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¿Y si realmente tenemos un sexto sentido? Los seres humanos y la ecolocalización
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¿Y si realmente tenemos un sexto sentido? Los seres humanos y la ecolocalización

Un nuevo estudio consigue probar que, al igual que ciertos animales, poseemos un sentido dormido que sirve para detectar objetos alrededor a partir del sonido

Foto: Fuente: iStock
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En comparación con otros animales, los seres humanos tenemos los sentidos poco desarrollados. No olemos tan bien como los perros y apenas somos capaces de ver nada en noche cerrada como los osos y algunos carnívoros. Pero según un grupo de científicos japoneses, hay un sexto sentido que sí que podríamos desarrollar y perfeccionar. Se trata de la ecololizacación, el aplicado por los murciélagos para saber guiarse en su vuelo nocturno.

¿Vas a cruzar la acera y de repente sientes que viene un coche antes de que lo veas aparecer? Pues bien, esto mismo es la ecolocalización, la facultad de saber guiarnos por el entorno gracias al sonido. Al igual que hacen los murciélagos se guían a través de ondas sonoras imperceptibles para el oído humano, y del eco que estas producen en los objetos que hay alrededor contra los que chocan, nosotros también podríamos llegar a desarrollar un sexto sentido que sustituya al de la vista, pudiéndonos guiar por el medio nocturno sin la necesidad de tener que encender la luz.

"Si pudiéramos reconocer cambios en los patrones acústicos, la ecolocalización expandiría la forma en la que vemos y sentimos el mundo"

En caso de que los seres humanos pudiéramos reconocer de manera similar estos patrones acústicos variables en intensidad a lo largo del tiempo, nuestra manera de ver el mundo cambiaría por completo. Esa es la conclusión a la que han llegado Miwa Sumiya, investigadora del Centro de Información y Redes Neuronales de Osaka, Japón, y principal autora del estudio, publicado en 'Plos One'. "Examinar cómo los humanos podemos adquirir nuevas capacidades sensoriales para reconocer entornos a partir del sonido, es decir, mediante la ecolocalización, puede conducir a una mayor comprensión sobre lo muy flexible que es nuestro cerebro", admite, en unas declaraciones recogidas por la revista 'Popular Mechanics'.

El experimento

"Si los humanos pudiéramos reconocer de manera similar a los murciélagos estos cambios en los patrones acústicos, podría literalmente expandir la forma en la que vemos y sentimos el mundo", prosigue Sumiya. Para probar su teoría, ella y su equipo reunió en una habitación a un conjunto de participantes un par de auriculares y dos tablets diferentes, una para generar una señal de ecolocalización sintética y la otra para escuchar una serie de ecos grabados. En una segunda sala, no visible para los sujetos, colocaron dos cilindros en tres dimensiones con formas peculiares que bien rotaban o se quedaban quietos. Puedes ver un croquis del experimento en este enlace.

Se espera que los ingenieros del futuro puedan crear dispositivos para mejorar la habilidad de personas con discapacidad para moverse por el entorno

Los investigadores pidieron a los 15 participantes transmitieron sus señales de ecolocalización a través de la tablet, liberando ondas de sonido que viajaban hasta la segunda habitación y golpeando los cilindros en tres dimensiones, de la misma forma que haría un murciélago. "La señal de ecolocalización sintética usada incluyó señales de alta frecuencia de hasta 41 hercios que los seres humanos no pueden escuchar", explica Sumiya, de ahí que necesitaran transformar las ondas sonoras en otra frecuencia para que los participantes pudieran oírlas y reconocerlas.

Al final del experimento, el equipo de científicos pidió a los sujetos que determinaran si los ecos que recibían provenían de un objeto giratorio o, por el contrario, de algo quieto y firme. Al final, ayudándose de los cambios en el timbre y tono de los infrasonidos convertidos en frecuencias audibles para el ser humano, pudieron identificar si los cilindros estaban quietos o en movimientos, aunque tuvieron más dificultad para detectar aquellos que permanecían parados.

Foto: Una joven no se decide. Foto: Pixabay

Este no es el primer estudio en el que se intenta probar si los humanos también podríamos gozar de la ecolocación propia de los murciélagos o delfines. Pero Sumiya advierte de que este es el primero en explorar este hipotético sexto sentido de una forma variable en el tiempo. El equipo de científicos concluye que tanto los humanos como los murciélagos pueden llegar a interpretar objetos gracias al sonido. Con estos avances, se espera que los ingenieros del futuro puedan crear dispositivos tecnológicos alojados en objetos portátiles como gafas o relojes para mejorar las habilidades de las personas con discapacidad a la hora de moverse por el entorno.

En comparación con otros animales, los seres humanos tenemos los sentidos poco desarrollados. No olemos tan bien como los perros y apenas somos capaces de ver nada en noche cerrada como los osos y algunos carnívoros. Pero según un grupo de científicos japoneses, hay un sexto sentido que sí que podríamos desarrollar y perfeccionar. Se trata de la ecololizacación, el aplicado por los murciélagos para saber guiarse en su vuelo nocturno.

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