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Cómo tener más entusiasmo por las cosas y asombrarte por lo que te rodea
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UN CAMBIO DE PERSPECTIVA

Cómo tener más entusiasmo por las cosas y asombrarte por lo que te rodea

Si has caído en la rutina y no sabes cómo salir de ahí, el primer paso reside en cambiar tu percepción de las cosas y dejarte sorprender por lo de fuera

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Los seres humanos somos unos animales de costumbres. Necesitamos tener una serie de pautas para saber desenvolvernos en el mundo real con el objetivo de sentirnos cómodos y seguros. Al final, acabamos metidos en un conjunto de rutinas del que parece imposible salir, y cuando se impone la cotidianidad nos asalta el deseo de llevar una vida más emocionante. Tenemos alma de exploradores, pero en el fondo hay una tendencia a acomodarnos que puede acabar prevaleciendo dependiendo de la personalidad de cada uno.

¿Cuánto hace que no vives un momento inspirador y trascendente que te haga dar un giro de 180 grados a tu vida? Tendemos a creer que vamos perdiendo la capacidad de asombrarnos por las cosas con la edad, pues al principio todo es nuevo y emocionante. En realidad, conservar el entusiasmo por las cosas es uno de los principios más positivos que hay. Si nada llama tu atención eres más proclive a desarrollar algún síntoma de trastorno mental, como ansiedad o depresión. Por ello, siempre hay que mantener la capacidad de ilusionarse y asombrarse por lo más mundano, si no acabaremos cayendo en ese mar de días que conforman la rutina, desapegándonos de nuestra propia vida.

Cuando una persona experimenta uno de estos estados trascendentes tiende a sentirse minúscula, viéndose superada y desbordada

Son muchos los beneficios que trae consigo experimentar asombro de vez en cuando, tanto para la salud física como psicológica. Sin ir más lejos, un estudio de la Universidad de Toronto descubrió que la fascinación es una de la de las emociones positivas que más se asocian con un nivel bajo de citocinas proinflamatorias, un conjunto de proteínas protectoras que se liberan cuando estamos enfermos. En caso de tener índices altos, somos más proclives a desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes o depresión.

Es evidente que si sentimos más entusiasmo por las cosas que nos rodean disfrutamos más de la vida y gozamos de un mejor estado de ánimo. Y, por otro lado, también nos convierte en seres más sociables, pues un estudio demostró que aquellas personas que se consideraban como más entusiastas tenían una actitud más generosa y cooperativa con los demás.

El "yo pequeño"

Al fin y al cabo, hay un montón de hechos aparentemente cotidianos o de disciplinas a simple vista aburridas que en cualquier momento pueden despertar nuestra atención. Si estamos desilusionados puede parecer que todo es igual y que caminamos en mitad de una inmensa llanura cuyo paisaje siempre es el mismo. Pero si mantenemos nuestros sentidos alerta podremos descubrir cómo la magia está presente en cada cosa que vemos, oímos u olemos. Basta con esforzarse por cocinar un buen plato o bailar con una música pegadiza para darle la vuelta a un día que parecía igual que todos los demás.

"Observa todo lo que te llama la atención: ¿Se intensifican tus sentidos? ¿Se te pone la piel de gallina? ¿Te sientes más curioso o contento?"

Uno de los efectos psicológicos que produce el asombro es lo que algunos investigadores llaman el "yo pequeño". En cierto modo, conecta bastante con cómo vemos el mundo cuando somos niños o adolescentes: extraño, nuevo, salvaje, atrayente... Cuando una persona experimenta uno de estos estados trascendentes tiende a sentirse minúscula, viéndose superado y desbordado por ese objeto de contemplación o idea que recorre su mente. Y es cuando nuestra percepción temporal cambia, haciéndose más grande y expansiva, "permitiéndonos saborear el aquí y el ahora", como expresa Summer Allen, una neurocientífica de la Universidad de California, quien ha publicado un inspirado texto respecto al tema en 'Aeon'.

Después de haber vivido una pandemia que nos ha impedido disfrutar de la vida con nuestros seres queridos como solíamos hacer antes, es tiempo de volver a reengancharse con la extraordinaria sensación del asombro y volver a sentir entusiasmo por lo que nos rodea. Ahora que ya no tenemos que pasar tanto tiempo en casa parece relativamente sencillo volver a sentir inquietud por el exterior, así como por conocer a nuevas personas. A la hora de la verdad, parece fácil pero no lo es, pues acarreamos con una fatiga psicológica que puede truncar nuestras expectativas.

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Allen aporta cuatro consejos muy sencillos para volver a reconectar con esa parte de nosotros mismos que no quiere ceder ante la rutina ni a pensar que todo es igual o aburrido. En primer lugar, aboga por limitar las distracciones. "Apaga las notificaciones de tu teléfono", recomienda, algo que efectivamente es difícil si tienes una vida laboral flexible o una vida familiar demasiado sacrificada y en cualquier momento pueden requerir tu atención. No obstante, "pídele a tu pareja, compañero o hijos un espacio para ti". Sí, estás en tu derecho.

"Enfoca tu experiencia de asombro como un ejercicio contemplativo", prosigue. "Comienza dando una respiración profunda y presta atención al sonido y sensación de tu respiración mientras inhalas y exhalas". Al fin y al cabo, ¿qué hay más sorprendente que la emoción de estar y sentirse vivo? En tercer lugar, "dirige tu atención hacia fuera y permanece abierto a la inspiración". Allen aconseja observar todo aquello que llama tu atención. "¿Se intensifican tus sentidos? ¿Se te pone la piel de gallina? ¿Te sientes más curioso o contento?". Por último, también incide en que no te tienes que agobiar si no sientes nada de esto durante períodos prolongados, pues no siempre vas a vivir grandes momentos o instantes trascendentes, por lo que no exasperes en tu intento de sentir más entusiasmo.

"Las 8 maravillas de la vida" de Keltner

Allen cita a Dacher Keltner, uno de los investigadores de la llamada "psicología del asombro", quien ha basado su terapia y estudios en las que él llama "las ocho maravillas de la vida", o las ocho formas más básicas para hallar el entusiasmo en tu día a día, que citaremos a continuación.

  1. Sé testigo de la belleza moral y del coraje de otras personas.
  2. Muévete al unísono con otras personas: baila, haz ejercicio o realiza otras actividades junto con los demás.
  3. Organiza escapadas a la naturaleza.
  4. Escucha o compón música.
  5. Disfruta de las artes visuales o del cine.
  6. Busca experiencias espirituales o religiosas.
  7. Piensa en grandes ideas: sé ambicioso y repara en aquello que crees que no se ve o que a la gente no le llama la atención.
  8. Comprende la vida y la muerte: aunque suene muy profundo, Keltner se refiere a saber reflexionar sobre por qué estamos vivos, el milagro del nacimiento o por qué todos los seres humanos tenemos el mismo destino, primero el fallecimiento y luego el olvido.

Los seres humanos somos unos animales de costumbres. Necesitamos tener una serie de pautas para saber desenvolvernos en el mundo real con el objetivo de sentirnos cómodos y seguros. Al final, acabamos metidos en un conjunto de rutinas del que parece imposible salir, y cuando se impone la cotidianidad nos asalta el deseo de llevar una vida más emocionante. Tenemos alma de exploradores, pero en el fondo hay una tendencia a acomodarnos que puede acabar prevaleciendo dependiendo de la personalidad de cada uno.

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