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¿Es normal tener un 'crush' aunque tengas pareja? He aquí la respuesta
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¿Es normal tener un 'crush' aunque tengas pareja? He aquí la respuesta

Lo más común del mundo es que te atraigan otras personas pese a que estés comprometido, y a veces incluso puede reforzar los lazos de tu relación, así que lee atentamente

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Aunque estás felizmente casado, no puedes evitar fijar la vista en tu compañera de departamento cada vez que llega a trabajar. Os lleváis fenomenal, compartís confidencias y cervezas, y lo admites, te gusta un poco. Disfrutas en su compañía, piensas bastante en ella cuando estás fuera del trabajo y a veces incluso te permites coquetear un poco. Pero nunca se te ocurriría engañar a tu mujer.

Aun así, te sientes culpable de esos sentimientos que no puedes evitar. ¿Cuánto de normales son?

La mayor parte del mundo cree que estos 'enamoramientos' ('crush', como también se denomina ahora) son cosa de adolescentes, un primer intento torpe de entender una sexualidad que está floreciendo. Los psicólogos, sin embargo, te dirán algo bien distinto, y quizá te sientas aliviado: según Lucía O'Sullivan, de la Universidad de New Brunswick en Canadá, cualquier adulto puede enamorarse (incluso cuando está en una relación que funciona), informa 'Psychology Today'.

Tener un 'crush' significaría una atracción unilateral hacia otra persona sobre la que no tenemos intención real de comunicarnos

Aclaremos: el 'crush' sería una atracción unilateral hacia otra persona sobre la que no tenemos intención real de comunicarnos. Algo así como Petrarca con Laura, si viviésemos en otra época previa al coronavirus. De esta manera, los enamoramientos platónicos se distinguen de otro tipo de atracción romántica que va desde el enamoramiento mutuo al apego.

Las investigaciones previas han demostrado que los enamoramientos de este tipo son bastante comunes entre adolescentes, y ocurren antes de que comiencen a salir o tengan su primera relación romántica. Por ello se consideran un paso temprano en el desarrollo de las habilidades relacionadas con la intimidad. En otras palabras, los adolescentes a menudo experimentan sus primeras atracciones románticas de esta forma porque no saben todavía cómo actuar con sus propios sentimientos.

Pero al mismo tiempo, muchas investigaciones aseguran que también los adultos que tienen relaciones experimentan atracción hacia otras personas (que obviamente no son su pareja). En otras palabras, pueden fantasear con otros a pesar de que aman profundamente a su pareja. Incluso pueden coquetear casualmente con sus 'crushes', a pesar de que no tienen intención de dejarlo ir más allá de eso.

Aquellos con pareja que también suelen tener enamoramientos casuales parecen ser más felices y a veces esto incluso puede fortalecer su relación

Algo más, sobre un estudio llevado a cabo por O'Sullivan y compañeros: las personas en relaciones parecen tener más enamoramientos que las solteras. Puede parecer un hallazgo inesperado, pero tiene sentido: los solteros son más propensos a actuar y no dejan que los sentimientos se queden anclados en el escenario del amor no correspondido. Los que ya tienen pareja, sin embargo, se abstienen de expresarlos para preservar su relación. De todas formas, no hay que asustarse, pues los encuestados con pareja que también tenían enamoramientos casuales parecen ser más felices y a veces esto incluso, por sorprendente que suene, fortalece su relación.

Lo negativo, como no podía ser de otra forma, viene por los sentimientos de culpa. De cualquier manera, los investigadores descubrieron que en realidad hay pocas personas con relaciones que realmente tengan intención de cumplir esas fantasías con sus 'crushes'. Al final hay que pensar que está en nuestra naturaleza sentirnos atraídos por otras personas.

A veces nos atraen personas con las que nunca podremos tener una relación

En definitiva, los enamoramientos pueden servir. A veces son una prueba de sí nuestra relación es verdaderamente fuerte o hay problemas en ella. Los sentimientos de atracción nos llevan a acercarnos a parejas potenciales, pero a veces nos atraen personas con las que nunca podremos tener una relación. La investigación muestra que se necesita tanto la disponibilidad de otros atractivos como una profunda insatisfacción con la relación actual para llevar a una persona a ser infiel a su pareja, así que tampoco te sientas muy culpable si ves que tus ojos, irremediablemente, se mueven errantes hacia otra parte de la oficina.

Aunque estás felizmente casado, no puedes evitar fijar la vista en tu compañera de departamento cada vez que llega a trabajar. Os lleváis fenomenal, compartís confidencias y cervezas, y lo admites, te gusta un poco. Disfrutas en su compañía, piensas bastante en ella cuando estás fuera del trabajo y a veces incluso te permites coquetear un poco. Pero nunca se te ocurriría engañar a tu mujer.

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