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Rayos UV en la escuela: una extraña práctica soviética que comenzó en Gran Bretaña
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No es un capítulo de 'Black Mirror'

Rayos UV en la escuela: una extraña práctica soviética que comenzó en Gran Bretaña

Primera mitad de siglo XX, las bases asentadas de un sistema industrialista se desarrollaban sin parar. La medicina también se industrializaba, la máquina lo era todo. De repente, un médico británico descubre la vitamina D

Foto: Fuente: Archivos Federales alemanes
Fuente: Archivos Federales alemanes

Estás en el colegio y llega la hora del recreo, pero en lugar de agarrar tu bocadillo y salir al aire libre lo que agarras son unas gafas de sol, te las pones, y te desvistes. Todos tus compañeros se desvisten y os situáis frente a una lámpara enorme de rayos ultravioleta. Apagan la luz, encienden la lámpara. Os quedáis ahí, en ropa interior, durante minutos, sin jugar, sin hablar, concentrados en la vitamina D que vuestro cuerpo está absorbiendo, aunque no entendáis mucho qué es la vitamina D. Este fue el día a día en las escuelas soviéticas durante décadas, y algunas de las imágenes que lo evidencian recorren las redes en la actualidad generando asombro y curiosidad. ¿Por qué los niños no salían simplemente a tomar el sol? ¿Qué tipo de práctica era y qué ha ocurrido con ella?

Las fotografías, recogidas por el centro de documentación de National Geographic, pueden parecer a nuestros ojos propias de una película de terror o de algún capítulo de una especie de 'Black Mirror' sobre el pasado. Nada más lejos de la realidad. Se trata de la terapia de luz, y existió, y fue popular, muy popular durante años.

Para empezar, hay que situar el contexto climático de Rusia. Si piensas en este país no te vendrá a la cabeza el combo de sol, calor y playa. Ahí tienes la clave. Los tres elementos existen, por supuesto, pero Rusia no se caracteriza precisamente por ellos. El frío y la luz natural escasa ha determinado a su población durante siglos, y con ello a las actividades y a la forma de vida que las personas llevan. No obstante, esto no es suficiente para enmarcar el significado de las imágenes de niñas y niños absorbiendo luz, literalmente, en habitaciones cerradas. Hace falta un contexto histórico.

La medicina también se industrializaba

Si estás pensando en ello como una experiencia completamente extraña y lejana, te equivocas. Esta práctica médica, además de ser real, no comenzó en Rusia sino en Reino Unido, y pronto se extendió por otras partes del mundo a principios del siglo XX, popularizándose en las dos primeras décadas del siglo. Como apunta Louise Atkinson en un extenso reportaje para ‘Daily Mail’, “la 'terapia de rayos de sol' posterior a la Segunda Guerra Mundial fue ampliamente defendida en todo el Reino Unido como un antídoto para todo, desde infecciones de garganta hasta acné”.

Situémonos. Primera mitad de siglo, las bases asentadas de un sistema industrialista se desarrollaban sin parar. La medicina también se industrializaba, la máquina era el progreso, lo era todo. De repente, un médico británico, Sir. Edward Mellanby, descubre la vitamina D en 1918, experimentando con perros, induciéndoles carencias y luego curándolos administrándoles hígado de bacalao. Bienvenidos los suplementos nutricionales.

Para entonces ya se habían relacionado numerosos síntomas y patologías con carencias nutricionales y restricciones ambientales concretas. Esto no era nada nuevo. Pese a ello, nadie parecía estar por la labor de hilar ambas variables: tu clase social, tu situación económica y tu espacio de desarrollo determinan tu salud.

placeholder Fuente: Manchester University Press Open Access Content
Fuente: Manchester University Press Open Access Content

Una "enfermedad inglesa"

La falta de luz solar genera muchos efectos en el cuerpo humano, pero uno de ellos preocupó a la comunidad científica durante décadas. De hecho, ya lo hacía antes, durante siglos, aunque la ciencia no había llegado a averiguar la relación directa entre este déficit y el llamado raquitismo: cabeza aplanada, fontanelas agrandadas, huesos que se curvan (especialmente los más largos del cuerpo, provocando otras dolencias por la falta de equilibrio). En definitiva, un sinfín de deformidades en brazos, cadera y piernas que provocan que la persona deje de crecer, pero los huesos se siguen doblando y el pecho se llena de protuberancias. Desde que existen registros médicos, el raquitismo ha estado presente en las sociedades, incluso más allá de los escritos de este tipo, también queda recogido en el arte, desde la literatura hasta la pintura.

