Por qué ir al dentista te puede evitar una enfermedad cardiovascular
La prevención evita que los microorganismos de la boca puedan desplazarse por el torrente sanguíneo y lleguen a otras partes del cuerpo
La salud bucodental está estrechamente relacionada con el estado general de salud. No se trata únicamente de que podamos sufrir caries, gingivitis u otras patologías orales, sino de que una boca enferma puede desencadenar enfermedades ‘a distancia’ en otros órganos del cuerpo, como los pulmones, los riñones o el corazón.
La razón la encontramos en las bacterias. Más de 700 especies diferentes colonizan nuestra boca, y en cada milímetro de saliva puede haber entre 10 y 100 millones de microorganismos. Se trata de un auténtico ecosistema en el que deben coexistir en equilibrio tanto las bacterias beneficiosas como las patógenas. El problema surge cuando esos microorganismos se desplazan por el torrente sanguíneo y llegan a otras partes del cuerpo.
Así, son numerosos los estudios que han reportado la relación entre las bacterias de la boca que pueden causar problemas de corazón. Uno de los principales riesgos es el de sufrir una endocarditis infecciosa, que consiste, según la Fundación Española del Corazón, en “la inflamación del revestimiento interno de las válvulas y cavidades cardiacas, producida por la infección de un microorganismo, generalmente bacterias”. Cuando estos microorganismos llegan al corazón, se fijan en una válvula cardiaca y empiezan a multiplicarse. La proliferación de las bacterias, unida a la respuesta del sistema inmune para controlar la infección, pueden ocasionar alteraciones en la función de la válvula. También se pueden formar abscesos y producirse embolias.
Asimismo, hay otras investigaciones que muestran una asociación entre una bacteria de la cavidad oral (llamada ‘Fusobacterium nucleatum’) y el desarrollo de un cáncer colorrectal. Una reciente investigación realizada en el Hospital Vall d’Hebron sugiere que la eliminación de esta bacteria podría “generar un microambiente antitumoral y ser, por tanto, una interesante vía futura de investigación para nuevos tratamientos que ayuden a reducir el riesgo de escape del sistema inmune”.
Cuando se rompe el equilibrio que existe en el ecosistema de nuestra boca se produce una disbiosis, una alteración de los microorganismos. ¿Qué lo causa? "Múltiples factores de riesgo: genéticos, ambientales y de estilo de vida, como la mala higiene oral o el tabaquismo", explica el doctor Ignacio Pastor Tortosa, odontólogo de Sanitas Dental. Y aparecen las enfermedades periodontales, aquellas relacionadas con las encías, que pueden dañar los tejidos que soportan el diente, haciendo que la enfermedad avance, pudiendo llegar incluso a causar la pérdida del diente.
Del cáncer al Alzheimer
Pero perder una pieza dental no es lo peor que nos podría pasar. Como hemos dicho, estos gérmenes saldrán de la boca y llegarán a órganos muy diversos. Así, recientemente se ha publicado una investigación que relaciona esta enfermedad de las encías con el Alzheimer. Es cierto que hay una barrera que protege al encéfalo de la entrada de gérmenes y tóxicos; no obstante, en situaciones de inflamación de bajo grado persistente esta barrera puede verse afectada y permitir el paso a estas bacterias. Así, por ejemplo, en pacientes aquejados de Alzheimer se han detectado niveles elevados de dos bacterias muy implicadas en la enfermedad periodontal (‘Porhyromonas gingivalis’ y ‘Treponema denticola’). Diferentes investigaciones sugieren que la periodontitis podría acelerar hasta seis veces la evolución del Alzheimer.
La buena noticia es que tenemos la solución al alcance de la mano. Se trata de prevenir y, para ello, el primer paso es cepillarnos bien los dientes. El segundo paso, también esencial, es el de mantener las revisiones con nuestro dentista, hacernos radiografías para conocer el estado de nuestras encías y realizarnos limpiezas dentales periódicas.
¿En qué consisten estas revisiones? "En nuestras clínicas de Sanitas Dental", explica el doctor Pastor Tortosa, “prestamos atención al color y forma de la encía, al sangrado espontáneo y al que ocurre durante el cepillado. Medimos con radiografías cómo está el hueso y nos aseguramos de que la encía está correctamente adherida a los dientes”. Para nuestra tranquilidad, asegura que “son pruebas totalmente indoloras que ofrecen muchísima información y que nos ayuda a prevenir y solventar problemas”.
La salud bucodental está estrechamente relacionada con el estado general de salud. No se trata únicamente de que podamos sufrir caries, gingivitis u otras patologías orales, sino de que una boca enferma puede desencadenar enfermedades ‘a distancia’ en otros órganos del cuerpo, como los pulmones, los riñones o el corazón.