Es noticia
Nuria Pajares, el bolso de 'Luisvui' y por qué nos gusta tanto ver la ostentación de la gente
  1. Alma, Corazón, Vida
¿lucha de clases?

Nuria Pajares, el bolso de 'Luisvui' y por qué nos gusta tanto ver la ostentación de la gente

El vídeo de una madre que le regala a su hija un bolso por la 'sele' se ha hecho viral y ha puesto de manifiesto una vez más una verdad incontestable: mucha gente no soporta a los pijos

Foto: Fuente: TikTok.
Fuente: TikTok.

Hace unos días las redes sociales ardieron como solo ellas pueden hacerlo cuando se dedican a encumbrar (o defenestrar) durante unas horas (con suerte días) a personajes aparecidos de la nada. Estos se hacen famosos durante un tiempo efímero, y vuelven a desaparecer como estrellas fugaces que recorren el firmamento. Un ejemplo, entre tantos, es el de Elena Cañizares, la enfermera a la que sus compañeras de piso querían echar por miedo a que les contagiara el COVID, y que durante unos cuantos días fue protagonista de multitud de artículos e incluso apareció en La Resistencia.

En esta ocasión, para aquellos que estén desconectados de esa jungla a la que llamamos redes sociales, ha sido la 'influencer' Nuria Pajares, de Tarragona, a la que le ha tocado acariciar la fama durante unos efímeros instantes (así como todas las críticas hacia su persona). Pongámonos en situación: Nuria graba un vídeo para la red social TikTok (red en la que se describe como 'la mami terremoto'), en el que explica que le va a hacer un regalo a su hija María porque ha terminado la Selectividad. Le pide que abra el móvil, porque le ha enviado una foto de lo que será su regalo. Cuando la joven lo ve (el espectador todavía no sabe lo que es), se echa a llorar de la emoción. Nuria entonces le pide que enseñe en cámara lo que es. "¡Su primer Luisvui!", explica muy contenta, aludiendo que la joven recibirá como 'premio' un Luis Vuitton.

Las redes sociales, ante la escena de relativa 'cotidianeidad' entre Pajares y su hija, no se hicieron esperar, y muchas personas aprovecharon para compartir el vídeo, en la mayoría de los casos con afán de burla. De hecho, en pocas horas aquello del 'primer Luisvui' no solo corrió por Twitter, sino que también se escribieron artículos al respecto. Ha causado tanto revuelo que la 'influencer' ha grabado otro vídeo, aclarando "la polémica creada" y explicando: "Vengo de una familia normal, mis padres eran currantes (...) chicos, un bolso vale igual que un móvil, es como una pequeña joya. Podéis criticar, podéis opinar, pero creo que se nos está yendo un poco la pinza. No es una mansión, no es un Lamborghini".

Los vídeos de Pajares, especificando que su hija se había disgustado tanto por las críticas que había decidido 'sortear el Luisvi entre sus seguidores', tampoco sentaron bien a la comunidad twittera (a la que, por lo otro lado, se la ofende con relativa facilidad).

¿Somos una sociedad que se aburre? ¿Tiene la gente demasiado tiempo libre? Probablemente sí, pero no es la primera vez en la historia de la humanidad. Siendo sinceros, desde que la gente iba a ver a los gladiadores combatir, o cuando acudían a ver ajusticiamientos (una de las labores de Twitter, al fin y al cabo) también se interesaban por la vida de las personas. Sin embargo, en esta particular lucha de clases que se ha formado contra la influencer de Tarragona, hay una verdad que siempre destaca: mucha gente no soporta a los pijos.

"Chicos, se nos está yendo un poco la pinza. Un bolso vale igual que un móvil. No es una mansión. No es un Lamborghini"

Es un fenómeno curioso y sucede con bastante frecuencia: odiamos la ostentación y, sin embargo, nos encanta verla. Instagram es el ejemplo más claro, donde la gente parece competir por mostrar quién tiene la vida más perfecta. Esto, en algunas ocasiones, llega a términos enfermizos: de manera periódica aparecen noticias de 'influencers' que han tenido problemas graves porque, entre todos esos filtros y apariencia de vida perfecta, sufrían ansiedad y depresión.

