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El incidente Yakarta: la espantosa historia del vuelo 009 de British Airways
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El incidente Yakarta: la espantosa historia del vuelo 009 de British Airways

Ofrecemos en exclusiva un capítulo de 'Algo espantoso está a punto de ocurrir' (LGE Libros), el nuevo libro de Pedro Carvalho en el que analiza 25 grandes incidentes aéreos

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

"Señoras y señores, les habla el capitán. Tenemos un pequeño problema. Los cuatro motores se han parado. Confío en que no se angustien demasiado".

Nuestra historia tiene lugar el 24 de junio de 1982 y la protagoniza un Boeing 747-226B. Estos aviones, apodados jumbo, son los más emblemáticos y conocidos de la firma Boeing.

El 747 es un avión comercial tetramotor de gran tamaño y fuselaje ancho. Fue la primera aeronave de pasajeros en contar con doble cubierta. Puede llegar a transportar a 529 personas.

placeholder Boeing 747 de British Airways (iStock)
Boeing 747 de British Airways (iStock)

Ya es de noche. El vuelo 009 de British Airways, que partió originalmente del aeropuerto de Londres-Heathrow (EGLL), tras hacer escala en Bombay y Madras (India) y Kuala Lumpur (Malasia), se dirige a Perth, Australia (YPPH), desde donde partirá hacia Melbourne (también en Australia) y de ahí a su destino final, el aeropuerto de Auckland, en Nueva Zelanda. A los mandos de la aeronave están el experimentado capitán Eric Moody, el primer oficial y copiloto Roger Greaves, y el ingeniero de vuelo Barry Townley. Además hay 12 auxiliares de vuelo y 248 pasajeros. En total hay 263 personas a bordo.

20:30

Pasan unos minutos de las 20:30 horas de Yakarta. La aeronave sobrevuela el océano Índico, al sur de Java. Se trata de un vuelo tranquilo. La mayoría de los pasajeros duermen. El avión se encuentra a su altitud de crucero (33.000 pies) y el capitán Moody aprovecha para ir al aseo. Nadie es consciente de que algo espantoso está a punto de ocurrir.

De repente, un espeso humo empieza a adueñarse de la cabina. En 1982 aún estaba permitido fumar en los vuelos comerciales, pero esto es algo distinto. La tripulación se da cuenta de que este humo tan espeso no es normal y empiezan a preocuparse. Entre tanto, en la cabina de mando, los pilotos se topan con unas chispas en su parabrisas, un fenómeno muy parecido al fuego de San Telmo, pero no puede ser. No hay nubes tormentosas ni indicios de tormenta en el radar meteorológico.

placeholder El fuego de San Telmo es un fenómeno meteorológico muy vistoso que se da en ocasiones cuando un avión cruza nubes de tormenta con carga eléctrica. (Mario Ortega)
El fuego de San Telmo es un fenómeno meteorológico muy vistoso que se da en ocasiones cuando un avión cruza nubes de tormenta con carga eléctrica. (Mario Ortega)

La situación empieza a tornarse aún más extraña cuando los pasajeros empiezan a percibir un intenso olor a azufre. Además, aquellos que pueden ver los motores desde sus asientos observan que tienen un extraño brillo, como si resplandecieran en la oscuridad. Minutos después el extraño brillo se intensifica. Ahora es ya todo el ala el que resplandece en la oscuridad. Entretanto, el humo en el interior de la cabina de pasajeros crece en intensidad. La ya preocupada tripulación busca desesperadamente por si se trata de un incendio.

El olor a azufre se intensifica. Algunos pasajeros se dan cuenta de cómo el humo no deja de salir por las ranuras de ventilación. El capitán Moody regresa del aseo y se
encuentra con esta insólita situación. Los pilotos comprueban que los motores número 1 y 4 —los más exteriores de cada lado— están rodeados de una intensísima luz blanca, como si estuviesen en llamas. Además, las chispas se han convertido en unos enormes chorros de luz que golpean el parabrisas.

