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Los periódicos nativos que Hawái olvidó: un tesoro escondido de datos meteorológicos
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El presagio que nadie vio

Los periódicos nativos que Hawái olvidó: un tesoro escondido de datos meteorológicos

Más de un millón de páginas que conforman el mayor conjunto en idioma nativo del hemisferio occidental han estado durante un siglo bajo el polvo, pero sus textos ofrecen saberes fundamentales para el futuro

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

El 9 de agosto de 1871, un gran huracán golpeó las islas de Hawái y Maui, destruyendo todo el entorno que atravesó. De aquella catástrofe no se sabía nada, pero ahora está cambiando la comprensión de científicos y habitantes de la isla en cuanto al riesgo que tienen ante estos fenómenos naturales. Si se ha podido llegar a ella, y sobre todo a sus consecuencias, ha sido gracias a los periódicos hawaianos de la época, que informaron sobre la destrucción de los pueblos y, a modo de rastreo, fueron recogiendo los movimientos del huracán y el recorrido probable de la tormenta. Durante los días y meses siguientes, documentaron el impacto que tuvo en los hawaianos.

En la isla llegó a haber más de 100 periódicos en lengua nativa en circulación que narraban la vida cotidiana de la gente, informaban de sucesos y no dudaron en hacerlo cuando les sorprendió una tormenta mucho más fuerte que las habituales, dejando un rastro histórico que aconseja hoy para el futuro. Según apunta la periodista independiente Lucy Sheriff en el portal de Medium ‘Future Human’, se tiene constancia documentada de que al menos desde 1834 aquellos periódicos proporcionaban a los nativos “noticias, actualidad, opinión y, lo que es más importante, información sobre fenómenos meteorológicos extremos”.

Foto: Ojo del ciclón postropical Néstor Foto: EFE NOAA-NHC

Sheriff ha recogido en un artículo declaraciones de aquellas páginas poco conocidas o, al menos, reconocidas, pese a la importancia no solo presente sino futura de sus contenidos de hace más de un siglo. Precisamente aquellas décadas, las últimas del siglo XIX, son cruciales para entender la historia reciente y la situación actual de Hawái. Aunque ya se tenía conocimiento de la intensa tormenta a través de registros de barcos y cuentas de periódicos en inglés, el hallazgo de los periódicos en idiomas nativos de la isla proporcionan mucha más información nueva y significativa desde que en 2018 un grupo de investigadores (Steven Businger y Thomas Schroeder, dos científicos; M. Puakea Nogelmeier, una nativa y experta en lengua hawaiana, y Pauline W.U. Chinn, educadora de la Universidad de Hawái en Manoa) llevaron a cabo un estudio de las noticias que relataron los acontecimientos del actual estado estadounidense cuando aún era una tierra independiente.

Más de un millón de páginas

De 1834 a 1948 se publicaron más de 125.000 páginas impresas en idioma hawaiano en más de un centenar de periódicos independientes, recoge el estudio publicado en el volumen 99 del boletín de la ‘American Meteorological Society’ ('AMS'). “Estos periódicos se convirtieron en un depósito intencional de conocimiento, opinión y progreso histórico a medida que Hawái transitaba entre la monarquía constitucional, la república y la colonización de su territorio”, señalan los investigadores. El archivo encontrado comprende más de un millón de páginas de texto mecanografiado, el mayor en idioma nativo del hemisferio occidental. Sin embargo, hasta la fecha solo se ha liberado el contenido de una pequeña parte de dicho archivo, apenas un 2%.

placeholder Representación artística de la destrucción y el caos que tuvo lugar en un recinto hawaiano durante el huracán de Hawái de 1871.  Cita: Boletín de la Sociedad Meteorológica Estadounidense 99, 1.
Representación artística de la destrucción y el caos que tuvo lugar en un recinto hawaiano durante el huracán de Hawái de 1871. Cita: Boletín de la Sociedad Meteorológica Estadounidense 99, 1.

Uno de los periódicos clave en esta historia se titulaba ‘Ke Au Okoa’. En aquellos días de agosto, publicó una serie de crónicas que ilustran la catástrofe: “El impacto en las ventanas fue similar a 5.000 silbidos de vapor activándose a la vez”, informó el periódico 'Ke Au Okoa'. “La lluvia continuó desde la mañana hasta la noche. A las 11 en punto, las aguas corrieron veloces y las tierras bajas se inundaron, barriendo todo lo que se encontraba a su paso. Los daños fueron grandes en lo que respecta a los árboles de koa y las vides". Entre informes sobre el clima, actividad volcánica y noticias del mundo natural que “subrayan la importancia de la observación cercana en la cultura hawaiana”, los periódicos como este cumplieron una doble función “como repositorios de conocimientos ancestrales y transmisores de las últimas noticias y eventos”.

