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Por qué nos asustan tanto las películas de miedo (pero también nos encanta verlas)
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Por qué nos asustan tanto las películas de miedo (pero también nos encanta verlas)

Hay un extraño masoquismo en que nos guste pasarlo mal, pero nuestros terrores ancestrales, la adrenalina y los elementos de esta clase de filmes tienen mucho que ver

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¿Te gusta pasar miedo? A la mayoría de la población, sorprendentemente, sí, aunque con peros. Ese miedo tiene que ocurrir en un entorno seguro, en el que sabemos que todo lo que sucederá realmente no pondrá nuestra vida en peligro. Es el caso de muchas actividades de ocio dedicadas a provocarte respingos, que van desde los escape rooms de terror a las películas de miedo, esas con las que nos tapamos un ojo pero mantenemos el otro abierto para descubrir qué pasa.

La ciencia ha tratado de dar explicación al profundo masoquismo que hay en que nos guste pasarlo mal. En general lo atribuyen al subidón de adrenalina que se produce cuando en la pantalla sucede algo que no esperábamos. La empatía juega también un papel fundamental, por supuesto, así como el trasfondo ancestral, casi antropológico: hay determinados sujetos, situaciones u objetos que nos provocan pánico, y que van desde los payasos a las muñecas, las brujas o los fantasmas. Y, por supuesto, lo desconocido.

Hay cierto grado de masoquismo en que nos guste pasarlo mal. Lo desconocido, la empatía y algunos miedos ancestrales juegan un papel fundamental

A algunos les gusta pasarlo mal, otros optan por no ver películas de terror porque saben que lo peor viene después: el insomnio, la luz encendida o las pesadillas. Algunas teorías también apuntan que en muchos casos nos gusta pasar miedo porque queremos dar una explicación psicológica a esos terrores generalizados y antropológicos. La pregunta llama tanto la atención que incluso se han realizado estudios al respecto, tratando de encontrar una respuesta: un equipo de la Universidad de Turmu (Finlandia) llegó a la conclusión de que el cerebro prepara una respuesta para el momento de gracia en el que se produzca un susto, lo que paradójicamente lleva a que se sienta atraído por esta clase de películas, pues el cuerpo se prepara y aumentan la sensibilidad y la capacidad de experimentar emociones.

Los elementos que asustan en una película

Desde 'Paranormal Activity' a 'El proyecto de la Bruja de Blair', los amantes del género de terror tienen cada uno una película fetiche, que quizá tengan que ver con sus propios y profundos miedos. La misma investigación finlandesa también llegó a la conclusión de que el terror psicológico o el que se basa en hechos reales producen niveles más altos de miedo (y si no te gustan las películas de miedo pero te encanta hacer paracaidismo o subirte a la montaña rusa, debemos decirte que la respuesta del organismo es bastante similar). El doctor Ronald E Riggio ha hecho una recopilación en 'Psychology Today' de los elementos de las películas de terror que más nos asustan.

La oscuridad. Es un miedo común en la infancia, y Riggio explica que no se debe a la oscuridad en sí, sino a lo que esconde, que está relacionado de nuevo con el miedo a lo desconocido.

La muerte. Es el miedo último, tanto existencial como psicológico. Si no matan a alguien, no es una película de miedo.

Desfiguración. Muchas películas de terror presentan a antagonistas grotescamente desfigurados (como el monstruo de Frankenstein, el fantasma de la ópera, los zombis). Los estudios centrados en el desarrollo temprano han descubierto que los bebés reaccionan con miedo a los rostros asimétricos.

Desmembramiento. Has pensado en 'Saw', ¿verdad? El miedo al desmembramiento implica la pérdida de una parte del yo, y estas películas juegan con ese miedo como única forma de escapar de la muerte.

Muchas películas de terror presentan a antagonistas grotescamente desfigurados. Algunos estudios han descubierto que los bebés reaccionan con miedo a los rostros asimétricos

Suspense (anticipación y expectativas). Las mejores películas de terror están llenas de suspense (por algo recordamos a Alfred Hitchcock). El suspense implica crear anticipación de que en cualquier momento sucederá algo malo, pero sin saber cuándo o cómo ocurrirá. Algunas de las escenas de películas de terror más impactantes se encargan de crear esta anticipación, pero luego violan las expectativas de la audiencia (por ejemplo, el héroe muere; el asesino es el que la audiencia menos espera, etc.).

Música espeluznante. Una película de miedo no es nada sin la música que la acompaña, pues provoca emociones e intensifica el sentimiento de conmoción.

Lugares aterradores. Juegan un papel tan importante como la música. Cementerios, casas antiguas, áticos, sótanos... ¿qué tienen en común? Generalmente son lugares oscuros donde ese mal desconocido que nos acecha se puede esconder.

Miedo a lo inusual. Sabemos que los niños a menudo tienen miedo de cosas que son diferentes o inusuales (como una cara desfigurada). Un tema común en las películas de terror es tomar prestado un elemento que normalmente no daría miedo (una muñeca, un niño, un payaso) y convertirlo en un objeto temido. En otras palabras, hacer que lo habitual sea inusual. Esto puede explicar el creciente número de personas que confiesan tener miedo a los payasos y muñecos.

¿Te gusta pasar miedo? A la mayoría de la población, sorprendentemente, sí, aunque con peros. Ese miedo tiene que ocurrir en un entorno seguro, en el que sabemos que todo lo que sucederá realmente no pondrá nuestra vida en peligro. Es el caso de muchas actividades de ocio dedicadas a provocarte respingos, que van desde los escape rooms de terror a las películas de miedo, esas con las que nos tapamos un ojo pero mantenemos el otro abierto para descubrir qué pasa.

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