La tripulación jamás ha visto una cosa igual. Los pilotos también huelen el humo, pero según el instrumental de abordo no hay ningún incendio. De repente, en ese momento la situación da un giro de 180 grados para pasar a convertirse en aterradora. Los pasajeros pueden ver, horrorizados, como los cuatro motores están en llamas. Chorros de fuego de hasta seis metros de largo salen por la parte de atrás de cada motor.

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Fuente: iStock.

20:42

El motor número cuatro se apaga. Los pilotos inician el procedimiento de apagado de motor cortando rápidamente el flujo de combustible. Menos de un minuto más tarde, es el motor número dos el que deja de funcionar. Los pilotos no han tenido aún tiempo de reaccionar al apagado del motor dos cuando, casi al mismo tiempo, se apagan también los números uno y tres. El 747 está sin motores.

"Necesitan mantener una altitud de al menos 11.500 pies para atravesar la costa de forma segura y no estrellarse"

La tripulación no puede creer lo que está pasando. El vuelo 009 declara emergencia a las 20:44 horas mientras empieza a caer. Se encuentran a unos 37.000 pies de altura y calculan que la aeronave solo podrá seguir planeando durante unos 23 minutos, cubriendo una distancia de 91 millas náuticas (169 km.).

El capitán Moody pone rumbo al aeropuerto de Yakarta, pero el vuelo 009 tiene otro problema adicional: las montañas existentes en la costa sur de la isla de Java. Necesitan mantener una altitud de al menos 11.500 pies para atravesar la costa de forma segura y no estrellarse.

Y además de todo esto, surge un nuevo problema. El ATC de Yakarta les comunica que su radar no puede detectarles, por lo que los pilotos se ven obligados a marcar el código de emergencia 7700 en su transpondedor.

Es aquí cuando el capitán Moody decide dirigirse al pasaje: "Señoras y señores, les habla el capitán. Tenemos un pequeño problema. Los cuatro motores se han parado. Estamos haciendo lo imposible para tenerlos bajo control. Confío en que no se angustien demasiado".

Foto: Lugar del accidente en el que murió Kobe Bryant, en Calabasas, California. (Reuters)

Increíblemente, los pasajeros no reaccionan al catastrófico anuncio con gritos e histeria, sino con una calma extraordinaria, a pesar de ser plenamente conscientes de que casi con seguridad están asistiendo al prólogo de su muerte. Pero las dificultades continúan para los tripulantes: sin los motores los indicadores de velocidad no funcionan. Para seguir intentando rearrancar los motores el avión tiene que mantener la velocidad correcta. Además, sin motores la cabina empieza a despresurizarse. Los aterrorizados pasajeros observan cómo caen las mascarillas de oxígeno sobre sus cabezas. La tripulación también se pone las máscaras, pero la del copiloto Greaves no funciona.

El capitán se ve obligado a algo poco recomendable en esas circunstancias: descender rápidamente a una altitud donde el aire sea respirable y todos se puedan quitar las máscaras de oxígeno. Al ver que el avión incrementa de esa forma su descenso aterroriza aún más a los pasajeros. La situación es ya espantosa. A estas alturas todos están convencidos de que van a morir.

El capitán Moody empieza a reevaluar las pocas opciones que le quedan. Si no consigue reiniciar los motores se verá obligado a dar la vuelta e intentar un amerizaje de emergencia en medio del océano. Pero los motores siguen sin arrancar. Al menos lo han intentado ya veinte veces. De seguir así se estrellarán en pocos minutos.

20:56

De repente, a las 20:56 horas, ocurre un milagro: el motor número cuatro vuelve a funcionar.

Cuando el avión baja de los 12 000 pies vuelve a encenderse el motor número tres. Con dos motores el 747 puede volver a subir y esquivar las peligrosas montañas. Unos segundos después son los motores uno y dos los que vuelven a encenderse. El avión empieza a volar de nuevo con normalidad. Los pilotos no se pueden creer lo que está pasando.

