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Cuándo tienes que preocuparte por llevar demasiado tiempo sin tener sexo
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¿calidad o cantidad?

Cuándo tienes que preocuparte por llevar demasiado tiempo sin tener sexo

Las diferentes etapas de la vida, como tener un bebé o aceptar un nuevo trabajo estresante, también pueden conducir a períodos de sequía, pero, ¿qué se considera 'normal'?

Foto: Fuente: iStock.
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Aunque todos querríamos tener unas relaciones sexuales idílicas, dignas de la mejor película del género, a la hora de la verdad las cosas son un poco más complicadas. La rutina, el trabajo y las obligaciones nos llevan, conforme vamos haciéndonos mayores, a no poder dedicar todo el tiempo que querríamos a esa cuestión tan fundamental en la vida de una pareja.

Quizá un día te levantes dudando cuándo fue la última vez que tuviste sexo con tu pareja, y es normal entonces que te asalten las dudas y el miedo sobre qué es normal. Nos guste o no, tendemos a compararnos con los demás para sentirnos más seguros. Pero, ¿qué marca la normalidad? Según explica la sexóloga Carol Queen en 'Mel Magazine', la frecuencia está marcada por varios factores: las necesidades sexuales de una pareja, su frecuencia ideal, si son abiertas o monógamas, el contexto actual de su relación y el papel que juega el sexo en sus sentimientos de amor y conexión.

La duración de esos períodos depende de la pareja y de la situación en la que se encuentren. Las diferentes etapas de la vida, como tener un bebé o aceptar un nuevo trabajo estresante, también pueden conducir a períodos de menos sexo, y las condiciones físicas o mentales como la ansiedad y la depresión también pueden causar interrupciones temporales. Algunos solo necesitan horas o días para recuperarse, otros meses o incluso años para procesar problemas complicados como el trauma, la salud mental o la imagen corporal. De cualquier manera, Queen dice que es importante analizar por qué cada miembro de la pareja está preocupado por la falta de sexo, especialmente si no se encuentran en sintonía (un miembro quiere más que el otro).

Existen dos tipos de deseo sexual: receptivo y espontáneo. El primero significa que es posible que no se sienta deseo antes de comenzar, pero podría aparecer como una respuesta a la estimulación física

Más allá de las pausas temporales, existe otra razón, según la sexóloga, para la disminución de la frecuencia de las relaciones sexuales: las personas que tienen relaciones a largo plazo tienden a experimentar un tipo de deseo diferente al que tenían cuando se juntaron por primera vez. Sobre todo a medida que envejecen. Existen dos tipos de deseo sexual: receptivo y espontáneo. El deseo espontáneo generalmente es impulsado por hormonas, y es un impulso biológico. El receptivo, sin embargo, significa que es posible que no se sienta deseo antes de comenzar, pero podría aparecer como una respuesta a la estimulación física (por ejemplo, un beso en el cuello). A medida que envejecemos sentimos más este tipo de deseo, pero mucha gente no se da cuenta de ello y piensa que, simplemente, no tiene ganas de tener relaciones.

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Por ello mismo es importante programar las relaciones sexuales cuando la pareja lleva mucho tiempo junta, aunque suene a tópico. Es ideal tener sexo al menos una vez a la semana, pues es beneficioso para la salud, pero no tiene por qué ser penetración, sino que la prioridad (besos, juegos, tocamientos, etcétera) debe ser sentirse bien y tener placer. Dicho esto, es importante que la programación no se convierta en una fuente de estrés en sí misma.

Lo importante es que nadie te diga cuánto sexo debes tener. No es la cantidad, es la calidad

Lo importante es que nadie te diga cuánto sexo debes tener. No es la cantidad, es la calidad. Si tienes relaciones sexuales dos veces al mes y lo pasas fenomenal, está bien, no hay nada de malo, no estás roto. Pero si no ha tenido relaciones sexuales durante dos años quizá entonces tengas que estudiar más a fondo cuál es el problema, para el que, por supuesto, siempre habrá una solución.

Aunque todos querríamos tener unas relaciones sexuales idílicas, dignas de la mejor película del género, a la hora de la verdad las cosas son un poco más complicadas. La rutina, el trabajo y las obligaciones nos llevan, conforme vamos haciéndonos mayores, a no poder dedicar todo el tiempo que querríamos a esa cuestión tan fundamental en la vida de una pareja.

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