Es noticia
¿Los humanos podríamos realmente destruir toda la vida que existe en la Tierra?
  1. Alma, Corazón, Vida
el futuro

¿Los humanos podríamos realmente destruir toda la vida que existe en la Tierra?

El capitalismo nos ha llevado irremediablemente a consumir constantemente, con riesgo de agotar los recursos de los que disponemos, dañando la esfera terrestre en el proceso

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

El hombre es un lobo para el hombre, decía Hobbes, y también para la Tierra. Aunque el miedo a que terminemos con todos los recursos de nuestro planeta o comencemos una guerra nuclear que acabe con nosotros mismos es frecuente, además de un tema ampliamente usado en películas post-apocalípticas, a la hora de la verdad no terminamos de creerlo. Llegamos al mundo creyendo que viviremos para siempre y sin pensar especialmente en las consecuencias de nuestros actos.

Pero la pregunta de si podríamos destruir toda la vida en la Tierra siempre planea sobre nosotros, cual espada de Damocles. Al fin y al cabo, en los aproximados 300.000 años que llevamos aquí, hemos extinguido (según los datos) unas 842 especies (746 animales y 96 plantas). No solo eso, el capitalismo nos ha llevado irremediablemente a consumir constantemente, con riesgo de agotar los recursos de los que disponemos, dañando la esfera terrestre en el proceso.

Suena siempre a bulo apocalíptico, pero un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias Weizmann, en Israel, publicó recientemente un estudio que compara la masa creada por el hombre (masa antropogénica), con toda la masa viva o biomasa del mundo. Revelaron que, por primera vez en la historia de la humanidad, la primera ha superado a la segunda o está cerca de hacerlo en los próximos años, informa 'BBC'.

El Antropoceno

¿Qué significa eso? El estudio estima que, en promedio, cada persona en el mundo produce más masa antropogénica que su propio peso corporal cada semana. "La vida en la Tierra se verá afectada de una manera cuantitativa importante, debido a las acciones del ser humano", apuntaron desde el propio centro de investigación. Es una revelación que en realidad no sorprende tanto a los expertos, que consideran que actualmente nos encontramos en la era denominada 'Antropoceno' (nombre creado por el Nobel Paul Crutzen), o en otras palabras, la era de los humanos.

Los plásticos como los conocemos nacieron en 1907, pero producimos 300 millones de toneladas cada año

Y en realidad no va muy desencaminado, por poner un ejemplo de cómo nos hemos convertido en una fuerza imparable en este planeta que arrasa con todo: los plásticos como los conocemos nacieron en 1907, pero producimos 300 millones de toneladas cada año, y después del agua lo que más utilizamos en la Tierra es el hormigón. Además del derretimiento de los polos o el aumento de las temperaturas tenemos que preocuparnos de la reciente basura espacial mandada al espacio desde los años 60, con las primeras exploraciones.

Todo esto ya lo sabemos, lo escuchamos continuamente y de manera más o menos certera se intenta a nivel individual que las personas se sientan suficientemente culpables o concienciadas como para no contribuir en esta suerte de suicidio asistido en el que estamos inmersos y que pagarán nuestros sucesores. Sin embargo, es más interesante pensar en las razones intrínsecas de nuestro comportamiento. Como sucede con la maldad, ¿es adquirido o innato?

Podríamos intentar reducir las emisiones a nivel individual, pero a la hora de la verdad los modelos de marketing actuales nos invitan a consumir en lugar de ahorrar

Hay evidencia de que el materialismo es aprendido y moldeado por la cultura, y hay quienes sostienen que la selección natural puede haber predispuesto a nuestra especie al deseo de acumular cosas. Nuestras pertenencias pueden ofrecernos una sensación de seguridad y estatus que, sin duda, desempeñó un papel más importante antes en la historia de la humanidad. Además, parecemos estar condicionados para crear, avanzando en nuestras ambiciones durante el proceso, olvidándonos en el proceso de poner límites.

La acumulación de masa antropogénica también se relaciona con el desarrollo urbano, junto con sus implicaciones ambientales asociadas, ya observadas en todo el mundo. La huella de carbono de nuestros dispositivos representa aproximadamente el 3,7% de las emisiones globales

Observa la huella de carbono de nuestros dispositivos, Internet y los sistemas que los respaldan. Representa aproximadamente el 3,7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y se prevé que se duplique para el 2025. Podríamos intentar reducir las emisiones a nivel individual, pero a la hora de la verdad los modelos de marketing actuales nos invitan a consumir en lugar de ahorrar.

En un mundo que nos ha demostrado lo frágil que es la sociedad tras el covid-19, buscar un modelo de sostenibilidad diferente parece fundamental

El materialismo está fuertemente arraigado en nuestra sociedad, y se ve con celebraciones que van desde San Valentín al Black Friday. En un mundo que nos ha demostrado lo frágil que es la sociedad tras el covid-19, buscar un modelo de sostenibilidad diferente parece fundamental. En la era del Antropoceno, los humanos pueden sentirse autorizados a depositar sus esperanzas en la tecnología para solucionar cualquier problema y poder continuar haciendo lo que están haciendo.

Como dice Abraham Loeb, profesor de ciencia en Harvard: "Si seguimos comportándonos de esta manera, es posible que no sobrevivamos mucho", dice. Tenemos la inteligencia suficiente para poder buscar alternativas con las que nuestros descendientes estén orgullosos, pero también tenemos la inteligencia suficiente para producir tanto en nuestro beneficio que, paradójicamente, acabemos con lo más valioso para nosotros: nuestra propia existencia.

El hombre es un lobo para el hombre, decía Hobbes, y también para la Tierra. Aunque el miedo a que terminemos con todos los recursos de nuestro planeta o comencemos una guerra nuclear que acabe con nosotros mismos es frecuente, además de un tema ampliamente usado en películas post-apocalípticas, a la hora de la verdad no terminamos de creerlo. Llegamos al mundo creyendo que viviremos para siempre y sin pensar especialmente en las consecuencias de nuestros actos.

Recursos humanos
El redactor recomienda