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Cáncer de vejiga: una enfermedad frecuente pero invisible

Cáncer de vejiga: una enfermedad frecuente pero invisible

Por EC Brands

Con motivo del mes de concienciación del cáncer de vejiga, hablamos de este tumor que, aun siendo uno de los más frecuentes en España, es un gran desconocido

El pasado mes de agosto, Ángel Arias, profesor de 72 años, se sometió a una revisión periódica para vigilar la evolución de un cáncer de próstata que se le había detectado cinco años atrás. “En ese chequeo surgió la sorpresa: me encontraron uno de vejiga. No era una metástasis del anterior, sino uno nuevo que no me había dado ningún síntoma. Comencé otra ronda de pruebas, análisis e incertidumbre. Primero, me trataron con quimioterapia; después, con inmunoterapia. Ahí estoy”.

En realidad, y aunque pueda parecer paradójico, Ángel tuvo suerte: es frecuente que este cáncer no avise, que permanezca silente hasta que, cuando dé la cara, se encuentre en un estadio avanzado que comprometa el pronóstico. A él se lo detectaron en una revisión, pero son muchas las personas que reciben demasiado tarde el diagnóstico de un cáncer que, pese a su importancia, sigue siendo un gran desconocido.

Las cifras lo confirman: a nivel mundial, cada año se diagnostican en torno a medio millón de nuevos casos y aproximadamente 200.000 personas fallecen como consecuencia de esta enfermedad. En España, este tumor tiene una enorme relevancia y se sitúa como el cuarto más frecuente entre los varones, con alrededor de 19.000 nuevos diagnósticos cada año y unas 6.000 muertes.

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Cada año se diagnostican en el mundo en torno a medio millón de nuevos casos de cáncer de vejiga

Son datos contundentes. Sin embargo, como explica el doctor Ignacio Durán Martínez, oncólogo del Hospital Universitario Virgen de Valdecilla (Santander), “a pesar de estas estadísticas, hay algo que todavía no estamos transmitiendo bien a la población porque este cáncer no tiene la atención mediática, la trascendencia social o la dotación de recursos para investigación que merece. La razón para mí no está clara, pero es obvio que hay trabajo por hacer”.

Esta falta de visibilidad es precisamente el eje de la campaña iniciada por Roche, que cobra especial relevancia con motivo del mes de concienciación del cáncer de vejiga. “Estamos convencidos de que campañas como #EseGranDesconocido ayudarán a dar a conocer uno de los cánceres más habituales y desconocidos por la sociedad, contribuyendo tanto a su prevención como a su detección precoz”, explica Beatriz Pérez, directora médica de Roche, quien añade que “nuestro compromiso con el paciente va más allá del desarrollo de terapias innovadoras que atiendan necesidades no cubiertas: apoyamos iniciativas como esta que permitan dar a conocer cómo les afecta la enfermedad y qué necesitan para convivir con ella”.

Factores de riesgo y síntomas

Lo primero, señalan los expertos, es estar alerta. En este sentido, interesa conocer cuáles son los factores de riesgo más relevantes. “El más importante de todos, el tabaco. La mejor prevención contra el cáncer de vejiga es no fumar, o abandonar el hábito si uno es fumador”, advierte el doctor Durán. Existen otros detonantes que pueden incrementar el peligro de desarrollar este tumor, pero cuyo peso es significativamente menor. En esencia, se trata de circunstancias que pueden producir inflamación y/o daño en la vejiga por distintos mecanismos: “Por ejemplo, haber recibido un tratamiento previo de radioterapia en la zona de la pelvis que pueda haber afectado indirectamente a la vejiga; la aplicación de algunos quimioterápicos que suelen usarse para el tratamiento de tumores sólidos o hematológicos, así como padecer una infección o inflamación crónica de la vejiga. También incrementa el riesgo una historia familiar previa de cáncer de vejiga o si se trabaja indebidamente expuesto a algunas sustancias tóxicas como los bencenos o las aminas aromáticas (propias, por ejemplo, de industrias petroquímicas)”.

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"La mejor prevención contra el cáncer de vejiga es no fumar, o abandonar el hábito si uno es fumador"

En cuanto a los síntomas, debemos estar atentos a la posible presencia de sangre en la orina (lo que se conoce como hematuria macroscópica). Especialmente, si se da en pacientes varones, mayores de 60 años y con historia de tabaquismo; una situación así debe alertarnos para buscar atención médica que se valore si, entre las posibles causas de este sangrado, se encuentra una enfermedad tumoral en la vejiga.

