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Cómo decirle a tu jefe que estás quemado en el trabajo
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TRASTORNOS LABORALES

Cómo decirle a tu jefe que estás quemado en el trabajo

Si padeces de 'burnout' laboral y no sabes qué hacer, un experto del mundo del trabajo ofrece distintas opciones sobre el camino que has de seguir

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Estrés, fatiga o ansiedad nada más entrar en la oficina o en tu centro de trabajo. Estos son algunos de los síntomas más comunes que experimentan las personas que sufren del ‘burnout’ laboral, que por cierto fue reconocido hace poco por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad. Por ello, lo más conveniente si reconoces estas sensaciones tan desagradables en tu día a día es que tomes constancia de ello y te pongas en vías de solucionarlo. Y el primer paso pasa por comunicárselo a tu jefe, lo cual no resulta nada fácil, ya que por un lado sería como reconocer tu derrota y, por el otro, tenderás a pensar que la única forma de ponerle solución está clara: marcharte y renunciar al puesto.

Reconocer el ‘burnout’ delante de tu superior es especialmente duro y difícil si hiciste muchos méritos para obtener el puesto en el que estás o moviste cielo y tierra por llegar hasta ahí. Pero obviamente, antes de dar este paso lo primero es aceptar que esto te está pasando y que debes esforzarte en ponerle solución. Como cualquier otro trastorno psicológico, muchas veces no somos conscientes de que ocurre si no llegamos a nuestro límite. De hecho, Greg McKeown, autor de uno de los libros más vendidos en Estados Unidos sobre el mundo del trabajo y las empresas, asegura que "cuanto más quemado estás, menos consciente eres de ello", en un interesante artículo publicado en la revista 'Fast & Company'. "El agotamiento nubla tu juicio y evita que pienses con claridad".

Si de verdad quieres seguir trabajando porque es el puesto de tu vida, tal vez la mejor forma de continuar sea pedir un horario más flexible

Ante esta circunstancia, lo único que te queda es remar hacia delante, pero siempre con cabeza. No tomes decisiones precipitadas y tampoco te quedes en blanco o sin hacer nada. Hay que tener en cuenta varios factores: cómo es tu trabajo, qué relación tienes con tu jefe o las posibilidades que tienes de poder cambiar de puesto (quizá por uno en el que haya menos carga de trabajo o responsabilidad) o, incluso, qué hipotéticas ofertas te pueden llegar o puedes buscar de otras empresas. Pero ya puestos a entrar en materia y declarar a tu jefe que estás quemado y que no puedes seguir en la misma situación, lo mejor que puedes hacer es buscar la comunicación directa y sincera con él.

Sé sincero (contigo mismo y con tu jefe)

Uno de los aspectos que tienes que valorar es que seguramente él ya sabe lo que le vas a decir. Al fin y al cabo, si pasa tantas horas contigo en un mismo lugar es muy probable que ya haya notado que algo no va bien en tu actitud. Si siempre has cumplido con los plazos de entrega, nunca has llegado demasiado tarde o has lucido un buen humor de forma habitual y de repente todo eso cambia, es muy posible que ya intuya lo que quieres verbalizar. Por tanto, no tengas miedo de serle sincero a la hora de informarle de que tienes un problema y que debes resolverlo para estar bien y volver al ritmo de antes.

Ofrece alternativas

Otra de las cosas que debes tener en cuenta es que tienes que poner soluciones. No puedes informar del problema y no ofrecer alguna alternativa. A no ser que lo único que busques es obtener una baja laboral por estrés o una excedencia temporal, quizá las opciones más típicas cuando tienes el síndrome del 'burnout'. Pero si de verdad quieres seguir trabajando porque es el puesto de tu vida, no quieres perder el sueldo o tiempo en tu carrera profesional, tal vez la mejor forma de continuar sea pedir un horario más flexible o una reducción del horario y, por tanto, del salario.

Escribe un diario de tareas

En opinión de McKeown, una de las mejores formas de solventar los efectos del 'burnout' sin tener que tomar decisiones drásticas es escribir en un folio una lista con todas las cosas que tienes pendientes, pero no solo eso, sino las que crees que te pueden hacer bien o por las que sentirás algún tipo de satisfacción a posteriori. Cuando ya hayas acabado la lista, el día habrá terminado para ti y no harás nada más que implique esfuerzo o que esté dentro de tus tareas.

Foto: El síndrome del impostor puede aparecer más fácilmente en personas que sufren estrés laboral. (iStock)

Por otro lado, otro consejo es "adoptar rutinas de cuidado personal", que aunque pueda sonar muy raro, McKeown se refiere a esas actividades que te relajan o te ayudan a despejarte. Puede ser desde salir a hacer ejercicio a una hora determinada, dormir una pequeña siesta, ver un episodio de tu serie favorita o darte un baño de agua caliente antes de acostarte. "Tienes que ganar en autoconciencia de uno mismo para identificar cuáles son estas rutinas", asegura.

En definitiva, si padecemos de 'burnout' laboral el primer paso consiste en aceptarlo nosotros mismos y luego comunicárselo al jefe para barajar cuál sería la mejor opción. Lo peor, en este caso, es quedarse sin hacer nada, pues eso haría que los síntomas crecieran en intensidad hasta el punto de empeorar la situación, sentirnos peor y acabar tomando una decisión precipitada de la que después puede que nos arrepintamos.

Estrés, fatiga o ansiedad nada más entrar en la oficina o en tu centro de trabajo. Estos son algunos de los síntomas más comunes que experimentan las personas que sufren del ‘burnout’ laboral, que por cierto fue reconocido hace poco por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad. Por ello, lo más conveniente si reconoces estas sensaciones tan desagradables en tu día a día es que tomes constancia de ello y te pongas en vías de solucionarlo. Y el primer paso pasa por comunicárselo a tu jefe, lo cual no resulta nada fácil, ya que por un lado sería como reconocer tu derrota y, por el otro, tenderás a pensar que la única forma de ponerle solución está clara: marcharte y renunciar al puesto.

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