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Los perros saben cuándo mientes y cuándo estás siendo sincero
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No le mientas a tu perro

Los perros saben cuándo mientes y cuándo estás siendo sincero

Tu perro, ese que te sigue a todas partes y se sienta a mirarte fijamente sabe más de ti de lo que piensas gracias a no

Foto: Fuente: iStock
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Tu perro, ese que te sigue a todas partes y se sienta a mirarte fijamente sabe más de ti de lo que piensas gracias a no quitarte el ojo de encima. En una de esas veces que te está mirando, le has hablado y te ha ladrado en el tono exacto que requería la respuesta. Entonces, has pensado en lo mucho que saben los perros, pese a ser perros, pero tal vez no sean ellos sino los humanos los que sabemos muy poco. Los canes saben del arte del trato desde la intuición y la observación, de eso no hay duda, pero desconocemos cuánto son capaces de llegar a conocer no solo a otros perros sino a otros animales como los seres humanos.

Un nuevo estudio dirigido por Lucrezia Lonardo y otros investigadores de la Universidad de Viena titulado ‘Los perros siguen las sugerencias engañosas humanas más a menudo cuando el informante tiene una creencia falsa’ ahora podemos saber que los perros pueden leer situaciones en las que los humanos mienten.

Foto: Los cachorros tienen aptitudes genéticas desde el nacimiento (Ben Michel para Unsplash)

En la revista científica ‘New Scientist’, Christa Lesté-Lasserre ha desgranado las conclusiones de la investigación de Lonardo en artículo que lleva por título una idea más específica, para que tengas claro que tu perro, precisamente por ser perro, sabe muchísimo: 'Los perros te ignorarán si saben que estás mintiendo, a diferencia de los niños pequeños'. Según recoge Lesté-Lasserre, los investigadores llevaron a cabo tres experimentos basados en un cambio de ubicación prerregistrada.

Confiar en la verdad humana

Un total de 260 perros participaron y demostraron que saben distinguir entre la verdad humana y la mentira. Utilizando comida, los canes tenían que elegir entre una u otra, pero para ello fueron previamente entrenados. No, no para que eligieran, sino para llegar a encontrar la comida, que los investigadores colocaban escondida tras varios cuencos. De esta forma, los perros iban hacia ella siguiendo los consejos que les transmitía un humano desconocido.

Los perros sabían que el comunicador veía lo que ocurría cuando estaba presente así como que no lo hacía cuando no estaba

Durante la primera fase, la fase de familiarización, el comunicador tocó uno de los recipientes en el que se encontraba la comida, miró al perro y dijo: "mira, esto es bueno, esto es muy bueno", y así los perros llegaron a confiar en esa supuesta verdad. Más tarde, en la segunda fase, los perros vieron cómo otra persona cambiaba los cuencos de comida. Primero, mientras el comunicador estaba presente viendo también el cambio, y después sin que él estuviera presenciándolo.

La clave es que uno de los tazones estaba vacío, y los perros sabían que el comunicador veía lo que ocurría cuando estaba presente así como que no lo hacía cuando no estaba. De manera que cuando después les decía dónde estaba la comida, solo había dos opciones: o estaba diciendo la verdad o estaba mintiendo.

Un paso para mejorar como amigos de los canes

"De media, los perros eligieron el cuenco sugerido significativamente más a menudo en el grupo de creencias falsas que en el grupo de creencias verdaderas y, por lo tanto, eran sensibles a la manipulación experimental", concluyeron los investigadores. Esto quiere decir que alrededor del 66% de los perros confiaron en la honestidad de la persona que le instaba a acercarse a un cuenco concreto y que no había estado presente cuando movían la comida. Solo alrededor del 50% de los canes siguieron los consejos engañosos de los comunicadores que mentían porque sabían que la comida no estaba en el recipiente original.

Lo que recoge el gesto de aquellos perros es que no solo saben reconocer la verdad de la mentira, sino que perciben la honestidad de las personas. Cada nuevo hallazgo sobre la cognición de nuestros mejores amigos es una mejora en esta relación de amistad que, sin duda, depende más de nosotros que de ellos.

Tu perro, ese que te sigue a todas partes y se sienta a mirarte fijamente sabe más de ti de lo que piensas gracias a no quitarte el ojo de encima. En una de esas veces que te está mirando, le has hablado y te ha ladrado en el tono exacto que requería la respuesta. Entonces, has pensado en lo mucho que saben los perros, pese a ser perros, pero tal vez no sean ellos sino los humanos los que sabemos muy poco. Los canes saben del arte del trato desde la intuición y la observación, de eso no hay duda, pero desconocemos cuánto son capaces de llegar a conocer no solo a otros perros sino a otros animales como los seres humanos.

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