La idea es la detección precoz. El diagnóstico en etapas tempranas se asocia a un mejor pronóstico, y este es también el caso en los tumores de vejiga: “Un cáncer de vejiga localizado es una enfermedad potencialmente curable con un tratamiento local; este tratamiento puede incluir la extirpación local del tumor (lo que llamamos resección transuretral), la extirpación de la vejiga (cistectomía) o tratamientos como la radioterapia sola o en combinación con quimioterapia. Sin embargo, uno de vejiga avanzado es, en la mayor parte de los casos, una enfermedad incurable; en ella, y a pesar de los notables avances de los últimos años, la supervivencia a los cinco años no supera el 10-15%”, explica el doctor Durán.

La enfermería en la atención al paciente con cáncer de vejiga juega un papel que Borja Gómez Mediavilla, enfermero de Ensayos Clínicos de Oncología del Instituto de Investigación Valdecilla (IDIVAL), resume como “pivotal, ya que genera un eje de conexión entre todos los polos del equipo: médicos, pacientes, servicios de radiología, urología u hospital de día. El seguimiento estrecho que realizamos a los pacientes nos permite percatarnos de cuándo alguna de sus funciones normales se ven alteradas por diversos motivos. Pero, más allá de la clínica que podamos resolver, cabe resaltar el carácter humano de la profesión, algo que —sin olvidar todo el conocimiento científico que nos respalda— da un enorme valor añadido a nuestro trabajo”.

Con él coincide María Lanzas Postigo, enfermera de Ensayos Clínicos de Oncología del IDIVAL, quien destaca la fluidez en la comunicación. “La relación entre los facultativos y los pacientes tiende a ser vertical, mientras que con la enfermera suele ser una relación horizontal en la que les hacemos partícipes de la toma de decisiones. Los pacientes nos sienten más cerca y nos dan una información que muchas veces no transmiten al médico porque les da vergüenza, y prefieren, por confianza, hacérnoslo saber a nosotras. Desde enfermería les prestamos más tiempo y estamos más en contacto con ellos, lo que hace que nos convirtamos en su persona de referencia y ‘guía’ durante el proceso”.

Los nuevos retos terapéuticos

No cabe duda de que las cifras de supervivencia del cáncer de vejiga avanzado son preocupantes. No obstante, se están realizando avances recientes e interesa sobremanera ver cómo las investigaciones están permitiendo dotar de más vida y esperanza a los pacientes.

En este sentido, la doctora Teresa Alonso, oncóloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid), destaca la importancia de la llegada de la inmunoterapia: “Hasta ahora se ha desarrollado sobre todo en pulmón y melanoma, pero en vejiga también está obteniendo resultados muy positivos e incluso hemos observado que somos capaces, en algunos pacientes, de cambiar la historia natural del tumor y proporcionar años de estabilidad”. La clave es, señala, “conseguir identificar aquellos factores que nos hagan saber qué pacientes se van a poder beneficiar de esta terapia”. También, comenta, se ha avanzado en la consecución de dianas terapéuticas, y medicamentos que van contra determinadas alteraciones genéticas en las proteínas. Asimismo, “los anticuerpos conjugados, otro grupo de fármacos muy desarrollados en mama, están entrando con fuerza en el de vejiga”.

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"Se está haciendo un enorme esfuerzo por avanzar en la clasificación de los diferentes subtipos de cáncer de vejiga"

El camino, como vemos, pasa por la medicina de precisión: “Se está haciendo un enorme esfuerzo por avanzar en la clasificación de los diferentes subtipos de cáncer de vejiga y que esto nos pueda dar pie a una selección del tratamiento en los distintos pacientes. Se trata de huir de tratar a todos con la misma pauta desde el principio”.

Es el mismo deseo que muestra Beatriz Pérez, quien, tras reconocer la complejidad de esta enfermedad, señala que “gracias a nuestra amplia experiencia en el área de oncología, donde llevamos más de 50 años investigando, hemos podido obtener nuevos conocimientos sobre la biología de este tumor. Esto, junto a la introducción de la inmunoterapia contra el cáncer, nos ha permitido ofrecer nuevas opciones de tratamiento para abordar los tumores de vejiga, después de tres décadas sin ningún avance. Desde Roche, además, apoyamos iniciativas que contribuyen a dar visibilidad a este tumor, que aún sigue siendo un gran desconocido, y que favorecen su diagnóstico temprano. El objetivo final es que la combinación de un diagnóstico cada vez más temprano y los recientes avances logrados supongan una mejora del pronóstico, la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes”.

Para terminar, desde su experiencia, Ángel Arias no quiere dejar de transmitir, en este mes de concienciación con el cáncer de vejiga, su mensaje: “Si tengo que dar un consejo a quien se pueda encontrar en mi situación, es el de no perder el optimismo. Tenemos magníficos hospitales y se van abriendo nuevos caminos en el desarrollo científico y oncológico. La medicina avanza, cada vez hay más conocimiento de esta enfermedad y debemos ser positivos y no desesperar”.