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Abásolo (Vithas): "La desatención de las patologías no-covid es un serio problema de salud"
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Abásolo (Vithas): "La desatención de las patologías no-covid es un serio problema de salud"

Hablamos con Luisa Martínez Abásolo, directora corporativa de Personas, Organización y RSC de Vithas, para conocer cómo se está adaptando el sector sanitario a la situación actual

Foto: Luisa Martínez Abásolo, directora corporativa de Personas, Organización y RSC de Vithas.
Luisa Martínez Abásolo, directora corporativa de Personas, Organización y RSC de Vithas.

Tras un 2020 marcado por la excepcionalidad, el sector sanitario ha sido determinante en la lucha contra un virus que un año después todavía genera incertidumbre. Y aunque poco a poco estamos aprendiendo a convivir con él y las vacunas resultan esperanzadoras, la vieja normalidad se dilucida aún lejos.

Este escenario ha transformado por completo la sociedad. Los diferentes sectores tratan de adaptarse a la situación actual: se han modificado hábitos y modelos de trabajo, que antes resultaban impensables. Sin embargo, ¿qué ocurre en aquellas profesiones que necesitan un trato presencial, individual y directo? ¿Cómo ha afectado el coronavirus a estos profesionales tanto en su entorno laboral como en el personal? Hablamos con Luisa Martínez Abásolo, directora corporativa de Personas, Organización y RSC de Vithas, para conocer los retos a los que se ha enfrentado el personal sanitario durante este año de pandemia y los desafíos que plantea esta nueva normalidad

PREGUNTA. El covid-19 ha supuesto la mayor crisis sanitaria en más de un siglo, ¿qué balance realiza del sector en este año de pandemia?

RESPUESTA. En primer lugar, la constatación de que el Sistema Nacional de Salud no es público ni privado, es un solo sistema. Como tal debe trabajar, poniendo al paciente en el centro de las decisiones y dejando a un lado barreras ideológicas que perjudican la calidad asistencial que reciben los ciudadanos en términos de accesibilidad, listas de espera o desigualdad. También constatamos el cansancio de los profesionales sanitarios, exhaustos tras un año largo de pandemia y sucesivas olas de contagios en un contexto de marejadas políticas y determinados comportamientos sociales insolidarios que les desaniman a ellos y desorientan a la ciudadanía. En tercer lugar, como venimos alertando desde que finalizó el primer estado de alarma, nos enfrentamos a una segunda pandemia de consecuencias preocupantes: la desatención de las patologías no-covid constituye un serio problema de salud pública que es imperativo atajar con la participación de todo el Sistema Nacional de Salud.

En el lado positivo del balance, las organizaciones sanitarias hemos identificado nuestras principales debilidades y carencias, lo que constituye el primer paso para robustecer el sistema mediante medidas como la aceleración de la transformación digital, la flexibilidad organizativa para una mejor adaptación a escenarios cambiantes y un papel más proactivo de nuestros propios profesionales sanitarios en el diseño de nuevos procesos.

P. ¿Cuál es la previsión para los próximos meses? ¿Y a largo plazo?

R. Si algo ha demostrado la pandemia, es que las previsiones tienden a ser corregidas o desmentidas por un entorno VUCA [acrónimo de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad]— difícilmente manejable. En junio, se llegó a decir que habíamos derrotado al virus. Dicho esto, lo cierto es que la vacunación en marcha nos sitúa en otro contexto muy distinto. Contra todo pronóstico, hemos sido capaces de desarrollar varias vacunas eficaces y seguras en un tiempo récord, lo que nos acerca al final del túnel. Por consiguiente, soy razonablemente optimista en el medio y largo plazo, porque una vez conseguida la inmunización general de la población, el Sistema Nacional de Salud podrá por fin implementar en toda su dimensión lo que hemos aprendido sobre nuestra vulnerabilidad como sociedad y como individuos. Si hay voluntad real de todas las partes concernidas, los ciudadanos se beneficiarán de un sistema sanitario más colaborativo y eficiente que antes.

"Muchos de los recursos se han infrautilizado o ignorado, pese a las situaciones que hemos vivido. En sanidad, uno más uno son tres"

P. Esta pandemia es una carrera de fondo para los profesionales sanitarios, ¿qué retos faltan aún por superar?

R. Todavía tenemos ante nosotros retos como mejorar la organización y la flexibilidad, la conciliación con la vida personal y familiar, la escasez de profesionales, la anticipación a este tipo de situaciones, la brecha digital de un porcentaje alto de pacientes a los que no les sirve la telemedicina o la enorme presión asistencial que sufre la provisión pública, pese a los permanentes ofrecimientos de colaboración de la privada.

P. Además de esos desafíos, ¿cuáles son las claves que necesita el sector sanitario para prepararse ante este nuevo escenario que deja la crisis del coronavirus?

