Echan la puerta abajo de un vecino pensando que había muerto y estaba durmiendo la siesta

Paco es el estanquero de La Ñora, una pedanía de Murcia en la que viven unos 5.000 habitantes. Se ha llevado el susto de su vida y no porque nadie haya intentado robarle en su negocio o nada similar, sino por algo tan simple como echarse la siesta. Sin embargo, una llamada de sus vecinos a la Policía hizo temer lo peor.

Los hechos sucedieron cuando unas personas pasaron al lado del estanco que regenta Paco en La Ñora y lo vieron acostado en un sofá a través de las rejas del establecimiento. Lo llamaron para ver si se encontraba bien, pero el estanquero no respondía, ni siquiera cuando los vecinos subieron el tono y comenzaron a llamarlo a gritos. Pensaron que le había pasado algo grave.

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El Confidencial

Rápidamente llamaron al 112 y el servicio de emergencias de Murcia movilizó a la Policía y a los Bomberos. Cuando llegaron al lugar de los hechos, Paco seguía sin dar señales de vida, por lo que decidieron tirar la puerta abajo y entrar en el estanco. Sin embargo, una vez dentro del local, el estanquero abrió los ojos sorprendido por la presencia de tanta gente en su negocio.

"Me he quedado 'clisao"

Paco explica a 'La Opinión de Murcia' qué fue exactamente lo que sucedió: "Me he quedado un poco 'clisao' y, cuando he abierto el ojo, he visto aquí a la Policía y a los Bomberos, imagínate. Gracias a Dios, aquí no se ha muerto nadie". El estanquero asegura que se llevó un susto al despertar, pero también agradece la ayuda de los servicios de emergencia.

El hombre se había echado la siesta y no escuchó a nadie a través de la ventana

Los bomberos desplazados al lugar comunicaron al 112 que no hacía falta la presencia de sanitarios en el lugar ya que Paco se encontraba bien. El estanquero reconoce que "puede" que tenga el sueño profundo y no da importancia al hecho de que rompieran la puerta de su establecimiento, ya que, si se hubiera encontrado mal, lo hubieran salvado.

El suceso recuerda a otro ocurrido en Toledo hace pocas semanas, cuando los bomberos entraron por error en el domicilio de un anciano, rompiendo el cristal de la ventana al confundir la dirección de la vivienda. Sin embargo, el hombre sufre sordera severa y no llevaba puestos los audífonos con los que oye, por lo que no se enteró de nada hasta que se despertó a la mañana siguiente. Los bomberos se marcharon por el balcón igual que habían venido.