Pronto llegaron los testimonios: “Aproximadamente a las 7 u 8 de la mañana comenzó a soplar y duró aproximadamente una hora y media, subiendo por el valle. 28 casas volaron hasta quedar limpias y muchas más quedaron parcialmente destruidas. Apenas hay un árbol o arbusto de ningún tipo en el valle”, dice un vecino nativo en palabras recogidas por un periódico el 19 de agosto de 1871. Otro vecino relataba cinco días después: “El distrito ha sido barrido como con la escoba de la destrucción. Aproximadamente 150 casas fueron derribadas. Un árbol de mango se partió como un tubo, justo por encima de la superficie del suelo. Los viejos y sólidos árboles de Kukui, que habían resistido las tormentas durante una veintena de años, fueron arrancados y arrojados como paja. El molino y la casa de azúcar del Dr. Wright, la basura y la residencia del gerente, estaban esparcidos por el suelo”.

La historia como un presagio

Según los cientos de declaraciones y los detalles tomados en las crónicas de entonces, aplicando las escalas modernas sobre fenómenos naturales a estos informes históricos, los investigadores han categorizado al huracán al menos como una categoría 3. Estos testimonios estaban avisando de que ante la naturaleza hay que cuidar y tener cuidado. La cobertura informativa que se reunió aquellos días no hizo otra cosa que tratar de prevenir ante el futuro, pero de la misma forma que hasta entonces nadie había imaginado que las tormentas podrían alcanzar esa furia, tampoco sabían que dos décadas después habría otra tormenta, una de lucha y control por la tierra que trataban de proteger y en la que protegerse.

placeholder Fragmento de una de las páginas publicadas el 19 de agosto de 1871, donde se recogían relatos de los habitantes. Foto: Base de datos de Papakilo.
Fragmento de una de las páginas publicadas el 19 de agosto de 1871, donde se recogían relatos de los habitantes. Foto: Base de datos de Papakilo.

En 1893, un grupo respaldado por tropas estadounidenses derrocó ilegalmente al Gobierno monárquico hawaiano y, tras ocupar las tierras, aprobaron la ley que obligaba a todas las escuelas a impartir sus clases en inglés. Ante la imposición de la lengua, como símbolo del control colonizador, el idioma hawaiano cayó en declive y los periódicos en idioma nativo fueron desapareciendo. Pero sus páginas no lo hicieron, quedaron escondidas con todo lo que narraban. Así, los registros del huracán de 1871 fueron enviados a archivos polvorientos y su devastador impacto en las islas fue olvidado por los residentes de Hawái, apunta Sheriff.

Tras un proceso de supresión de la identidad nativa, se perdió el discurso comunitario que los propios periódicos hawaianos habían generado. A diferencia de las publicaciones informativas en Europa y América, donde, salvo alguna excepción, se basaban en transmitir noticias comerciales y diarias, mientras que el trabajo académico más serio se reservaba para libros o revistas, los periódicos en idioma hawaiano fueron el centro tanto de la actualidad como del discurso académico compuesto de opinión pública, debates e intercambio de visiones entre la ciudadanía lectora y los grupos intelectuales. El saber ancestral como las técnicas para hacer redes, cordeles o telas a partir de plantas nativas o los nombres de los vientos era importante.

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Toda la información que ofrece el viento

Desde esa importancia natural que construía el día a día de sus pueblos, los periódicos habían reconstruido la trayectoria del huracán de 1871 utilizando las descripciones de la dirección del viento y, al recoger los daños que aquellos habían dejado en las propiedades y la isla, mostraron que ni Maui ni Hawái estaban protegidas de los huracanes. Así pues, reiteraron la necesidad de un planteamiento de viviendas distinto, un seguro colectivo para protegerse, idea que todavía es necesaria para los residentes actuales de Hawái.

Con las páginas cargadas de polvo en rincones no visitados de los centros de documentación y bibliotecas de la isla, la conciencia que generó aquel suceso no prosperó. En su lugar, se fueron asumiendo leyendas y desconocimiento sobre el peligro al que está expuesta la tierra hawaiana, pero “el hecho de que no haya habido un huracán en la memoria viva no significaba que no lo habrá en el futuro”, recogen los investigadores.

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Foto: iStock.

