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Las causas por las que decimos que los felices años 20 eran felices
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Un siglo después

Las causas por las que decimos que los felices años 20 eran felices

¿Qué hizo realmente felices a los felices años 20? ¿Fueron tan felices? ¿Realmente puede compararse con la situación actual?

Foto: 'La Belle in Lisbon'. (iStock)
'La Belle in Lisbon'. (iStock)

En los últimos tiempos y a causa de la pandemia, se han alzado muchas voces para debatir si realmente estamos viviendo (o viviremos en los próximos años) unos años 20 parecidos a los del siglo pasado. Las comparaciones son odiosas, pero también son irremediables, teniendo en cuenta que hace un siglo se vivió una pandemia muy similar a la del coronavirus, con el aliciente de que, además, Europa se encontraba en guerra.

La pérdida de la mayoría de la juventud durante la contienda llevó a una especie de fin de semana continuo por parte de los supervivientes que duró varios años hasta el crack del 29 y la llegada de los fascismos. La muerte de buena parte de una generación entera no es comparable a unos meses de confinamiento, pero la manera en que muchos jóvenes salieron a las calles tras el fin del estado de alarma hace unas semanas es solo una prueba más de que esta década también podría tratar de emular esos felices años 20 de hace un siglo.

Pero, ¿qué hizo realmente felices a los felices años 20? ¿Fueron tan felices? ¿Realmente puede compararse con la situación actual? Antes de nada, una diferencia clara con el momento presente: la juventud, que hasta entonces se consideraba una etapa más que se debía pasar rápido para llegar a la preciada adultez, se convierte en una época deseada y muchos hombres quisieron mantener el aspecto juvenil al ponerse de moda algo que, a día de hoy, es impensable, la barba completamente rasurada. Los hipsters no pintaban nada en la Europa de hace un siglo.

Los 'challenges' más extraños

Si creías que vivíamos en la época de los 'challenges' con el advenimiento de TikTok y las pruebas absurdas (desde tomar canela para toser a tirarse un cubo de agua helada encima, pasando por otros aún más peligrosos), te equivocabas. Hace un siglo, tras el final de la Primera Guerra Mundial, comenzaron a realizarse récords y desafíos locos y absurdos, que podían ir desde descender en bici las escaleras de la Torre Eiffel a hacer carreras de camareros. Una manera de evadirse de la realidad durante unos momentos.

El estadounidense Charles Lindbergh fue el primer hombre en cruzar en solitario el Atlántico y volar de América a Europa

En aquella época el estadounidense Charles Lindbergh fue el primer hombre en cruzar en solitario el Atlántico y volar de América a Europa a bordo de su avión 'El espíritu de San Luis', aterrizando en las inmediaciones del aeropuerto de Le Bourget. Todo, por el mismo motivo que ahora: acariciar durante un ínfimo instante de tiempo la fama, que parece trasportarnos a la eternidad.

La mujer emancipada

En los primeros años del siglo XX no solo se dijo adiós a los coches de caballos para dar paso a los automóviles, también aparecieron el horno, el aspirador, la plancha, la lavadora, el lavavajillas o incluso las tenacillas. Además de todo aquello, se notaron los primeros cambios que llevarían a la emancipación femenina.

placeholder Coco Chanel.
Coco Chanel.

Aunque el movimiento sufragista había llegado en la segunda mitad del siglo XIX, mujeres como Coco Chanel ayudaron a concebir una mujer nueva que se despedía para siempre del corsé y saludaba a los pantalones. El corte de pelo 'bob' también trajo consigo a la garçonne, basada en el libro de Víctor Margueritte con el mismo nombre: mujeres que rompían la barrera de la moralidad que fumaban, bebían y llevaban falda corta.

El entretenimiento de masas

Como decíamos antes, la evasión de la realidad fue una constante para una generación traumatizada por la guerra, que solo quería divertirse. En 1927 se estrenó 'El cantante de jazz', la primera película comercial sonora, en un momento en el que Holywood comenzaba a consagrarse como la industria de oro y en Europa también comenzaban a surgir obras maestras mudas, como 'Metrópolis' (1927), 'El acorazado Potemkin' (1925) o 'El gabinete del doctor Caligari' (1920). También comenzaban a aparecer las primeras estrellas de la pantalla, desde Rodolfo Valentino a Charlie Chaplin, pasando por Lilian Gish o Louis Brooks. En otras palabras, surgían la cultura de masas y la civilización del espectáculo.

España no era precisamente una fiesta. La sociedad estaba bastante polarizada y en 1921 acababa de suceder el desastre de Annual

Y volviendo al jazz, considerado desagradable e indecente en su momento, fue algo así como el trap de la época, y Scott Fitzgerald supo retratarlo en sus libros como nadie. Mucha gente expresó durante el confinamiento las ganas locas de volver a bailar, pero no son nada comparadas con la fama que adquirió el charlestón en los años 20. El baile, una locura en sí en el que se alternan brazos y piernas, era en su origen un baile de afroamericanos (nació en Carolina del Sur). Josephine Baker fue la culpable de que se popularizara en Europa.

La economía

En esta época comenzó la venta a plazos, pues el consumismo tal y como lo conocemos comienza aquí, en un momento donde como hemos visto surgen (entre otros) el automóvil, los electrodomésticos o el teléfono. Los consumidores compraban tanto que acababan endeudados, también aparecieron las cadenas de montaje, popularizadas en la industria del automóvil por la fábrica Ford. Una manera de alienar al trabajador mientras se reducían costos y tiempos de producción.

Puede que en Estados Unidos y hasta la llegada del crack del 29 se vivieran unos años de excelente bienestar y optimismo frente al futuro, pero en España las cosas eran un poco diferentes. España no era precisamente una fiesta. La sociedad estaba bastante polarizada, en 1921 acababa de suceder el desastre de Annual, y desde 1923 el general Primo de Rivera gobernó hasta 1930.

Al fin y al cabo, ya sabemos cómo acaba este cuento de hadas que fueron los felices años 20. En la otra cara de la moneda, mientras James Joyce publicaba el 'Ulises', Carlos Gardel bailaba tango antes de morir, las mujeres se vestían a lo 'garçonne' y todo el mundo bailaba foxtrot y charlestón, Mussolini se alzaba como líder del partido fascista en 1922, en Múnich se intentaba dar un golpe de estado en 1923 en una cervecería y en 1929 caía la Bolsa de Wall Street. Un poco de oscuridad en esa época tan dorada de la que todo el mundo se despertó de repente. Una pequeña tregua entre dos tiempos amargos que culminaron con una terrible guerra y un Holocausto. El sueño se desvanecía y llegaba la cruda realidad sobre el ser humano. Quizá es un alivio no repetir tiempos pasados.

En los últimos tiempos y a causa de la pandemia, se han alzado muchas voces para debatir si realmente estamos viviendo (o viviremos en los próximos años) unos años 20 parecidos a los del siglo pasado. Las comparaciones son odiosas, pero también son irremediables, teniendo en cuenta que hace un siglo se vivió una pandemia muy similar a la del coronavirus, con el aliciente de que, además, Europa se encontraba en guerra.

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