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¿Te gusta levantarte pronto? Podría ser por tus genes
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¿búho o alondra?

¿Te gusta levantarte pronto? Podría ser por tus genes

¿Sabes que ser una persona nocturna o diurna puede afectar a tu salud e incluso puede marcar tu carácter?

Foto: Fuente: iStock
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¿Eres un búho o una alondra? ¿Te levantas con muchísima energía, dispuesto a comerte el mundo, o por el contrario prefieres que no te hablen hasta que no te tomas el primer café? Durante años, se han hecho distinciones entre estos dos grupos de población en los que todos nos podemos categorizar, para diferenciar a aquellos amantes de la noche de los que no les importa pegarse un buen madrugón.

Ser búho o alondra no es solamente algo anecdótico, sino que muchos estudios señalan que puede influir en nuestra salud e incluso nuestra longevidad. Algunos hacen incluso una tercera distinción: el colibrí, que se adaptaría a todo sin mucho problema. Sin embargo, parece que los genes juegan un papel bastante importante en ello, lo cual puede sonar algo injusto teniendo en cuenta que afecta tanto a nuestra salud.

Ser búho o alondra no es solamente algo anecdótico, sino que muchos estudios señalan que puede influir en nuestra salud e incluso nuestra longevidad

Según la locutora, autora y profesora de psicología, Claudia Hammond, para las personas consideradas búhos no hay muy buenas noticias: según los estudios tienen tasas más altas de depresión, ansiedad, diabetes, cáncer y problemas cardíacos. No solo eso, también tienen más probabilidades de estar desempleadas y no casarse. Y no acaba ahí, un reciente estudio de la Universidad de Málaga ha descubierto que tienen mayor tendencia a reprimir sus emociones.

Quizá los problemas de adaptabilidad de estas personas (si eres una de ellas lo sentimos por ti) es que las sociedades tienden a organizarse para empezar desde bien temprano, lo que significa que muchas de ellas pueden sufrir problemas de sueño crónicos. Entonces, ¿no queda ninguna esperanza para los búhos? Bueno, en realidad y por suerte también tienen algunas ventajas: se van encontrando mejor a medida que el día avanza, por lo que no sufren ese bajón tan típico de después de comer, y generalmente según los estudios tienden a tener caracteres más extrovertidos y abiertos a nuevas ideas. Quizá se lo pasan un poco mejor que el resto.

Según los estudios, los búhos tienen tasas más altas de depresión, ansiedad, diabetes, cáncer y problemas cardíacos

Sin embargo, aunque por temas de salud quizá les convendría convertirse en alondras mañaneras, lo cierto es que no es una decisión consciente. Como decíamos, nuestros ritmos circadianos tienen mucho que ver en ello, y no podemos luchar contra nuestros genes: aquellas personas que tengan hijos y eso les obligue a levantarse pronto, tarde o temprano tendrán que volver a su 'naturaleza' o estado habitual.

Foto: Mujer despertandose (Pixabay)

No obstante, hay que tener en cuenta que no siempre hemos dormido de la misma manera. Según unos 500 testimonios que abarcan desde los 'Cuentos de Canterbury' a la 'Odisea' de Homero, parece que en el pasado era frecuente la costumbre de realizar dos sueños a lo largo de la noche separados por una vigilia nocturna de dos horas, porque quizá en esos tiempos la diferenciación entre alondras y búhos no fuera tan clara.

En realidad solo el 20% de los adultos son verdaderas alondras, otro 20% son auténticos búhos, y un 60% restante se encuentra entre medias

De cualquier manera, si eres un búho absoluto y no tienes remedio, siempre puedes cambiar algunos detalles de tu día a día en pos de mantenerte más sano (según algunos estudios, los búhos viven hasta nueve años menos que las alondras): hacer ejercicio regular, evitar el alcohol aunque estés despierto hasta tarde... de cualquier manera, por mucho que creas que estás categorizado en una u otra, lo cierto es que según los estudios solo el 20% de los adultos son verdaderas alondras, otro 20% son auténticos búhos, y un 60% restante se encuentra entre medias (el famoso colibrí del que hablábamos). Por tanto, nada como tener lo mejor de los dos mundos.

¿Eres un búho o una alondra? ¿Te levantas con muchísima energía, dispuesto a comerte el mundo, o por el contrario prefieres que no te hablen hasta que no te tomas el primer café? Durante años, se han hecho distinciones entre estos dos grupos de población en los que todos nos podemos categorizar, para diferenciar a aquellos amantes de la noche de los que no les importa pegarse un buen madrugón.

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