Sin embargo, el conocimiento sobre qué estaba ocurriendo en aquellas personas que lo sufrían no comenzó a tomar forma hasta el año 1645, con la publicación de un tratado de David Whistler llamado "De morbo puerile anglorum" ("Sobre la enfermedad de los niños ingleses"). Empezó entonces el verdadero debate. Fueron así surgiendo teorías y propuestas para combatir a la que ya se conocía como “enfermedad inglesa” y que afectaba a miles de niños. De la misma forma, empezaron a aparecer enfoques experimentalistas, entre ellos el de Mellanby.

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Fuente: Manchester University Press Open Access Content

Según apunta la Universidad de Manchester, un suplemento de 'The Times' publicado en 1928 se dedicó a la relación entre luz y salud. Se trataba de “un conjunto de imágenes fascinante, incluso confuso, que a la vez explicaba e impulsaba el interés popular en el valor terapéutico de la luz”. No era más que el reflejo de un apoyo abrumador de la luz como “panacea” para mejorar la salud nacional. En 1928, esta práctica alcanzó su cenit de elogio público. No obstante, según sostiene la institución, la terapia con luz fue inventada en la década de 1890 por el médico Niels Finsen, premio Nobel danés, que habría tratado así a la reina Alexandra; y esta, satisfecha, la institucionalizó en Gran Bretaña.

De la desaparición en Inglaterra al arraigo en Rusia

La prensa del momento muestra el “boom” que durante los felices años veinte alcanzó la preocupación de padres y madres porque sus hijos pudieran caer enfermos por no tomar suficiente luz solar. Aquella preocupación se convirtió en una especie de conciencia colectiva, pero no duró demasiado. En 1927, Dora Colebrook había llevado a cabo un amplio estudio en el que analizó la aplicación de la luz sobre el sinfín de problemas de salud para los que se estaba recetando, y no encontró efecto reseñable para la mayoría. Aquello marcó, de una forma u otra, el camino de la desaparición paulatina de los focos como práctica clínica, pero no de inmediato ni en todas partes.

Según refleja un estudio sobre publicaciones médicas rusas elaborado por los investigadores británicos Charlotte Kühlbrandt y Martin McKee y publicado en la revista científica ‘Journal of the Royal Society of Medicine’, si para el comienzo de la segunda mitad de siglo, tras la Segunda Guerra Mundial, en Inglaterra y otros países de Europa donde había llegado la terapia lumínica ya solo se daba en casos puntuales, la práctica no dejó de crecer y arraigarse en la Rusia soviética, donde aún en la década de los ochenta se registraba un gran número de casos de menores con malformaciones y raquitismo.

"Mientras en Occidente crecían las farmacéuticas y los suplementos vitamínicos en forma de cápsula o pastilla, Rusia destacaba por otro tipo de infraestructuras, las de producción industrial"

Prueba de ello son precisamente las imágenes a color que aparecen en las redes (y que puedes ver al inicio del artículo), algunas de ellas tomadas por los fotógrafos Joe McNally y Dean Conger para National Geographic y otras realizadas por Wally McNamee incluidas en el catálogo de Getty. En el primer caso, las imágenes fueron tomadas en localidades de la Laponia rusa, de ahí la necesidad de acudir también a la lógica climática para entenderlas. Para el segundo caso, fechadas en 1987 en la localidad rusa de Stávropol, al suroeste del país y cerca de la frontera con Georgia, los pies de foto originales indicaban que se trata de un “tratamiento de fototerapia en un colegio con el objetivo de reducir los efectos del largo y oscuro invierno ruso”.

¿Por qué la luz se afianzó tanto en Rusia? Mientras en Occidente crecían las farmacéuticas y los suplementos vitamínicos en forma de cápsula o pastilla, Rusia destacaba por otro tipo de infraestructuras, las de producción industrial. La electricidad tenía un papel central en el imaginario ideológico de la URSS. Además, su sistema sanitario se basaba en el enfoque preventivista, así comenzaron a fabricarse lámparas y lámparas de rayos ultravioleta para niños y mayores que en la actualidad aún se utilizan en algunas zonas.

Estás en el colegio y llega la hora del recreo, pero en lugar de agarrar tu bocadillo y salir al aire libre lo que agarras son unas gafas de sol, te las pones, y te desvistes. Todos tus compañeros se desvisten y os situáis frente a una lámpara enorme de rayos ultravioleta. Apagan la luz, encienden la lámpara. Os quedáis ahí, en ropa interior, durante minutos, sin jugar, sin hablar, concentrados en la vitamina D que vuestro cuerpo está absorbiendo, aunque no entendáis mucho qué es la vitamina D. Este fue el día a día en las escuelas soviéticas durante décadas, y algunas de las imágenes que lo evidencian recorren las redes en la actualidad generando asombro y curiosidad. ¿Por qué los niños no salían simplemente a tomar el sol? ¿Qué tipo de práctica era y qué ha ocurrido con ella?

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