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La perturbadora historia de la isla de las muñecas
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La perturbadora historia de la isla de las muñecas

Xochimilco está sumida en el silencio y de sus árboles cuelgan cientos de muñecas rotas y desmembradas. Su dueño, ya fallecido, pretendía luchar contra los malos espíritus con ellas

Foto: Fuente: Wikimedia.
Fuente: Wikimedia.

Una isla sumida en el silencio más absoluto, con un paisaje aterrador: el viajero que se atreva a acercarse se topará con miles de muñecas abandonadas, rotas y solas, sumidas en la pena de quien antes tenía dueño y ahora lo ha perdido todo. Podría ser el inicio de un thriller que pretende ponernos la piel de gallina, pero en realidad, con lo enorme que es el mundo, no es raro encontrar lugares extraordinarios, y Xochimilco es uno de ellos.

Es tan solo una de las pequeñas islas que se encuentran a unos 20 kilómetros al sur de Ciudad de México. Sin embargo, Xochimilco es probablemente la más famosa de todas por su perturbadora y macabra historia. Además de las muñecas que dan el sobrenombre a la isla, también hay una pequeña casa que en otro tiempo fue habitada por Julián Santana Barrera, un hombre que vivió en la zona durante más de 25 años, pero que desgraciadamente falleció en 2001, dejando la isla completamente inhabitada.

La joven muerta le atormentaba apareciendo en sus sueños, por lo que decidió comenzar a colocar muñecas que encontraba en la basura, con la idea de que le protegerían ahuyentando su alma

El escenario es fantasmagórico. Las muñecas cuelgan de árboles, cubiertas de telarañas e insectos, están desmembradas y les faltan los ojos, observando al que se atreve a llegar solamente con sus cuencas. Santana comenzó en la década de los 50 a colgar las muñecas, como protección contra los malos espíritus. Según la leyenda más famosa, estaba merodeando por la isla unos años antes cuando se encontró el cadáver de una niña ahogada, que se había enredado entre los lirios del canal. Comenzó entonces a experimentar situaciones inexplicables y la joven le atormentaba apareciendo en sus sueños, por lo que decidió comenzar a colocar muñecas que encontraba en la basura, con la idea de que le protegerían ahuyentando el alma de la fallecida.

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Al parecer, lo que más le habría perturbado habría sido encontrar una muñeca perdida y abandonada en el agua, al poco tiempo de aparecer el cadáver de la joven, y esa habría sido la razón por la que decidió recolectar muñecas y colgarlas de los árboles. Como es lógico, todos los visitantes que pasaban por la zona se interesaban por lo curioso de su historia, y Santana decidió aprovechar el tirón e instaba a la gente (principalmente a los jóvenes) a acercarse. Estos, a su vez, le regalaban muñecas como agradecimiento, para que aumentase la colección.

El sobrino se alejó, para ver cómo se encontraba el ganado que pastaba por aquella zona, y cuando volvió, Santana había fallecido y se encontraba flotando en el río

La isla había sido famosa en otro tiempo, cuando el cineasta mexicano Emilio 'el indio' Fernández filmó en ella la película 'María Candelaria', pero fue a partir de los 80 con la historia de Santana cuando resurgió. ¿Fue real o una simple leyenda inventada por el propio propietario de las muñecas? Es difícil saberlo. Sorprendentemente, lo que confiere mayor tragedia a toda esta increíble historia es que el propio Santana acabaría sufriendo un destino muy parecido al de la joven, inventada o no.

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En el año 2001, Santana pescaba en uno de los canales de la isla, acompañado de su sobrino. Mientras lo hacían, le confesó que una de las sirenas que habitaban en las aguas se lo quería llevar con ella desde hacía mucho tiempo. En un momento dado el sobrino se alejó, para ver cómo se encontraba el ganado que pastaba por aquella zona, y cuando volvió, Santana había fallecido y se encontraba flotando en el río. ¿La causa de la muerte? Según la autopsia, un infarto fulminante.

Desde ese momento, la Isla de las muñecas se ha quedado vacía, las muñecas solitarias las únicas testigos de otro tiempo. La única manera de acceder a la isla es mediante trajinera (un tipo de embarcación mexicana), y aún a día de hoy muchas personas se niegan a llegar por las supersticiones. Además de las muñecas colocadas estratégicamente por la isla, también hay un pequeño museo con una tienda y tres habitaciones, una de las cuales parece haber sido un dormitorio donde se encuentra Agustinita, la que fue muñeca favorita de Julián, entre todas las que le hicieron compañía y quizá le acompañaron espiritualmente en su último viaje, para que se sintiese menos solo.

Una isla sumida en el silencio más absoluto, con un paisaje aterrador: el viajero que se atreva a acercarse se topará con miles de muñecas abandonadas, rotas y solas, sumidas en la pena de quien antes tenía dueño y ahora lo ha perdido todo. Podría ser el inicio de un thriller que pretende ponernos la piel de gallina, pero en realidad, con lo enorme que es el mundo, no es raro encontrar lugares extraordinarios, y Xochimilco es uno de ellos.

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