Es noticia
Kongthong: el pueblo indio donde los nombres son canciones
  1. Alma, Corazón, Vida
Una ofrenda de amor

Kongthong: el pueblo indio donde los nombres son canciones

Entre la espesura de las montañas de la región de Meghalaya, la sociedad matriarcal khasi protege con su memoria una costumbre que es como un fragmento del canto de un ave

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Entre las densas colinas verdes de Khasi, en el estado indio de Meghalaya, no solo la naturaleza se comunica cantando. Es una zona poco poblada donde, sin embargo, nunca hay silencio. El agua cae por las laderas generando inmensos torrentes de música que atraviesan los recovecos que dejan los árboles, los árboles se mecen con el viento y se sacuden con las lluvias torrenciales sonando entre sus hojas, en las hojas los animales se llaman en el sonido. Entonces, como el fragmento del canto de un ave, alguien entona una melodía. Inmediatamente después, suena otra distinta. Es una conversación humana incluida en el lenguaje de la tierra que la rodea. Kongthong es una aldea de 700 personas desplegada por este paisaje, sus habitantes se disponen al paisaje que les da la vida y, cuando la vida surge, cantan para llamarla.

Durante siglos, en Kongthong se han utilizado melodías para nombrarse las unas con las otras (entre todos). En femenino, porque las raíces de esta aldea son las de un matriarcado. Así, las madres otorgan a cada recién nacido una melodía distintiva que le acompañará para siempre. Una semana después del nacimiento, la madre comienza a cantar una letra compuesta por ella misma como una ofrenda de amor. Cada canción es única y hacen de Kongthong uno de los lugares más musicales de la Tierra.

Nadie parece saber de dónde proviene esta costumbre arraigada, pero parece tan antigua como la historia de los khasi, que, llamándose como llaman a la montaña que habitan, llevan siglos generando su particular tejido comunal en ella: en el idioma khasi, la tradición de dar melodías se llama ‘jingrwai iawbei’, que se traduce como 'canción de la madre' o 'canción de la primera mujer del clan', en honor a la mujer que constituyó el grupo.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Un lenguaje matriarcal

Los khasi muestran un gran respeto por sus antepasados, siendo la base de su religión que, pese a ser arrancada del territorio por movimientos cristianos, algunos miembros aún la practican. En cualquier caso, más allá de la propia religión, muchas de sus prácticas se han refugiado en sus costumbres. Se basan en la idea de que los miembros fallecidos de un clan renacerán en el seno del mismo. Así, consideran que cada bebé está protegido, cobijado, por un antepasado durante sus primeros años de vida. Y, por supuesto, reconocen la naturaleza como algo sagrado, desde los ríos hasta los campos brotados y el alimento que les proporcionan. Pero en la naturaleza se esconde también el peligro frente al que han creado códigos, y la musicalidad podría ser uno de ellos.

Así, consideran que cada bebé está protegido, cobijado, por un antepasado durante sus primeros años de vida

Al igual que otras regiones de Meghalaya donde vive la comunidad khasi (hay hasta un millón repartidos por el territorio según 'Arts and Culture'), en Kongthong siguen una tradición matrilineal desde aquella primera mujer que envuelve el lenguaje del canto. Los niños reciben los apellidos de sus madres, y la propiedad de la tierra pasa a la hija menor de la familia. Según recoge la Sociedad Geográfica de las Indias, se trata de un “sistema que supone el total control de la mujer en cuestiones de herencia y propiedad. Por ende, en la etnia kashi es la hija la que hereda todo y su apellido siempre será el primero de sus hijos. A ello habría que sumar el hecho de que, cuando la hija kashi contrae matrimonio, es el hombre quien debe vivir en casa de la suegra, ya que el sector masculino apenas tiene acceso a una vivienda propia”.

“En el patio de recreo o antes de acostarse, las madres cantan una versión corta de la melodía. En la jungla, cantan una versión más larga, generalmente de 15 o 20 segundos de duración. Durante muchos años, esas melodías sirvieron de señal para los hombres que cazaban en la naturaleza”, apunta Zinara Rathnayake en el portal de 'Atlas Obscura'. Rathnayake entrevista a Shidiap, una mujer khasi que indica que sus antepasados utilizaban este lenguaje en mitad de la montaña porque “creían que los espíritus en la naturaleza no podrían seguirnos la pista si nos llamábamos con una melodía”. Los habitantes de esta aldea nunca reutilizan las mismas melodías: cuando una persona muere se lleva consigo su nombre, su canción. Según apunta Rathnayake, se cree que existen hasta unas 500 melodías en la actualidad. Aunque cada habitante tiene también un nombre de palabra y aunque esté concebido como una forma de llamar a los más pequeños, “los adultos todavía se llaman con cariño por sus canciones personales”.

Al cobijo de las antepasadas

Aunque los orígenes de la tradición son inciertos, en lo que se conoce de ellos guardan un lazo muy estrecho con otros gestos en torno a los recién nacidos para acercar sus almas a la protección de la antepasada de la tribu, como una diosa que les protege, pero también existe la teoría que aboga por su función práctica como motivo por el que las canciones no solo no han desaparecido, sino que, en la actualidad, quien se marcha del pueblo a la ciudad la lleva consigo bajo el instinto profundo de cuidar la identidad practicándola, transmitiéndola de generación en generación.

Tal vez tenga algo que ver la ausencia de anotaciones en el amago por sostener esta tradición por encima de los síntomas de la modernidad en el paisaje y en el árbol genealógico de la comunidad khasi. No hay escritos que muestren el legado de las canciones, no se recuerdan en papel, sino en la memoria. Pero pese a la obligación actual de prosperar en núcleos urbanos, las nuevas generaciones siempre recuerdan dos canciones: la que sus padres compusieron para ellas y ellos y la que, con los años, crean para sus propios hijos, según apunta Piyashi Yutta en su estudio ‘Folk practices of the Kashi tribe: A description of Jingrwai Iawbei in Kongthong’, publicado en la Universidad de Amity.

"Si alguna vez escuchas los vientos tarareando una melodía y silbando suavemente, ahí está el pueblo de Kongthong. La melodía que lleva el viento no es más que la Jingrwai Iawbei", le dice un miembro kashi a Yutta. El lenguaje universal de la música es, en este caso, el lenguaje natural de la música.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Entre las densas colinas verdes de Khasi, en el estado indio de Meghalaya, no solo la naturaleza se comunica cantando. Es una zona poco poblada donde, sin embargo, nunca hay silencio. El agua cae por las laderas generando inmensos torrentes de música que atraviesan los recovecos que dejan los árboles, los árboles se mecen con el viento y se sacuden con las lluvias torrenciales sonando entre sus hojas, en las hojas los animales se llaman en el sonido. Entonces, como el fragmento del canto de un ave, alguien entona una melodía. Inmediatamente después, suena otra distinta. Es una conversación humana incluida en el lenguaje de la tierra que la rodea. Kongthong es una aldea de 700 personas desplegada por este paisaje, sus habitantes se disponen al paisaje que les da la vida y, cuando la vida surge, cantan para llamarla.

India Naturaleza
El redactor recomienda