R. La adaptación a este nuevo escenario es un gran reto para el sistema sanitario y debemos enfrentarnos con determinación, además de saber anticiparse, ser flexibles y adoptar medidas eficientes de forma rápida y sostenible. Insisto en que el Sistema Nacional de Salud debe buscar un modelo que ponga al paciente en el centro de todas las decisiones, de manera que se pueda beneficiar de todos los recursos disponibles, muchos de los cuales se han infrautilizado o directamente ignorado pese a las tremendas situaciones que hemos vivido. En sanidad, uno más uno son tres.

P. ¿Cómo se ha adaptado Vithas a esta nueva normalidad?

R. En Vithas, la pandemia ha significado un cambio inesperado en muchos aspectos, que requirió una adaptación inmediata de los más de 10.600 profesionales a las nuevas circunstancias. La flexibilidad, la adaptación y el compromiso han marcado este año largo de pandemia. Por ejemplo, el personal de enfermería se movilizó de una comunidad a otra según las necesidades: les habilitamos transporte y alojamiento; la capacidad de respuesta a nuestro llamamiento interno fue abrumadora. Por otro lado, nuestro departamento de ingeniera, ante el riesgo de contagio a profesionales y otros pacientes en los hospitales, ha desarrollado Aerobox, un dispositivo portátil para el aislamiento individual de pacientes con covid-19 que evita la transmisión aérea de cualquier virus. El dispositivo, que cuenta con el marcado CE, ya está siendo utilizado con éxito en los hospitales públicos La Paz y Gómez Ulla de Madrid y en varios de nuestro grupo. Es una solución de fácil acceso para hospitales de campaña, residencias de mayores y sistemas sanitarios de países en desarrollo, ya que elimina la transmisión de más del 95% de las partículas aéreas (gotas y aerosoles) y es capaz de limpiar el aire de una habitación en unos 15 minutos.

Por otra parte, desde la Fundación Vithas, hemos participado en el diseño de un respirador solidario de emergencia, OxyVita, que, dado su reducido precio, su diseño compacto y fácil mantenimiento, estará a disposición de todos aquellos países que se encuentren en una situación de emergencia, hospitales de campaña en países con economías más débiles y ejércitos de cualquier parte del mundo.

P. Es innegable que el covid-19 ha modificado nuestra forma de relacionarnos. ¿Qué cambios se han producido en el trato con los pacientes?

R. El cambio ha sido radical. A los pacientes se les atiende con guantes y mascarilla y con bata de protección. Esto conlleva una disminución o una pérdida de la relación médico-paciente que también afecta al personal de enfermería, admisión, celadores, etc. El paciente no te ve la cara completa y, salvo lo estrictamente profesional para la exploración física, hay una clara limitación en el contacto físico. Además, en la mayor parte de los casos, el familiar no puede acompañar al paciente ni en hospitalización ni en consultas. Eso, para nuestra cultura, ha tenido un gran impacto que confío que podamos superar una vez regresemos a algo parecido a la vieja normalidad. Afortunadamente, nuestros profesionales han suplido esas barreras físicas esforzándose aún más en humanizar su relación con los pacientes, aunque sea tras una mascarilla.

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P. Ese cambio en las relaciones también se traslada al seno de las organizaciones, donde el vínculo con sus propios empleados se ha visto alterado, en parte por la adopción de nuevos modelos y ritmos de trabajo. ¿Cuáles han sido esas alteraciones internas?

R. En el año que llevamos de emergencia sanitaria, se ha producido un fuerte refuerzo del trabajo en equipo, de liderazgo de los mandos intermedios, ya que de forma sobrevenida la crisis sanitaria hizo que todos tuviéramos unos objetivos y prioridades comunes con independencia del área de trabajo. Hemos sabido desarrollar una cultura que ha pasado de tener un propósito o una misión a dotarla de acción, pasando del somos al hacemos.

Semanas antes del primer estado de alarma, en Vithas constituimos un comité operativo de seguimiento de la pandemia integrado por mandos intermedios que sentaba a una misma mesa a ingenieros, médicos, responsables de compras, de salud laboral o de comunicación trabajando codo con codo como nunca antes habíamos visto, y ese modelo se reproducía en cada uno de nuestros hospitales. Por supuesto que detrás de todos ellos estaba el liderazgo del comité corporativo de dirección o de las gerencias, pero fuimos capaces de implementar flujos de trabajo y procesos de tomas de decisión innovadores que han hecho de Vithas una organización más líquida, flexible y resolutiva.

"Aerobox es un dispositivo portátil para el aislamiento individual de pacientes con covid-19 que evita la transmisión aérea de cualquier virus"

P. La digitalización también ha llegado a las consultas externas. ¿Cómo afecta la telemedicina a esos pacientes más mayores que son los que más acuden al médico y que están acostumbrados a hacerlo presencialmente?

R. La brecha digital también es evidente en el sector sanitario, con el paciente crónico y el de mayor edad. Con el covid-19, el sistema ha tenido que adaptarse a la nueva situación y a las necesidades y circunstancias del paciente. El uso del teléfono, de internet y de otras tecnologías en la atención médica tiene a medio plazo un gran potencial para mejorar la calidad y la rapidez, además de evitar desplazamientos prescindibles. Pero también está generando desconcierto, inconvenientes y riesgos que deben ser tenidos en cuenta. No todos los pacientes son iguales y la asistencia sanitaria tiene por definición un componente presencial, de cercanía y proximidad, que debemos proteger. A veces se puede resolver el problema haciendo que el cuidador o un familiar sea el agente en el uso de estas herramientas digitales. Con la telemedicina se nos abren una serie de ventajas enormes, pero nunca debe menoscabar que la calidad de la atención y el trato humano siempre serán irreemplazables.

