Lo que debes decir si haces algo mal en vez de pedir perdón

¿Qué hacemos cuando sabemos que hemos obrado mal con alguien y queremos que nos perdone? "Perdón", "me he equivocado", "lo siento" o la promesa a veces infundada del "no volverá a ocurrir". El nivel de arrepentimiento puede ser mayor si hemos hecho algo mal a conciencia, y eso evidentemente puede hacer que la otra persona a la que hemos ofendido no vuelva a confiar en nosotros nunca más. En estos casos, las coletillas para pedir perdón a veces resultan inservibles, pues sabes que la has liado tanto que es posible que ya no puedas enmendar tu error.

¿Qué hacer en esas ocasiones en las que por más que repitas que lo sientes no puedes hacer nada por corregir el daño causado? Disculparse puede ser una manera muy fácil de mitigar la culpa o reconocer la responsabilidad de haber hecho algo mal, por muy pequeño que sea. Pero aquellas personas que se pasan la vida entera disculpándose, hasta por tonterías, ya sea por llegar tarde o chocar levemente con alguien por accidente, puede llegar a ser un elemento predictor de una baja autoestima.

No se trata de hacerlo todo bien, sino de saber arreglar el fallo lo antes posible y con aplomo

"Aquellos que se disculpan con demasiada frecuencia se pueden llegar a sentir como una carga para los demás, como si sus deseos y necesidades no fueran del todo importantes", asegura Kelly Hendricks, psicóloga estadounidense, a 'Life Hacker'. "A veces, la necesidad de parecer buena persona de cara a los demás o sentir inseguridad por no serlo, podrían ser los motivos por los que uno dice demasiadas veces lo siento". Evidentemente, siempre será mejor pedir perdón si has hecho algo más que callarte, pero de ahí a estar todo el tiempo disculpándote hay un trecho. ¿Qué hacer en su lugar?

Formas más útiles

En primer lugar, no atribuirte directamente la culpa o colocarte como víctima de lo que has hecho. En vez de ello, queda muchísimo mejor aplicar la empatía si te pones en el lugar de la otra persona y así lo verbalizas. Por ejemplo, si llegas tarde a una quedada, no por mucho decir "lo siento" a tus interlocutores te van a exculpar mejor. En cambio, si dices algo así como: "Esperar a alguien que llega tarde de manera crónica es una mierda, lo sé". De este modo, estarás poniéndote en la piel de la otra persona y, por tanto, se le hará mucho más fácil perdonarte que si solo repites de manera frenética un "perdón".

Otro ejemplo. Si estás atrapado en un atasco y debes acudir a trabajar sabiendo que llegas tarde, lo más lógico es: "Lo siento, llego tarde". En vez de esto, Hendricks propone que, una vez llegues, lo primero que hagas sea dar las gracias por la paciencia, seguido de "había mucho tráfico hoy". Si por otro lado le pides un favor a alguien que le implicaría una incomodidad, pedir perdón puede sonar a demasiada timidez. En su lugar, apuesta por un: "Hay algo que podrías hacer por mi que me sería de gran ayuda".

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A la hora de confirmar que te has equivocado en algo, es mucho mejor que des las gracias por el hecho de que te hayan corregido a que digas que lo sientes. Y para otras situaciones más difíciles, cuando sabemos que hemos hecho algo mal, lo mejor es dejar de fustigarte inútilmente y esperar a la próxima ocasión para demostrarle a la persona a la que has ofendido o que se ha sentido defraudada haciéndolo bien.

Y en caso de que lo que hayas hecho mal tenga arreglo, no dudar un minuto en solucionarlo, pues muchas veces no se trata de hacerlo todo bien, sino de saber arreglar el fallo lo antes posible y con aplomo. O en otro sentido, intentar dar con una alternativa que solucione parcialmente aquello que ya no se puede remediar.