Unos padres pagan la deuda de 20 céntimos de su hijo y su mensaje se hace viral

Comprar en las tiendas de barrio o hacerlo en grandes almacenes y gigantes del comercio electrónico. Es una disyuntiva a la que se enfrentan cada día millones de personas en todo el mundo y que, inexorablemente, se está decantando a favor de quienes venden online por la facilidad que supone hacer el pedido a cualquier hora y que te lo lleven directamente a casa.

Sin embargo, el comercio más cercano siempre está ahí, pendiente de las necesidades de sus clientes y ofreciendo un trato personalizado y más humano. Ahora, el propietario de una de esas pequeñas tiendas de barrio ha querido agradecer el gesto de uno de sus clientes con un mensaje en las redes sociales que se ha vuelto viral rápidamente.

Todo sucedía el pasado jueves 28 de octubre, cuando un trabajador de una librería de Huesca se encontró una nota por debajo de la puerta al ir a abrir. El mensaje decía lo siguiente: "Buenos días. Ayer sobre las 19:00 compró mi hijo un block de Oxford y 3 rollos de forro para libros. Le faltaban 20 céntimos. Muchas gracias". Y junto a la nota dejaron una moneda de 20 céntimos.

"Nos encanta nuestro trabajo"

Los propietarios de la librería Santos Ochoa quisieron agradecer este gesto y publicaron un mensaje en su cuenta de Instagram: "Hoy os queremos enseñar con lo que nos hemos encontrado en la puerta de nuestra tienda de Pasaje Arcoíris al abrir por la mañana". Y, además de la fotografía de la nota y la moneda, escribieron unas líneas.

"Esta nota y los 20 céntimos demuestran la buena gente que son nuestr@s client@s"

"Esta nota y los 20 céntimos, que nos demuestran la buena gente que son nuestr@s client@s, no por los céntimos sino por la preocupación de es@ madre/padre y de volver hasta nuestra tienda. No sabemos quién lo ha dejado, pero nos encantaría conocerte y agradecerte el detalle. Por cosas así, ¡¡¡¡nos encanta nuestro trabajo!!!!"

El mensaje no ha tardado en hacerse viral y son muchos los que valoran el gesto de esos padres, que no dudaron en volver a la tienda para pagar lo que debían, pero también el de los trabajadores de la tienda. Son un ejemplo de ese pequeño comercio que lucha por sobrevivir en un mundo globalizado, pero que siguen siendo el corazón de los barrios de nuestro país.