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Fiebre alta en niños, ¿qué debemos hacer para bajarla y que se encuentren mejor?
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Fiebre alta en niños, ¿qué debemos hacer para bajarla y que se encuentren mejor?

La elevación de la temperatura es una reacción natural (y necesaria) del organismo ante una infección. Lo importante no es tanto bajarla como aliviar el malestar que provoca

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La fiebre es un motivo de consulta muy común en pediatría y suele ocasionar angustia y preocupación a los padres. ¿Está justificado ese temor? ¿Es siempre motivo de alarma la fiebre? La doctora Vanessa Laveglia, del Servicio de Pediatría del Hospital Universitari General de Catalunya, nos tranquiliza y explica “que la fiebre es una respuesta completamente normal del cuerpo ante la aparición de una infección para activar el mecanismo de defensa de nuestro organismo”.

El primer concepto que nos debe quedar claro es qué entendemos por fiebre. La temperatura corporal normal ronda los 36,5 grados, se considera febrícula entre 37 y 37,9 grados, y solo hablamos de fiebre a partir de los 38 grados. ¿Cuándo debemos empezar a preocuparnos? “Cuando la fiebre no remite pese a la administración de antitérmicos, o si viene acompañada de otros síntomas como, por ejemplo, somnolencia excesiva, vómitos o manchas en la piel, sobre todo en niños de menos de dos años”.

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Cuando la temperatura corporal se eleva, continúa la especialista, “tenemos diversas maneras de tratar los síntomas que provoca, como por ejemplo el malestar general o los escalofríos. Eso lo podemos conseguir con analgésicos tipo paracetamol o ibuprofeno, conociendo que la máxima temperatura que se conseguirá descender es de aproximadamente un grado. Esto es, si tratamos a nuestro bebé cuando tiene 39 °C, y durante las próximas horas comprobamos que se encuentra mejor, no debemos obsesionarnos con que ‘le baje la fiebre”. Porque, aunque a la mayoría de las madres y padres se les olvide, la fiebre es “un mecanismo de defensa frente a las infecciones, que limita el crecimiento bacteriano y la replicación viral y, en definitiva, colabora en la resolución de los procesos infecciosos”, recuerda la doctora.

Si bien es más común que aparezcan en invierno, en primavera y verano los cuadros febriles suelen deberse a virus y epidemias de gastroenteritis, así como también a algunos virus intestinales que causan diarrea. Algunas infecciones de la piel, como el impétigo, características del periodo de verano, también pueden ir acompañadas de fiebre.

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Según nos explica la doctora Laveglia, los niños de hasta cinco años tienen entre cinco y seis episodios febriles al año; aunque, como decíamos, son más frecuentes en los meses de frío, en realidad los pequeños suelen estar expuestos a virus todo el año. Y este verano, además, tenemos que sumar la amenaza del covid, que, aunque en la mayoría de los niños es asintomático, también puede provocar fiebre en algunos pequeños. En este sentido, es posible que aparezca asociada a otros síntomas característicos del covid, como es la tos seca.

La 'fiebre caliente'

En los primeros meses del bebé, y en los días de más calor, es muy habitual que aparezca la que se conoce como ‘fiebre caliente’. “Muchos padres confunden estos casos de fiebre repentina (que no suele superar las 24 horas) con golpes de calor, pero la realidad es que se trata de una reacción perfectamente normal, ya que los niños muy pequeños aún no controlan la propia termorregulación”. Lo mejor que podemos hacer es controlar bien la ropa que les ponemos, poniendo especial cuidado cuando se producen cambios bruscos de temperatura (como si pasamos del calor sofocante de la calle a un ambiente con el aire acondicionado al máximo), y mantenerlos bien hidratados.

Lo cierto es que, aunque el calor ambiental pueda hacer que los niños con fiebre estén más molestos e incómodos, y pueda parecernos que requiere especial urgencia bajarla, los cuidados que debemos procurarles para tratarla son los mismos en invierno que en verano, apunta nuestra especialista. Y estos son:

  • Medir la temperatura con un termómetro adecuado.
  • Mantener al niño sin cubrirlo y en un ambiente fresco.
  • Hacerle beber líquidos a menudo.
  • Usar el antipirético solo en caso de malestar general (y no solo porque la temperatura es alta).
  • Como antipirético, solo usar paracetamol o ibuprofeno (y no otros medicamentos), pidiendo al pediatra que indique la dosis correcta (al margen de lo que diga el prospecto).
  • Este año, debido a la situación de emergencia de la pandemia de covid, la principal recomendación es consultar al pediatra en las primeras horas de aparición de fiebre.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital General Universitari de Catalunya.

La fiebre es un motivo de consulta muy común en pediatría y suele ocasionar angustia y preocupación a los padres. ¿Está justificado ese temor? ¿Es siempre motivo de alarma la fiebre? La doctora Vanessa Laveglia, del Servicio de Pediatría del Hospital Universitari General de Catalunya, nos tranquiliza y explica “que la fiebre es una respuesta completamente normal del cuerpo ante la aparición de una infección para activar el mecanismo de defensa de nuestro organismo”.

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