Transhumanismo y cyberpunk: ¿cuántas profecías distópicas se han cumplido de verdad?

En los últimos tiempos ha vuelto a ponerse sobre la mesa una cuestión frecuente en estos tiempos en los que vivimos, en los que la tecnología avanza con gran rapidez: el debate del transhumanismo. Este movimiento cultural e intelectual, que tiene entre sus adeptos a personajes de la talla de Elon Musk, tendría como objetivo transformar la condición humana mediante el desarrollo de tecnologías a nuestro alcance, con el fin de mejorar nuestras capacidades y convertirnos en algo parecido a superhombres como el de Nietzsche.

En realidad, si nos trasladamos un poco en el tiempo, los transhumanistas afirman que el fin último del ser humano ha sido siempre perfeccionarse a sí mismo hasta alcanzar la inmortalidad. La búsqueda de la fuente de la juventud eterna que permitiría luchar contra el envejecimiento, o las alas que Ícaro y Dédalo se fabricaron para poder llegar al sol y ser algo así como dioses son solo un par de ejemplos entre una multitud que muestran que todas las civilizaciones buscan lo mismo.

La pandemia ha modificado nuestros esquemas y cambiado nuestra forma de pensar

Pero, ¿por qué últimamente escuchamos hablar tanto del transhumanismo? En primer lugar, porque con los avances de la tecnología parece que ese hipotético y lejano futuro podría estar más cerca que nunca: las inteligencias artificiales y los avances podrían ayudarnos a resolver problemas que a día de hoy son fundamentales, como nuestras propias limitaciones intelectuales, el envejecimiento o aquellas dificultades de una envergadura mayor relacionados con nuestro planeta y sus recursos limitados. Todo esto, dejando a un lado cualquier dilema ético o moral.

Transhumanismo y cyberpunk

Y si hay algo que ha marcado el hecho de que estemos hablando más que nunca del transhumanismo es el coronavirus, con el que han surgido miles de teorías de la conspiración, como la de El Gran Reinicio. Normal, por otro lado, en tiempos turbulentos en los que no podemos manejar nuestro propio destino. La pandemia ha modificado nuestros esquemas y cambiado nuestra forma de pensar, y además ha aportado diversos dilemas relacionados con las democracias, la vigilancia o la sanidad. Pero sin duda son las vacunas las que han cobrado especial protagonismo: aquellos en contra de las mismas aseguran que se trata de un plan a gran escala para alterar la biología de la raza humana. En otras palabras, cada vez que nos vacunamos estaríamos un paso más cerca del transhumanismo.

¿Te suena? Si has leído un poco de literatura cyberpunk, probablemente sí. El mundo en el que vivimos ahora parece sin duda sacado de cualquier novela de este género, donde los personajes (que suelen vivir al margen de la sociedad) sobreviven en mundos distópicos donde hay rápidos cambios tecnológicos, muchos ordenadores y ¡bingo! La modificación invasiva del cuerpo humano. Desde 'Blade Runner' a 'Akira', son muchísimos los ejemplos. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?

Este tipo de literatura no es más que una metáfora de las preocupaciones sobre la alienación y la corrupción política

Ahora bien, si el huevo fue antes se debe probablemente a que ese tipo de literatura no es más que una metáfora de las preocupaciones actuales relacionadas con la alienación, la corrupción de los gobiernos y la vigilancia tecnológica. ¿Nos precipitamos realmente a un terrorífico mundo distópico? ¿Vivimos ya en él y no nos hemos percatado? (Sería normal pensar en algo así, teniendo en cuenta que los cambios se suceden de manera continuada y, por tanto, no somos conscientes de ello), ¿cuántas profecías distópicas se han cumplido ya?

Profecías distópicas

Generalmente, cuando hablamos de mundos distópicos, nos es prácticamente imposible no pensar en '1984', de George Orwell. ¿Se han cumplido algunas de las profecías que esta novela auguraba? Llaman la atención especialmente dos: el Gran Hermano, líder absoluto de la novela, es la figura que siempre te está viendo gracias a la ayuda de 'telepantallas' que se encuentran instaladas en cada casa. En concreto, esto nos hace pensar irremediablemente no solo en la videovigilancia en las ciudades, sino también en la famosa frase de que 'nuestros teléfonos nos espían'.

Por otro lado, la neolengua era en el libro esa herramienta con la que se simplificaban las palabras del idioma con fines propagandísticos o simplemente represivos, fruto del sistema dictatorial en el que vivían los protagonistas, (ejemplo: paz = no guerra), que a algunas personas defienden que es un ejemplo claro del lenguaje inclusivo o políticamente correcto. En realidad, ya en su tiempo Orwell se lamentaba de los eufemismos utilizados por los gobiernos de entonces, por lo que la 'profecía' podría ser, más bien, que las cosas no han cambiado mucho desde entonces.

¿Es la neolengua una profecía del lenguaje políticamente correcto o inclusivo? En su tiempo Orwell se lamentaba de los eufemismos

En 'Un mundo feliz', de Aldoux Huxley, los personajes tenían a su disposición una droga llamada 'Soma' que hacía algo así como 'atontarlos' o levantar un muro entre su mente y el mundo real. Es imposible no pensar en los antidepresivos, en un siglo como este en el que la depresión es uno de los principales problemas mundiales a combatir. Sea como fuere, también se podría interpretar de otro modo: que las soluciones actuales a los problemas más importantes vienen de lejos, pues llevan tiempo siendo los mismos, y que si finalmente algún día otras historias como 'Blade Runner' o 'Akira' se cumplen, será porque sus autores se propusieron resolver con antelación algunas dificultades que parecen intrínsecas en el ser humano. Sea transhumano o no lo sea.