La disonancia cognitiva es alargada

"Creo que el vídeo de Nuria Pajares se ha hecho tan famoso y llama tanto la atención por dos aspectos", explica Sara Montejano, psicóloga general sanitaria. "Uno, por la forma que tiene Nuria de hablar, 'sele, ilu, luisvi' como si fuera alguien de la familia... es la manera entre cursi y 'naif' que tenemos asociada a los 'pijos'. Por otro lado la reacción de la hija, que nos hace pensar que el regalo es algo más profundo y emocional (un reencuentro, un viaje...). Cuando nos enteramos de que es un bolso se genera lo que llamamos una disonancia cognitiva, un choque entre nuestra expectativa y lo que realmente ocurre, que genera una respuesta emocional que puede ser la sorpresa, la indignación o el humor".

En el imaginario colectivo pensamos que en la vida de los pijos no hay preocupaciones y que si las tienen generalmente suelen ser bastantes superficiales

Pero, ¿por qué nos caen tan mal los pijos? "Los vemos como alejados de los problemas reales de la vida cotidiana de la gran mayoría de las personas. En el imaginario colectivo pensamos que en su vida no hay preocupaciones y que si las tienen generalmente suelen ser bastantes superficiales. También los vemos como poco empáticos o sensibles con los problemas de la gran mayoría de las personas y eso nos hace sentir molestos y a la vez muy alejados de ellos", opina Sara. "Por otro lado, todo el mundo reprueba la ostentación. La vemos como un desprecio al que tiene menos, una falta de sensibilidad. Además, es una forma de definir un grupo al que no pertenecemos, privilegiado, en el que no puede entrar cualquiera. Eso genera frustración por la vida fácil que exhiben".

El bolso es anecdótico, pero es la muestra de la desigualdad y eso es realmente lo profundo de la cuestión

Pero, aunque despreciemos la ostentación, seguimos 'asomándonos' a ella en redes sociales. "Nos despierta la curiosidad aquello que no forma parte de nuestro día a día, es indiscutible que una vida acomodada y sin demasiadas complicaciones es más seductora que una vida difícil y esta es una de las claves por las que triunfan estos perfiles", señala la psicóloga. "Exhiben su vida, su día a día cotidiano, y en este caso para ellos lo cotidiano es sinónimo de lujo. Pero no todo el mundo con este estilo de vida muestra su día a día, claro. Hay un componente de personalidad: los narcisistas, por ejemplo, tienen un sentido desmesurado de la propia importancia y una profunda necesidad de atención excesiva, de admiración y adulación. Quiero decir con esto que para muchas personas con dinero este no les define ni lo consideran importante, se concentran en darle un sentido a su vida más allá".

¿Radica toda la polémica en que ese bolso cuesta lo mismo que el sueldo de muchos españoles? ¿Hay un problema mucho más profundo del que puedan mostrar las bromas en Twitter y la frivolidad? "El bolso es anecdótico, pero es la muestra de la desigualdad y eso es realmente lo profundo de la cuestión", opina la psicóloga. "En una sociedad cada vez más desigual donde vemos que hay una parte que está sufriendo, por ejemplo, pobreza energética o que tiene que recurrir a los bancos de comida, este tipo de videos y cuentas de perfil nos ponen de manifiesto que hay realidades y vidas muy diferentes en este mundo en el que vivimos todos".

Hace unos días las redes sociales ardieron como solo ellas pueden hacerlo cuando se dedican a encumbrar (o defenestrar) durante unas horas (con suerte días) a personajes aparecidos de la nada. Estos se hacen famosos durante un tiempo efímero, y vuelven a desaparecer como estrellas fugaces que recorren el firmamento. Un ejemplo, entre tantos, es el de Elena Cañizares, la enfermera a la que sus compañeras de piso querían echar por miedo a que les contagiara el COVID, y que durante unos cuantos días fue protagonista de multitud de artículos e incluso apareció en La Resistencia.

El redactor recomienda