La tripulación comunica la nueva situación al ATC de Yakarta que ya puede localizar al vuelo 009 en su pantalla de radar. El capitán Moody comunica las buenas noticias a los pasajeros: se dirigen a Yakarta donde aterrizarán en unos 15 minutos. Pero la alegría dura poco. Las extrañas luces que aparecieron cuando comenzaron los problemas reaparecen de nuevo. A través del parabrisas vuelven a verse esos extraños chorros de luz.

La tripulación comunica la nueva situación al ATC de Yakarta que ya puede localizar al vuelo 009 en su pantalla de radar

El avión empieza a tambalearse, el motor número dos empieza a sobrecargarse y los cuatro empiezan otra vez a escupir llamaradas. El capitán decide apagar el número dos antes de que falle. Empiezan a volar con solo tres motores.

El vuelo 009 se aproxima al aeropuerto de Yakarta, pero el parabrisas está tan dañado que la visibilidad es casi nula. Además, se encuentran con otra sorpresa desagradable. El ILS del aeropuerto no funciona. Tendrán que aterrizar manualmente. Finalmente, y a pesar de todas las dificultades con las que se encontraron, el 747 aterriza de una pieza. Nadie resulta herido. Todos están sanos y salvos.

¿Qué ocurrió?

Los investigadores determinaron que los daños en los motores fueron causados por atravesar una nube de ceniza volcánica procedente de la erupción del Monte Galunggung. Como la nube de cenizas era árida, no aparecía en la pantalla del radar meteorológico, diseñado para detectar las partículas de humedad de las nubes. La nube, como una especie de fina lluvia de arena, erosionó el parabrisas y las luces de aterrizaje, además de atascar los motores. A medida que la ceniza entraba dentro de los motores, se fue fundiendo en la cámara de combustión y quedó adherida al interior. Una vez que el motor se enfrió por no estar funcionando y el avión descendió fuera de la nube, la ceniza fundida se solidificó y fue expulsada, permitiendo el flujo de aire a través del motor, lo que a su vez se tradujo en la posibilidad de volver a arrancarlo con éxito.

Las nubes de cenizas volcánicas son un grave peligro para la aviación, reduciendo la visibilidad, dañando los controles de vuelo y, en última instancia, causando que los motores a reacción fallen.

Los encuentros entre aviones y cenizas volcánicas ocurren a veces porque las nubes de cenizas son difíciles de distinguir de las nubes ordinarias tanto visualmente como en el radar.

También pueden derivar a grandes distancias de su fuente. La erupción volcánica en Islandia de 2010 envió un enorme penacho de cenizas a través del Atlántico, interrumpiendo el tráfico aéreo en toda Europa Occidental.

Foto: Un coche con ceniza del volcán en la zona de Tacante de Abajo. (Alejandro Martínez Vélez)
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La tripulación del vuelo 009 recibió diversas condecoraciones, así como medallas de la Asociación Británica de Pilotos de Líneas Aéreas (British Air Line Pilots Association, en inglés).

El del vuelo 009 no fue el único suceso de estas características. En 1989, un Boeing 747 de la compañía holandesa KLM experimentó un incidente similar al sufrir un cuádruple fallo de motor tras volar a través de una nube de cenizas emitida por el Mout Redoubt en Alaska. En esta ocasión también hubo un final feliz y la aeronave pudo reiniciar sus motores tras descender a 13 000 pies y hacer un aterrizaje de emergencia en Anchorage.

Desde entonces, las aerolíneas evitan cuidadosamente volar cerca de erupciones volcánicas.

*'Algo espantoso está a punto de ocurrir' (LGE Libros) es el nuevo libro del divulgador aeronáutico Pedro Carvalho, publicado el 10 de noviembre. Desde febrero de 2021 es el responsable de la cuenta de Twitter @PatoAviador que, con más de 55.000 seguidores, se ha convertido en sólo unos meses en uno de los perfiles de referencia sobre aviación en español.

"Señoras y señores, les habla el capitán. Tenemos un pequeño problema. Los cuatro motores se han parado. Confío en que no se angustien demasiado".

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