Se vuelven mejores imaginando la perspectiva de otra persona y esto alimenta amistades más íntimas".

Los niños tienen una visión mucho más pragmática de la amistad, ya que acaban formando vínculos estrechos con sus compañeros independientemente de cómo sean. "El enfoque que tienen es el de amar a la persona con la que estás", asegura la psicóloga. "En la edad adulta, sin embargo, se necesita un esfuerzo deliberado para hallar nuevas amistades o cultivarlas".

¿Cuánto tiempo se necesita para ser amigo?

Un estudio cifra en 50 horas las necesarias para que alguien pase de ser un simple conocido a un amigo casual, 90 para que se empiecen a considerar amigos y más de 200 horas para que exista una conexión emocional genuina y resistente al paso del tiempo. "Contar con un buen amigo es como enamorarse", señala Kennedy-Moore. "Las amistades cercanas en la infancia ayudan a los niños a practicar las habilidades que luego pondrán en marcha en sus relaciones íntimas a lo largo de sus vidas. Aprenden de otras personas y de sí mismos a lidiar con sentimientos como la soledad, los celos o la frustración".

Foto: Fuente: iStock.

En general, ayudar a que los niños desarrollen amistades sólidas es el mejor regalo que pueden hacer los padres a sus hijos, puesto que tendrá un impacto muy positivo en su salud mental, pero también física. Un estudio descubrió que mantener amistades cercanas tiene beneficios en la salud cardiovascular y endocrina. Otro, sin ir más lejos, estableció que disponer de amistades sólidas brinda de mayores beneficios para la salud que dejar de fumar, perder peso o hacer ejercicio. Incluso, puede llegar a reducir el riesgo de mortalidad de las personas en un 50%.

Lo importante aquí es la calidad y no la cantidad. Como seguramente el lector sepa por sí mismo, más vale tener pocos amigos, pero muy especiales que muchos y ninguno al que recurrir para hablar de lo que te preocupa o inquieta. Evidentemente, tendremos menos probabilidades de experimentar síntomas relacionados con la depresión o la ansiedad, además de gozar de una mejor autoestima. Al igual que los adultos, los niños con amistades de buena calidad tenían una mayor resiliencia psicológica y una mejor capacidad para hacer frente a los problemas.

En esta época histórica que nos ha tocado vivir, si algo hemos descubierto con certeza es la importancia de disponer de un círculo íntimo de amigos. La pandemia nos recluyó en pequeñas parcelas sociales para minimizar la posibilidad de ser contagiados, y ahí es donde pudimos ver quiénes son los que más cerca están de nosotros y por qué. Un tiempo para reflexionar, de introspección y contacto íntimo, en el que emergió, en su justa medida, lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Y ahí estaban ellos, los que nunca faltan: los amigos de toda la vida.

Psicología Animales Pandemia Niños