¿Sumar o restar? Según un estudio, la mente añade de forma predeterminada

Imagina que tienes delante una torre de Lego desequilibrada. A un lado de ella, un pilar de tres piezas; al otro, un pilar de dos piezas. ¿Qué harías para que quedara estable? A esta misma pregunta se tuvo que enfrentar un grupo de voluntarios que demostró que aquello de “menos es más” queda a veces al margen de la mente humana. Sí, se enfrentaron, porque resulta que elegir cómo estabilizar una torre de Lego no es un juego, sino toda una decisión clave para entender cómo el mundo ha llegado hasta aquí, entre el consumismo y la acumulación.

Benjamin Converse, investigador de la Universidad de Virginia en Charlottesville, llevó a cabo un experimento junto a otros compañeros por el que observaron mediante ejercicios aparentemente simples el comportamiento de 1.585 voluntarios que dieron pistas sobre una tendencia de la mente que resulta crucial a la hora de elegir, desde un gesto simple e individual a un gesto plural, así como herramientas al mismo tiempo para detectarlo y habilitar la conciencia sobre el mismo.

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El primer paso de la prueba a la que se enfrentaron los participantes consistió en ocho problemas matemáticos que podrían resolverse agregando o quitando algunas variables ofrecidas. Por ejemplo, un rompecabezas que requería pintar o borrar cuadrados en una cuadrícula para conseguir un patrón simétrico. En otro, debían añadir o restar elementos en un itinerario de viaje bajo la idea de obtener una experiencia óptima. En todos los experimentos, la gran mayoría pensaron en una única posibilidad: sumar. Muy pocos se inclinaron por restar, siendo esta una opción igual de posible y válida. Así, de los 94 participantes que completaron el ejercicio de la cuadrícula, 73 agregaron cuadrados, 18 restaron y solo tres optaron por reelaborar el número original de cuadrados.

Aunque le sancionen, la mente suma

La hipótesis parecía clara, y con ella los investigadores dieron un paso más allá en el estudio: constatarla. Ofrecieron a 197 personas que caminaban por un patio universitario abarrotado un dólar para resolver una cuestión. Los participantes vieron una estructura de Lego formada por una figura que reposaba sobre una plataforma con un gran pilar detrás de ella. Encima de ese pilar, un solo bloque en una esquina sostenía un techo plano. Los investigadores pidieron a los participantes que estabilizaran el techo para evitar aplastar la figura. A la mitad de los participantes se les dijo: "Cada pieza que agregas cuesta 10 centavos". Sin embargo, incluso sabiendo la sanción económica que acarreaba agregar, solo 40 de los 98 participantes pensaron en quitar el bloque desestabilizador y simplemente apoyar el techo sobre el pilar ancho.

“Cuando las personas intentan mejorar algo no creen que puedan hacerlo eliminando o restando, a menos que se les pida que lo hagan”

Entonces, los investigadores dieron a los participantes restantes un mensaje más explícito: "Cada pieza que agregas cuesta 10 centavos, pero quitar las piezas es gratis". Esa señal determinó el cambio e hizo que, ahora sí, 60 de los 99 participantes eliminaron el bloque. Solo un mensaje tan explícito resultó capaz de activar esa otra voluntad olvidada, la de restar.

Por el contrario, también comprobaron que bombardear a las personas con información no relacionada disminuye su probabilidad de restar. Al hacerlo con los participantes, la tendencia generalizada a la suma se disparó. Esto quiere decir que elegimos sumar aún más cuando experimentamos una sobrecarga de información.

“Cuando las personas intentan mejorar algo no creen que puedan hacerlo eliminando o restando, a menos que se les pida que lo hagan”, concluyó al respecto la científica Gabrielle Adams. Por su parte, Converse asegura que “esta adición predeterminada no se limita a ensamblar bloques. Más bien, pensar en ventajas en lugar de desventajas podría contribuir a los excesos de hoy en día, como hogares abarrotados, trámites burocráticos institucionales e incluso un planeta sobrecargado”.