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Cómo la naturaleza influye en la infancia: la importancia de los espacios verdes
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Cómo la naturaleza influye en la infancia: la importancia de los espacios verdes

Los resultados de una investigación a 27.372 niños residentes del área metropolitana de Vancouver, en Canadá, durante sus primeros cinco años de vida hablan por sí solos

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Con la pandemia de coronavirus, hemos visto cómo muchas familias pudientes han huido, literalmente, de las grandes ciudades asfaltadas. El confinamiento ya puso sobre la mesa del debate sociopolítico la necesidad del espacio para un mejor desarrollo personal, una idea que, por muy evidente que pueda resultar, es obviada por un sistema que a lo largo del año pasado, pero también antes y después de este, no tiene en cuenta la vivienda, por ejemplo, y el contexto de la misma, como un derecho básico pero también como una solución a grandes problemas. Sin embargo, la investigación lo subraya: Pasar tiempo en la naturaleza promueve el desarrollo de la primera infancia.

Así ha concluido un estudio realizado por investigadores de la facultad de silvicultura y la facultad de medicina de la UBC. Para llevarlo a cabo, analizaron por puntuaciones de desarrollo a 27.372 niños residentes en el área metropolitana de Metro Vancouver (Vancouver, Canadá) entre 2005 y 2011, durante el período en el que asistieron a guardería. Primero, calcularon la cantidad de espacio verde alrededor de la residencia de cada niño durante sus primeros cinco años de vida. Después, evaluaron los niveles de contaminación del aire en relación con el tráfico y al ruido de cada zona de residencia. Lo que querían averiguar es cómo estos detalles influían en el crecimiento de los pequeños, prestando especial atención a los elementos naturales que podían tener a su alrededor.

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"A la mayoría de los niños les estaba yendo bien en su desarrollo, en términos de habilidades lingüísticas, capacidad cognitiva, socialización y otros resultados", apunta Ingrid Jarvis, autora del estudio. Sin embargo, Jarvis destaca que "lo interesante es que los niños que viven en un lugar residencial con más vegetación y entornos naturales más ricos mostraron un mejor desarrollo general que sus compañeros con viviendas en espacios menos verdes".

Poca investigación al respecto

Según los investigadores, el motivo de estas diferencias radica en la importancia de la vegetación para evitar efectos nocivos que los entornos urbanos acumulan, desde contaminación del aire a contaminación lumínica, ruido e incluso el propio ritmo vital que generan las grandes urbes. Se trata de desafíos ambientales que, por otro lado, ya han demostrado que afectan negativamente la salud de niños y mayores (además de lo mencionado, se producen factores indirectos como el aumento del estrés, las alteraciones del sueño y el daño del sistema nervioso central).

De esta forma, los resultados eran evidentes. Elementos como árboles en las calles, parques y jardines comunitarios, sin ir más lejos, condicionan el desarrollo infantil, aseguran los autores. "Pocos estudios han investigado esta vía que vincula el espacio verde y los resultados del desarrollo entre los niños", señala Jarvis.

"Los esfuerzos de planificación urbana para aumentar el espacio verde en los vecindarios residenciales y alrededor de las escuelas son beneficiosos"

Mientras la lucha por el cambio climático crece, y lo hace especialmente en las conciencias de la población más joven que ve peligrar su futuro en el planeta, los investigadores reclaman más financiación, pero también más escucha política a evidencias que nos determinan. Matilda van den Bosch, coautora del estudio, apunta que "nuestros hallazgos sugieren que los esfuerzos de planificación urbana para aumentar el espacio verde en los vecindarios residenciales y alrededor de las escuelas son beneficiosos para el desarrollo de la primera infancia, con posibles beneficios para la salud a lo largo de la vida".

Los beneficios de estar cerca de la naturaleza

Para el estudio fue fundamental la participación de los maestros y maestras de los jardines de infancia a los que acudían los menores. Por medio de una encuesta, fueron aquellos los que indicaron las capacidades que notaban o no en su alumnado, aunque sin saber que estas estaban marcadas por la naturaleza que rodeaba al niño.

En palabras de las autoras: "El tiempo en la naturaleza nos beneficia a todos, pero si queremos que nuestros hijos tengan una buena ventaja, es importante proporcionar un entorno enriquecedor a través del contacto con la naturaleza. El acceso al espacio verde desde una edad muy temprana puede ayudar a garantizar un buen desarrollo social, emocional y mental entre los niños".

Con la pandemia de coronavirus, hemos visto cómo muchas familias pudientes han huido, literalmente, de las grandes ciudades asfaltadas. El confinamiento ya puso sobre la mesa del debate sociopolítico la necesidad del espacio para un mejor desarrollo personal, una idea que, por muy evidente que pueda resultar, es obviada por un sistema que a lo largo del año pasado, pero también antes y después de este, no tiene en cuenta la vivienda, por ejemplo, y el contexto de la misma, como un derecho básico pero también como una solución a grandes problemas. Sin embargo, la investigación lo subraya: Pasar tiempo en la naturaleza promueve el desarrollo de la primera infancia.

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