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Qué pasaría si los humanos no tuvieran apéndice
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¿un órgano inútil?

Qué pasaría si los humanos no tuvieran apéndice

Darwin dijo que este órgano era un vestigio del pasado que ya no cumple una función, pero si tuviera el conocimiento actual probablemente se habría tragado sus palabras

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En nuestro interior hay algunas cosas que no sabemos muy bien para que están, no por desinformación sino por practicidad. En concreto son dos las que suelen aparecer en la mente de todas las personas cuando hablamos de órganos (o similares) inútiles: las muelas del Juicio y el apéndice. No solo no parecen servir para nada, sino que encima dan bastantes problemas, hasta el punto de que deben extirparse en algunos casos.

Dejando a un lado las muelas, ¿sucedería realmente algo si no tuviéramos un apéndice? A menudo se dice que es tan inútil como los huesos de las patas traseras que tienen algunas ballenas, como recuerdo de antiguos antepasados terrestres. De hecho, una de cada 10.000 personas nace sin apéndice, según un informe de la revista 'Case Reports in Surgery'. Este pequeño saco sin salida, en forma del gusano, que sobresale del ciego (al comienzo del intestino grueso) en algunas personas se inflama y ocasiona la temida apendicitis, enfermedad que no tiene por qué causar graves problemas si se coge a tiempo, pero que en algunos casos es mortal.

Hay más de 10 millones de casos de apendicitis cada año, y hasta 50.000 personas mueren anualmente debido a este problema

Según teorizó Charles Darwin en su día, el apéndice había de ser un vestigio de los antepasados que comían hojas y que nos ayudaba a digerir los alimentos. A medida que fuimos evolucionando como especie para depender de una dieta en la que el alimento era más fácil de digerir, el apéndice ya no cumpliría una función (según Darwin), al igual que el coxis en la base de la columna vertebral sería una remanente de los huesos de la cola de ancestros lejanos. Sin embargo, si Darwin hubiera sabido lo que los científicos saben ahora sobre el apéndice, probablemente se habría tragado sus palabras, informa 'Live Science'.

En 2007, un grupo de científicos descubrieron que el apéndice puede servir como un depósito de bacterias intestinales útiles. Cuando las enfermedades eliminan los microbios buenos y malos del intestino, las bacterias buenas pueden emerger del puerto seguro del apéndice para ayudar a restaurar el intestino a un estado saludable. Además, el apéndice posee una alta concentración de tejido linfoide, el cual genera glóbulos blancos (linfocitos) que ayudan a al sistema inmunológico y combaten contra los gérmenes invasores, lo que sugiere que el apéndice puede ayudar a producir, dirigir y entrenar estas células inmunes.

Si el apéndice desapareciese de pronto, mucha más gente moriría por infecciones

Al investigar cuándo evolucionó el apéndice en el reino animal, descubrieron que había existido en los mamíferos durante al menos 80 millones de años, mucho más de lo esperado para haber sido un 'vestigio'. Además, también descubrieron que el apéndice evolucionó de forma independiente al menos 32 veces entre los mamíferos, en especies tan diversas como orangutanes, ornitorrincos, puercoespines, manatíes, castores o koalas.

"Cuando indagamos entre las especies que tienen apéndice, no encontramos ningún punto en común relacionado con la dieta, lo sociales que son o dónde vivían. Sin embargo, todas las especies que cuentan con uno tienen una concentración de tejido inmunológico en él, así que se podría suponer una funcionalidad común", explicaron fuentes de la investigación. Entonces, ¿qué pasaría si agitaras una varita mágica y el apéndice desapareciera de repente?

Si no existiera, habría que inventarlo

Si desapareciera en una sociedad de cazadores-recolectores "y un científico desde una nave espacial observara lo que sucede, vería a muchas más personas muriendo de enfermedades infecciosas", explicaron. "Luego, durante mucho tiempo, quizá millones de años, algo parecido a un apéndice que cumpliría sus mismas funciones evolucionaría lentamente y de nuevo, para que la gente no muriera tanto". Si desapareciera en una sociedad agricultora después de que la gente se hubiera asentado en las ciudades también morirían más personas, pues según los científicos vivirían en áreas hacinadas y, con un saneamiento deficiente, las enfermedades se propagarían más.

Si el apéndice desapareciera en una sociedad moderna después de la Revolución Industrial, aunque la gente tendría antibióticos que podrían ayudar a sobrevivir, no tendrían el depósito de bacterias útiles para ayudarles a recuperarse de infecciones potencialmente dañinas, lo que significaría que quizá habría que realizar trasplantes fecales. No suena muy agradable, ¿verdad? Pero este procedimiento, cada vez más común, transfiere las heces de personas sanas al intestino de pacientes con problemas intestinales, a través de un tubo o cápsula que se coloca en la garganta o en el trasero. La idea es que el trasplante lleve bacterias saludables a las entrañas invadidas por microbios dañinos.

¿La ventaja de un mundo sin apéndice? La desaparición del apendicitis, por supuesto. A nivel mundial, hay más de 10 millones de casos de apendicitis cada año, y hasta 50.000 personas mueren anualmente debido a este problema. Las apendicectomías son una de las cirugías abdominales que se realizan con más frecuencia, pero si no tuviéramos apéndice, obviamente, no habría hospitalizaciones ni muertes por apendicitis. Sin embargo, trabajos anteriores han sugerido que esta inflamación puede deberse a cambios culturales vinculados con la sociedad industrializada y la mejora del saneamiento. La idea es que estas mejoras dejaron a nuestro sistema inmunológico con muy poco trabajo, lo que abre la posibilidad de que se vuelva loco sin un apéndice.

Pero lo que está claro es que un mundo sin un apéndice llevaría a la humanidad a luchar contra los gérmenes con más frecuencia, y la idea de que el apéndice es un órgano inútil es una idea que debería pertenecer al pasado, a los tiempos de Darwin.

En nuestro interior hay algunas cosas que no sabemos muy bien para que están, no por desinformación sino por practicidad. En concreto son dos las que suelen aparecer en la mente de todas las personas cuando hablamos de órganos (o similares) inútiles: las muelas del Juicio y el apéndice. No solo no parecen servir para nada, sino que encima dan bastantes problemas, hasta el punto de que deben extirparse en algunos casos.

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