P. El sector sanitario reconoce que durante este año de pandemia ha hecho 'medicina de guerra', especialmente en los momentos de mayor presión hospitalaria. Esto influye también a la hora de contratar personal, ya que cambian los perfiles demandados. ¿Cuáles son los más exigidos en la situación actual?

R. La pandemia ha exigido y ha mostrado también un nuevo modelo de liderazgo y de gestión de equipos, con gestores y directivos que han tenido que navegar en escenarios llenos de incertidumbre, estrés y presión asistencial, que hasta ahora nunca habían enfrentado. Los profesionales han estado a la altura, pero no debemos olvidar ni desdeñar la enorme carga emocional y física que han sufrido. Los perfiles más demandados son aquellos donde a la excelencia técnica hay que unir una serie de habilidades emocionales o gran resistencia a la frustración. La necesidad de ser innovadores y flexibles ha sacado lo mejor de los equipos, de eso no me cabe la menor duda.

"Actualmente, seguimos en búsqueda activa de personal de enfermería, cuyo papel vertebrador en toda organización sanitaria es imprescindible"

P. ¿Qué ocurrirá con estos perfiles cuando acabe la crisis sanitaria? ¿Se quedarán y recolocarán conforme a las necesidades o, por el contrario, se producirá una rescisión de sus contratos?

R. En Vithas, llegamos a tener más de 800 personas de baja por covid o en aislamiento en las primeras olas de la pandemia. En ese tiempo, reforzamos nuestra plantilla asistencial para cubrir esas bajas. Eso nos supuso un gran esfuerzo, pues la falta de profesionales y la captación masiva por la sanidad pública y el resto de operadores sanitarios provocaron que el ritmo de incorporaciones fuera frenético. La mayor parte de esos profesionales se han quedado en Vithas, porque valoramos su enorme aportación cuando más los necesitábamos. Tenemos a más del 85% de la plantilla con contratos indefinidos y así seguiremos, ofreciendo un proyecto empresarial sólido, seguridad laboral y carrera profesional. De hecho, actualmente, seguimos en búsqueda activa de personal de enfermería, cuyo papel vertebrador en toda organización sanitaria es imprescindible. Estamos trabajando en planes de desarrollo para este colectivo que van desde el diseño de políticas salariales atractivas hasta formación reglada con acuerdos con universidades.

Las personas que trabajan con nosotros quieren un proyecto de futuro en estos tiempos de tanta incertidumbre, posibilidades de promoción, formación y reconocimiento, buen ambiente y que se gestione adecuadamente la diversidad y flexibilidad. Y esto justamente es lo que ofrecemos. Para mí, estos son los ‘básicos’ que debemos tener, puesto que sin esta base no se puede construir un proyecto comprometido y apasionado. Tenemos en marcha un Programa de Liderazgo en el que formamos a los profesionales que demuestran una mayor proactividad en su desempeño y compromiso con la compañía. También estamos diseñando un máster de enfermería con la universidad. Finalmente, desde la Fundación Vithas, apoyamos, impulsamos y financiamos la labor investigadora de nuestros profesionales.

P. Según un estudio sobre el impacto psicológico del covid-19 en la salud de los trabajadores, el 40% del personal sanitario y sociosanitario necesitaría una evaluación de su salud mental tras la pandemia para valorar trastornos de ansiedad y depresión. ¿Cómo cuida Vithas a sus profesionales?

R. Recuerdo que, al inicio de la crisis sanitaria, pusimos a disposición de nuestros empleados un servicio de ayuda psicológica gratuito, porque éramos conscientes de que estaban viéndose sometidos a situaciones y experiencias muy complicadas de gestionar. Es solo un ejemplo de nuestro empeño por cuidar no solo los aspectos estrictamente profesionales de nuestros médicos o enfermeras, sino también el lado humano de cada uno de ellos. En una empresa como la nuestra, dedicada al cuidado de las personas, estas son lo primero también en la gestión de equipos. Por eso, en la elección de nuestros cargos directivos e intermedios, valoramos ante todo su capacidad de ejercer un liderazgo inclusivo, amable y que tenga siempre muy presente la dimensión humana de nuestros profesionales. Lo hacemos porque estamos convencidos de que un profesional que se siente bien cuidado por su empresa será más fácil que se esmere también en el cuidado de sus pacientes y familiares. Es un círculo virtuoso que guía toda nuestra estrategia de recursos humanos.

Tras un 2020 marcado por la excepcionalidad, el sector sanitario ha sido determinante en la lucha contra un virus que un año después todavía genera incertidumbre. Y aunque poco a poco estamos aprendiendo a convivir con él y las vacunas resultan esperanzadoras, la vieja normalidad se dilucida aún lejos.

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