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La razón por la que un obispo del siglo XVII fue enterrado con un feto
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La razón por la que un obispo del siglo XVII fue enterrado con un feto

¿Tenían alguna clase de relación? El equipo tomó muestras de ambos restos y realizó secuencias genéticas completas del ADN extraído. Esto han concluido

Foto: Tumba de arzobispo en Sicilia. (iStock)
Tumba de arzobispo en Sicilia. (iStock)

En arqueología, no es inusual encontrar los restos de un feto o un bebé junto a los de una mujer (presumiblemente su madre) cuando se escava una tumba. Incluso, en casos como el de Tutankamón, también pueden hallarse frente al que se presupone que es su padre. Sin embargo, el caso de Lund Peder Pedersen Winstrup, hombre importante y respetado que falleció en 1979, es un poco más extraño, pues se trataba de un obispo.

El cuerpo del obispo, de las iglesias de Suecia y Dinamarca, fue momificado al morir y enterrado en una bóveda familiar en la catedral de Lund. Pese a que sus restos se encontraban en un excepcional estado de conservación, no había nada más inusual en torno a su muerte o su entierro. O eso se creía. En 2012, cuando se tomó la decisión de trasladar su ataúd, los científicos aprovecharon la oportunidad de estudiar sus restos. Fue entonces cuando lo encontraron, según relata 'Science Alert': el diminuto cadáver de un feto, con no más de cinco o seis meses de gestación, escondido cuidadosamente entre las pantorrillas del obispo.

¿Un feto en el ataúd de un obispo respetable que falleció a los 74 años? Y no solo colocado, sino escondido, como si se hubiera tenido que enterrar apresuradamente, en secreto...

La noticia, sin duda, fue impactante. Aunque los registros muestran que también se enterraron niños en la catedral de Lund (a veces incluso sin tener ninguna clase de relación con los cuerpos junto a los que fueron colocados), seguía siendo un misterio, ¿un feto en el ataúd de un obispo respetable que falleció a los 74 años? Y no solo colocado, sino escondido, como si se hubiera tenido que enterrar apresuradamente y en máximo secreto. Se trataba de un rompecabezas que los arqueólogos debían resolver.

Foto: La residencia San Bartolomeu, donde residían ambas ancianas. (Fundación San Rosendo)

"No era raro que los niños fueran colocados en ataúdes con adultos", explica el arqueólogo Torbjörn Ahlström de Lund Universidad en Suecia. "El feto quizá se enterró después del funeral, cuando se encontraba en una tumba abovedada en la catedral y, por lo tanto, accesible. Aún así, nos hizo preguntarnos si habían alguna relación entre el niño y el obispo". El equipo tomó entonces muestras de ambos restos y realizó secuencias genéticas completas del ADN extraído para conseguir una respuesta satisfactoria.

El análisis del ADN ha llegado a la conclusión de que el feto era un nieto del obispo

Aproximadamente el 25% de sus genes coincidían, lo que indica una relación secundaria entre los dos (como la que existe entre un tío y un sobrino, los medio hermanos o, más posible debido a las edades de ambos fallecidos, un abuelo y un nieto). La evidencia cromosómica lo respalda, aunque Winstrup y el feto no comparten ADN mitocondrial (que se transmite por la madre, lo que significa que la madre no era hija de Winstrup), sí compartían un cromosoma Y, que solo puede transmitir el padre, lo que sugiere que el padre de la criatura era hijo del obispo.

Según los registros históricos, este hijo podría ser Peder Pedersen Winstrop, nacido del primer matrimonio del obispo y que sobrevivió hasta la edad adulta. Asistió a la Universidad de Leiden en Países Bajos y se casó con una joven noble llamada Dorothea Sparre, al parecer perdió sus tierras en algún momento de su vida y pasó el resto de sus días en la indigencia, sin engendrar un hijo, por lo que el linaje masculino murió con él a principios del siglo XVIII. El feto sería una parte más de la triste historia de este hombre.

Este hijo podría ser Peder Pedersen Winstrop, nacido del primer matrimonio del obispo y que sobrevivió hasta la edad adulta

"Parece probable que los familiares tuvieran acceso a la cripta y, por tanto, la posibilidad de depositar el feto en uno de los féretros", explican fuentes de la investigación. Es posible que alguien quisiera asegurarse de que el niño, que se había perdido la experiencia de la vida, pudiera al menos descansar en compañía de un familiar.

En arqueología, no es inusual encontrar los restos de un feto o un bebé junto a los de una mujer (presumiblemente su madre) cuando se escava una tumba. Incluso, en casos como el de Tutankamón, también pueden hallarse frente al que se presupone que es su padre. Sin embargo, el caso de Lund Peder Pedersen Winstrup, hombre importante y respetado que falleció en 1979, es un poco más extraño, pues se trataba de un obispo.

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