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Los Guanches: la historia sepultada de un pueblo enigmático
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Linajes mitocondriales

Los Guanches: la historia sepultada de un pueblo enigmático

“De todos los infortunios que afligen la humanidad, el más amargoes que tenemos conciencia de mucho y control de nada.”Heródoto. La

Foto: Estatuas de reyes aborígenes en la Plaza de la Candelaria de Tenerife (Fuente: iStock)
Estatuas de reyes aborígenes en la Plaza de la Candelaria de Tenerife (Fuente: iStock)

“De todos los infortunios que afligen la humanidad, el más amargo

es que tenemos conciencia de mucho y control de nada.”

Heródoto.

La genética habla por sí misma en un tiempo de revelaciones científicas imparables. Hace años lo tocante al ADN era una ecuación sin solución, una caprichosa y acaracolada sucesión de enlaces de azúcares y fosfatos. Hoy, es un libro abierto o casi.

Cuando parecía que Europa en el siglo XV se asomaba a África, gentes de El Magreb ya se habían dado un paseo por las islas Canarias, no probablemente a las más alejadas, pero si a Lanzarote, Fuerteventura y muy probablemente, a Gran Canaria. Ellos, los llamados hombres azules por su peculiar indumentaria; no eran otros que los Bereberes.

Hacia 1403, el explorador normando Jean de Bethencourt ya había conquistado para Castilla y su visionario rey Enrique III (patrocinador también de la embajada a Tamerlan presidida por el inolvidable Ruy González de Clavijo) las islas de Lanzarote y Fuerteventura, sumergiendo en las aguas bautismales a los irredentos guanches, unos combatientes de aquí te espero. Se hace necesario destacar que el choque entre los indígenas canarios y las tropas castellanas fue brutal. Basta con decir que conseguir la dominación de los isleños llevaría un siglo; ello es un indicador suficiente para entender que aquello no fue un paseo militar.

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A este audaz y comisionado explorador normando, le siguieron otros muchos. Guillen Castellano (1480), el rey isleño cristianizado Fernando Guanarteme (Tenesor Semidán antes de pasar por la pila bautismal), el ilustre capitán aragonés Juan Rejón que hacia 1481, delegado por los Reyes Católicos y al servicio de la Armada Castellana, moriría asesinado en una emboscada en La Gomera, y así, otros tantos.

No, no fue tarea fácil, sino más bien coral y en ocasiones, no carente de fricciones entre los gobernadores designados por los reyes peninsulares que, no querían reducir su cuota de protagonismo.

Como decían Zecharia Setchin, el famoso y controvertido científico de formación clásica a la par que autodidacta con sus atrevidas teorías no exentas – algunas de ellas - de fundamento, o el multidisciplinar Alan F. Alford en su asombroso libro Los Dioses del Nuevo Milenio; los ancestrales Bereberes están ahí aún hoy esquivando todas las preguntas, sin alcanzar estas una conclusión aceptable.

"Los Bereberes llegaron al archipiélago en grandes cantidades a juzgar por las huellas arqueológicas dejadas"

Articular una teoría lineal e impecable sobre la gran incógnita en lo que se refiere a la aparición de este ancestral pueblo y como pudo dar ese salto de algo más de un centenar de kilómetros en una época en la que la navegación atlántica (suponemos) estaba en pañales, no es moco de pavo. Docenas de científicos, antropólogos y arqueólogos han intentado desentrañar este galimatías sin éxito.

Si bien es cierto que hay eslabones de la cadena que arrojan luz (los guanches primigenios tenían raíces filológicas líbico – bereberes), lamentablemente a pesar de la resistencia a ultranza de este pueblo venido de la noche de los tiempos, los castellanos en su imparable avance durante la conquista del archipiélago, acabarían exterminando a la inmensa mayoría de la población masculina. Hoy, queda en la trazabilidad de las mujeres canarias (vía mitocondrial), y en la población en general, el relato del genoma portante que podría en algún momento revelar algo más impactante. No hay que olvidar que estudios relativamente recientes han evidenciado que los canarios actuales tienen casi un 60% de la atávica carga genética bereber trasmitida por vía materna.

Los linajes mitocondriales presentes en el archipiélago canario determinan que los primeros habitantes isleños tenían una nítida procedencia del Magreb y en menor medida, del África subsahariana (probablemente de la antigua Mauritania romana que no tiene nada que ver con la disposición geográfica de la actual). Se calcula de forma muy imprecisa que pudieron trasladarse a las islas alrededor del primer siglo d.C. Y hay más, dicha trazabilidad del genoma arroja un dato importante tal que es que los Bereberes llegaron al archipiélago en grandes cantidades a juzgar por las huellas arqueológicas dejadas por los suministros, armas y esqueletos de animales datados por carbono 14, lo que hace suponer que venían pertrechados con la idea de asentarse.

"¿Cómo llegaron a las Islas Canarias? Hoy por hoy no se ha encontrado una teoría sólida que sustente un veredicto irrefutable"

Una de las teorías más plausibles es que el antiguo desierto del Sahara en su época marina (ver pinturas de navegantes en las Cuevas de Tassili – Argelia y de Tibesti en Chad ambas en medio del desierto profundo), sufriera una paulatina o acelerada desecación. Ello, obligaría a una emigración forzada de los autóctonos.

Pero lo más desconcertante, es que los primeros colonizadores del archipiélago (pilotos normandos y tropa castellana) según rezan las crónicas, hablaban profusamente de que los asentados en las islas no sabían navegar. Entonces ¿cómo llegaron a las islas Canarias? Hoy por hoy no se ha encontrado una teoría sólida que sustente un veredicto irrefutable.

Es desconcertante recomponer el puzzle de aquellos titanes Guanches, gentes fascinantes que habitaron en un paraíso y que perviven en el espíritu del actual pueblo canario. La verdad es que el enigma de este ancestral pueblo a día de hoy tiene una esgrima difícil.

En la universidad de Tenerife hay una mujer encomiable que ha volcado su vida profesional en la búsqueda de respuestas consistentes frente a este reto; ella es Rosa Fregel, ilustre profesora de genética y microbiología. Con este tema me temo que no gana para Biodraminas.

“De todos los infortunios que afligen la humanidad, el más amargo

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