El duelo definitivo entre gatos y perros: ¿quién es más inteligente?
El debate está servido, pero resulta que la respuesta no es tan sencilla como podíamos imaginar entre el mejor y el segundo mejor amigo del hombre
Durante miles de años el ser humano se ha hecho grandes preguntas acerca de sí mismo y su entorno, y una de las más profundas y frecuentes es si son los perros o los gatos los animales domésticos más inteligentes. Ambos tienen papeletas para serlo, pues con la domesticación han conseguido un hito con el que mucha gente soñaría: conseguir alimento y un hogar seguro sin tener que hacer nada especial más que ser monos.
El debate está servido, pero resulta que la respuesta no es tan sencilla como podíamos imaginar. Un estudio reciente trata de dar la respuesta, aunque como explica Alexandra Horowitz, investigadora principal: "No estudiamos la inteligencia per se, observamos diferentes aspectos de la cognición". De hecho, como indica 'Science Alert', cuestiona ese hábito tan humano de comparar la inteligencia entre especies.
"Por decirlo de forma simple, los gatos son inteligentes en cosas concernientes a los gatos y los perros en cosas de perros. No creo que tenga sentido hablar sobre la 'inteligencia' relativa de las especies", explica. Preguntar si un perro es más inteligente que un gato es como preguntar si un martillo es mejor que un destornillador, básicamente, por mucho que los properros y progatos se enzarcen en cruentas batallas.
La inteligencia animal se divide en tres áreas que son la capacidad de resolución de problemas, la capacidad de formar conceptos generales a partir de experiencias concretas específicas y la inteligencia social
Pero, si tenemos que acotar: la inteligencia animal se divide en tres áreas que son la capacidad de resolución de problemas, la capacidad de formar conceptos generales a partir de experiencias concretas específicas y la inteligencia social. Sorprendentemente y a pesar de su mala fama, los gatos muestran un alto grado de inteligencia social, a menudo al mismo nivel que los perros: pueden distinguir entre sus nombres y palabras que suenan iguales y se ha demostrado que prefieren las interacciones humanas a los juguetes.
En uno de esos raros estudios que compararon gatos y perros, los investigadores no encontraron diferencias significativas entre la capacidad de ambas especies para encontrar comida oculta haciendo caso a las señales de un ser humano, aunque indicaron que los gatos carecían de algunos componentes de comportamiento para llamar la atención, que los perros sí tienen.
Una creencia común es que el tamaño del cerebro dicta la inteligencia relativa, y si eso fuera siempre cierto, los perros parecerían prevalecer
Luego, está el tamaño del cerebro. Una creencia común es que el tamaño del cerebro dicta la inteligencia relativa, y si eso fuera siempre cierto, los perros parecerían prevalecer. En un estudio realizando con simios, aves, monos, perros, lémures y elefantes se concluyó que cuanto mayor era el tamaño del cerebro de un animal, más autocontrol mostraba. Pero hay un inconveniente: los gatos no se incluyeron en la prueba. Y, al final se les trata diferente, pues a menudo a los perros se les dan más oportunidades para socializar (yendo a clases o a parques con otros perros), cosa que no se hacen con los gatos.
Entonces, en última instancia, ¿quién gana? La conclusión puede ser que se debe apreciar el tipo de inteligencia de cada mascota sin comparar, especialmente la social, que es la que los convierte en compañeros encantadores.
Durante miles de años el ser humano se ha hecho grandes preguntas acerca de sí mismo y su entorno, y una de las más profundas y frecuentes es si son los perros o los gatos los animales domésticos más inteligentes. Ambos tienen papeletas para serlo, pues con la domesticación han conseguido un hito con el que mucha gente soñaría: conseguir alimento y un hogar seguro sin tener que hacer nada especial más que ser monos.