"Prohibido fijar carteles": la conversión al arte del mensaje que quiso frenar la creatividad

Con el objetivo de "mantener la ciudad limpia", el Ayuntamiento de Águilas aprobó, hace ya cuatro años, una ordenanza que fijaba en una multa económica de 3.000 euros la sanción a aplicar a todo aquel que colocara, en un lugar no habilitado para ello, cualquier tipo de cartel. No había lugar en la localidad murciana para colgar cualquier tipo de cartelería donde uno quisiera, en nombre del civismo. Unos meses atrás, Tudela hizo lo propio, con una normativa local similar en la que quedaban previstas multas de entre 100 y 3.000 euros a determinadas "conductas incívicas", entre las que se encuentra la de pegar carteles por la calle o en los árboles, salvo en los casos en los que se cuente con autorización municipal.

Sin embargo, y como también ha ocurrido con el 'graffiti', la cartelería, ese gran evitado de los muros de los pueblos y ciudades, no solo es una figura clave del diseño, sino también es memoria gráfica de la cultura, de la vida social de una época. Artistas de la altura del francés Henri de Toulouse-Lautrec supieron aprovechar en su momento lo que Jules Cheret hizo por la cartelería: reconvertirla y pasar de los hasta entonces tradicionales carteles tipográficos a otros más visuales, llevando su arte a convertirse en una nueva rama del diseño. Pero no en todos los lugares el cartel es bienvenido. "Prohibido fijar carteles": con estas tres palabras se ha querido 'frenar' esa creatividad en beneficio del civismo, de la 'limpieza' urbana, del orden. En beneficio de los muros sin marcas de la historia, sin cicatrices de la vida.

"Nos resultaba casi paradójico que prohibiera fijar carteles un cartel... pero además un cartel que es horrible", dice a El Confidencial Mario Carrillo, profesor en Brother Escuela de Creativos y redactor creativo en la agencia de publicidad El Ruso de Rocky, quien ha guiado a dos de sus alumnas, Helena Bravo y Paula Reverte, en esta iniciativa que busca darle la vuelta a lo que han considerado "el cartel más feo del mundo". "El objetivo es coger esos lugares en los que a los ilustradores, diseñadores o directores de arte no les dejan hacer nada, donde lo único que pueden hacer es ese cartel, y cambiarlo gracias a un buen diseño", explica Helena Bravo a este periódico.

"Nos parecía una provocación que lo hicieran así", asegura Bravo, sin dejar de mencionar en todo momento a su compañera Paula Reverte. "Un ilustrador cuando va por la calle lo analiza todo, se va fijando hasta en los rótulos de los bares, en todo, y también en esos carteles. Parece una provocación: los hacen feos, horribles, para que los reinterpretemos", bromea. Lo cierto es que las dos compañeras llevaron el proyecto ante su profesor y fue él el que les animó a sacarlo adelante. "Había que llevar a cabo esa idea, y hacerlo de la manera más ambiciosa posible", señala a este periódico el creativo.

"Nos parecía una provocación: hacen los carteles feos para que los reinterpretemos"

Así pues, y gracias a la colaboración de Miguel Novillo, también creativo y director académico en Brother Madrid, existía la posibilidad de llegar "a mucha gente". "La respuesta fue superpositiva, ni en el mejor de los casos esperábamos que fuéramos a tener una respuesta tan rápida y positiva de mucha gente a la que admiramos", asegura el profesor. A la iniciativa se han sumado, entre otros, artistas del diseño gráfico como el gallego Artur Galocha, grafista en 'The Washington Post' o Ausias Pérez, director creativo de la agencia catalana Tot Everything. "Cada uno se ha llevado a su terreno el cartel y con lo que nos quedamos es con una colección de carteles de 'Prohibido fijar carteles' que cada uno se ha llevado a su campo", explica Helena: algunos, ilustrados; otros, pintados en acrílico; otros, en 3D... todo cabe.

"Prohibirlo... de la manera más bonita posible"

El objetivo es, como ya ha dicho Helena, dejar libertad a esos diseñadores y artistas para reinterpretar sus propios carteles, pero se trata de una iniciativa completamebte abierta. "Queríamos contar con una base de artistas para lanzarlo, pero más allá de eso nos interesa que cualquier persona pueda participar y llevar a cabo su diseño", explica Mario Carrillo. ¿Y qué ocurre con quien ha pensado alguna vez en colocar un cartel junto al cartel de 'Prohibido fijar carteles'? Lo cierto es que ninguno de los impulsores de esta iniciativa sabe qué va a pasar, si un diseño más trabajado impedirá que se coloquen alrededor otras creatividades o simplemente anuncios sin ningún tipo de diseño ni color atractivo. "Pero al menos cumpliría su función: más gente se fijaría en él y en lo que dice... Al menos prohibimos de la manera más bonita posible".

La iniciativa arranca este martes, 27 de abril, Día Mundial del Diseño, y lo hace bajo la etiqueta #ProhibidoFijarCarteles: con ella y a través de una cuenta de Instagram con el mismo nombre, Paula, Helena y Mario lanzarán los diseños de una treintena de artistas que se han sumado (por ahora) al proyecto, y todos los que lo hagan desde ese mismo momento. La idea no se queda aquí: el próximo 14 de mayo se llevarán todos estos diseños a una exposición en la sede de la Escuela de Creativos Brother, ubicada en el centro de Madrid, donde se podrán visitar de forma presencial.

¿Por qué un Día Mundial del Diseño?

Lo cierto es que prácticamente todo en esta vida tiene un día en el calendario. Cada día se celebran multitud de 'días de' y las agendas están plagadas de 'días mundiales' y 'días internacionales', y los trabajadores del mundo del diseño no iban a ser menos. Desde el año 1995 se celebra el Día Mundial del Diseño cada 27 de abril, fecha en la que tiene lugar el 'cumpleaños' del Consejo Internacional del Diseño (ICoD, por sus siglas en inglés), con sede en Londres. "El diseño da forma a nuestro mundo en todos los sentidos, afectando a nuestro entendimiendo, a nuestras opiniones, acciones y decisiones. El diseño determina el impacto de la información, ya sea a través del color, la forma o el tipo, incluido el letrero de la calle más pequeño, los sitios web que navegamos, los productos que compramos o los libros que leemos", defiende el ICoD, razones todas detrás de la decisión de celebrar este día de "unión de diseñadores de todo el mundo".