Hawái se encuentra relativamente cerca del epicentro de acción de ENOS (o ESNO, en sus siglas en inglés, El Niño Southern Oscillation), una corriente cálida que se presenta en las costas de los países tropicales con una frecuencia de entre dos y siete años. Este ciclo global tiene dos fases, una cálida y otra fría. La fase cálida es conocida con el nombre de 'El Niño', mientras que la fase fría es conocida con el nombre de 'La Niña'. Cuando llegan, presentan características completamente distintas al anterior. El clima en Hawái y la organización de la vida en torno a él dependen en buena parte de estas corrientes. “Mientras planificamos qué lección nos ofrecen periódicos como 'Kahua A'o' para explorar el fenómeno ENOS, nos preguntamos si los artículos de estos en idioma hawaiano del siglo XIX podrían proporcionar información sobre las sequías e inundaciones en la isla y su relación con las corrientes, mucho antes de que este fenómeno fuera conocido y nombrado en occidente.

Así, se recopilaron referencias de sequías, inundaciones y lluvias intensas en los periódicos hallados y se compararon los resultados con un registro de 30 años de corrientes a lo largo del siglo XIX. Para el análisis, se tuvieron en cuenta referencias a anillos de árboles y núcleos de hielo en áreas fuera de la isla, pero igualmente sensibles a los ciclos ENOS. Los resultados sugieren que las sequías eran más frecuentes que las lluvias fuertes durante las corrientes de ‘El Niño’ mientras que las lluvias intensas se originaban en los periodos en que azotaba ‘La niña’.

Conocimiento indígena para un modelo político sin futuro

Durante décadas, los residentes de las islas de Maui y Hawái habían hecho caso omiso de la necesidad de protegerse de las posibles consecuencias de un huracán. Aunque las corrientes han configurado la forma de vida de la población hawaiana, nadie había pensado en protegerse ante vientos más potentes o grandes inundaciones, según explican Nogelmeier y Businger en su estudio. El 11 de septiembre de 1992, el huracán Iniki golpeó directamente la isla de Kaua'i. Durante un periodo de solo tres horas, el huracán alcanzó la categoría 4 en la escala de vientos de huracán Saffir-Simpson y causó daños equivalentes al presupuesto total del fondo general del estado de Hawái en ese momento. Los impactos económicos, aseguran los expertos, se sintieron incluso una década después del evento. Había pasado más de un siglo desde el huracán de 1871 y la idea de que las islas serían inmunes quedó aplastada por la certeza a la que nadie había recurrido.

Foto: La ola de calor en el noroeste de América del Norte. Foto: Nasa Earth Observatory

Según Nogelmeier y Businger, se espera que los huracanes aumenten en intensidad y frecuencia debido al cambio climático. Hawái se enfrenta a un futuro peligrosamente incierto. Sin embargo, el seguro de viviendas contra huracanes sigue sin ser obligatorio. Si bien los bancos exigen que los propietarios tengan este seguro antes de poder obtener la aprobación para la hipoteca. Pero la legislación ha estado en las últimas décadas a prueba de un pensamiento político que no considera que exista una amenaza real. De hecho, en el año 2000, la eliminación de los requisitos de este seguro fue propuesta en el congreso. Esto significaba que, de producirse un nuevo huracán, tendría que ser la propia ciudadanía la responsable de cubrir los costos de los daños causados en sus viviendas. El debate sigue vigente entre los grupos políticos mientras el eco del pasado crece como crece la respuesta de la naturaleza a la hecatombe medioambiental. "Creo que el conocimiento de los nativos hawaianos y los conocimientos indígenas nos salvarán".

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Foto: iStock.

Desde 2018, varios huracanes se han ido acercando a la isla, como un vaticinio. En agosto de aquel año, el huracán Héctor pasó a unas 200 millas al sur, causando olas de más de seis metros de altura. El huracán Lane, que alcanzó su punto máximo en la categoría 5, también se acercó a Hawái y las poderosas lluvias que llevó consigo causaron numerosos deslizamientos de tierra e inundaciones.

El 9 de agosto de 1871, un gran huracán golpeó las islas de Hawái y Maui, destruyendo todo el entorno que atravesó. De aquella catástrofe no se sabía nada, pero ahora está cambiando la comprensión de científicos y habitantes de la isla en cuanto al riesgo que tienen ante estos fenómenos naturales. Si se ha podido llegar a ella, y sobre todo a sus consecuencias, ha sido gracias a los periódicos hawaianos de la época, que informaron sobre la destrucción de los pueblos y, a modo de rastreo, fueron recogiendo los movimientos del huracán y el recorrido probable de la tormenta. Durante los días y meses siguientes, documentaron el impacto que tuvo en los hawaianos.

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