La isla caribeña asediada por ratas que aloja ahora especies en peligro crítico
“Me di cuenta de que eran árboles y arbustos nuevos. No solo estaba la vegetación que se recuperó, sino que era otra que estaba floreciendo por primera vez”
En 2016 dio comienzo un proyecto que algunos veían demasiado ambicioso: un grupo de ambientalistas barajó la opción de controlar a los miles de ratas negras invasoras y un rebaño de cabras salvajes de la isla de Redonda del Caribe, en Antigua y Barbuda. Cinco años después, esta idea de transformar un terreno desértico en un paraíso ecológico es una realidad.
La ‘nueva’ isla de Redonda sirve de hogar para una gran variedad de reptiles, poblaciones de aves y lagartijas, que están rodeadas de nueva vegetación. Aunque este proyecto comenzó en 2016, no fue hasta hace 18 meses cuando los ambientalistas fueron al lugar a ver con sus propios ojos el fruto del duro trabajo.
We have seen how this approach can bring about magnificent changes through the transformation of the island of Redonda.
— EAG 🦜🦎🌿 (@EAGAntigua) April 22, 2021
Let’s be just as ambitious, just as determined, with the rest of our planet.#EarthDay #RestoreOurEarth pic.twitter.com/NmNDzfF9Jh
Shanna Challenger, de la organización Environmental Awareness Group (EAG), ha contado a BBC lo que supuso su visita: “Fue un contraste tan marcado respecto a la primera vez que vi Redonda, en un 2016 en el que estaba literalmente desmoronándose en el mar”. A medida que se acercaba en el helicóptero, la especialista fue contando los círculos verdes de la isla.
Control de ratas y cabras
“Me di cuenta de que eran árboles y arbustos nuevos. No solo la vegetación que se recuperó, sino que estaba otra floreciendo por primera vez”, recordó Challenger. Una de las consecuencias de la aparición de esta vegetación fue el cambio de ubicación que realizaron de las cabras de cuernos. Este rebaño había arrasado con casi todas las plantas de Redonda, hasta el punto de que se estaban muriendo de hambre.
"At a time when so much of the news about the state of our planet is understandably downbeat, the rebirth of Redonda shows that if we give nature a chance, it can and will bounce back."
— Fauna & Flora Int. (@FaunaFloraInt) April 20, 2021
– Dr Jenny Daltry @EAGAntigua | @Darwin_Defra
📷 Shanna Challenger / FFI pic.twitter.com/DowUeTlruk
Para controlar a las cabras, que desconocían el contacto con los seres humanos, los ambientalistas las acorralaron y trasladaron en helicóptero. Una vez subidas al vehículo, fueron enviadas a dueños que estaban interesados en criarlas por sus genes resistentes a la sequía.
Por su parte, los roedores llegaron en el siglo XIX y seguían una dieta a base de reptiles y huevos de aves. Controlar las ratas fue una tarea más ardua, en la que los especialistas distribuyeron cebos en las grietas y huecos de la isla. Había trampas de todo tipo, algunas llevaban mantequilla o chocolate, “para asegurarnos de atrapar a las más quisquillosas”, explicó Challenger.
No se podía ir sin pisar huevos
Ahora, las presas víctimas de la plaga de ratas y el rebaño de cabras “campan a sus anchas por la isla. Que haya vegetación significa que hay más insectos para comer, y su población se ha expandido muchísimo. Te pasan por encima, literalmente”. De entre las especies, se han ido recuperando algunos animales en peligro crítico de extinción, como unas aves llamadas piqueteros pardos.
From moonscape to haven: A #Caribbean #island reborn
— CHAUDHRY IMRAN ™💎 (@chimran55) April 20, 2021
There are no #resorts no #beaches no amenities, & its contribution to the national GDP is practically zero. Yet the mile-long rocky isle of Redonda in the #Caribbean #Sea is deemed one of the most valuable spots in the region. pic.twitter.com/5JF9xZh0UF
Por su parte, Helena Jeffery-Brown, del Ministerio de Medioambiente del gobierno de Antigua y Barbuda, ha contado que “históricamente” no se podía pasear en Redonda sin tropezar con huevos de pájaro. Sin embargo, la cosa ha cambiado: “Poco a poco estamos devolviendo a la isla a su estado original. Estoy extremadamente feliz con lo que hemos logrado”.
En 2016 dio comienzo un proyecto que algunos veían demasiado ambicioso: un grupo de ambientalistas barajó la opción de controlar a los miles de ratas negras invasoras y un rebaño de cabras salvajes de la isla de Redonda del Caribe, en Antigua y Barbuda. Cinco años después, esta idea de transformar un terreno desértico en un paraíso ecológico es una realidad.