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A la memoria de los almirantes Churruca, Gravina y Cervera
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A la memoria de los almirantes Churruca, Gravina y Cervera

Llevaron el uniforme con honor, sabiduría profesional y una dedicación fuera de toda duda

Foto: El almirante Cosme Damián Churruca
El almirante Cosme Damián Churruca

Hay gente que no conoce la decencia ni aunque le atropellara el camión que la reparte…

Zenk.

En días anteriores hemos visto como se acusaba de fascista a tres almirantes que defendieron a toda costa y en contra de su voluntad, siguiendo órdenes, situaciones insostenibles técnicamente dentro de sus ámbitos de actuación y en medio de aplastantes limitaciones.

Acusar de fascistas a estas gentes que llevaron el uniforme con honor, sabiduría profesional y una dedicación fuera de toda duda, me hace pensar sobre el nivel del coeficiente intelectual en sangre que algunos ciudadanos metidos a políticos demuestran cada día con actuaciones que es mejor no calificar para no meternos en la noria del “ y tú más”.

Se hace necesario recordar que cuando el capitán vasco Churruca se estaba desangrando en cubierta tras perder una de sus piernas y posteriormente, dar la vida por España, faltaban más de 100 años para que el tercer mando en el escalafón de los sublevados contra la II República Española, Francisco Franco, comenzara a hacer de las suyas.

Foto: Martin Alonso Pinzón y Cristobal Colón

También es extensivo incluir en este alegato en defensa de aquellos enormes marinos, al otro gran almirante, Gravina. Gravina es quizás uno de los pocos marinos cuyo nivel de instrucción y conocimientos de física, lectura del mar y sus entresijos, astronomía y un avanzado compromiso con la ilustración, deja fuera de toda duda una comparación con uno de los dos atroces movimientos políticos que arrasaron Europa durante el siglo XX.

Estos dos marinos, un lujo para la historia de España, lo que no pudieron vencer, es a la incompetencia y a la desidia.

Sabemos hoy que en aquella condenada flota combinada que enfrentó a los ingleses contra la “joint venture” hispano – francesa, había un almirante francés que se sabía visitaría pronto la isla de Yeu, que es donde suelen pasar largas temporadas aquellos que le hacen un roto a “la Grandeur de nuestros siempre subidos vecinitos, isla, en la que los caídos en desgracia, se dedican al noble arte de sembrar coles a destajo.

"No se puede confundir a todo lo que lleva uniforme con Franco"

Si sumamos a la incompetencia de Villeneuve, el lamentable mantenimiento y estado de la flota española y lo que a decir de los expertos Churruca, Gravina y Alcalá Galiano, observaron y sugirieron al indecoroso “marino” francés, tal que era la sabia recomendación de no salir ese aciago día a combatir pues, los barómetros indicaban que una terrible ciclogénesis estaba al caer, conseguiríamos una cuadratura del círculo, pero inversa. Total, que podríamos decir sin temor a equivocarnos que se juntaron el hambre con las ganas de comer.

No hay duda de que Nelson fue un extraordinario marino y un caballero del mar, por cierto, derrotado varias veces por los marinos y soldados españoles en diferentes enfrentamientos, aspecto este que no registran los libros de historia ingleses; algo sospechosamente lamentable.

En lo tocante a Cervera, qué decir; pues más de lo mismo. Vamos a ver, no se puede confundir a todo lo que lleva uniforme con Franco y sus “ad láteres porque es desprestigiar a la institución castrense que ya tiene bastante para mantenerse dignamente con los tiempos que corren. Si ven ustedes que se estrella un caza o se queda una fragata en medio del mar, no se alarmen, solo ocurre que se han quedado sin combustible.

Foto: Enrique III de Navarra
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Cervera era un almirante que como se ha señalado antes, salió a morir, no a combatir. La batalla que tuvieron que afrontar aquellos enormes marinos en Cuba, no era otra cosa que una sentencia de muerte, no nos equivoquemos. Entonces, ¿cuál es el nexo para que algún avispado elemento – posiblemente escapado de un cotolengo - haya establecido que aquel caballero andante que era Cervera - por cierto, muy querido por los norteamericanos por su gallardía y quijotismo y admirado por las damas del momento -, haya caído tan bajo como para convertirlo de la noche a la mañana en un fascista hecho y derecho? A ver, esto no funciona como una pócima alquímica que convierte lo sano en insania en un pis – pas. Esto va de reivindicar el honor arrebatado a unos hombres de un nivel excepcional. Confundirlos con el producto ideológico salido de una ciénaga, me sugiere que a sus detractores les falta un gramo para el kilo y también que quizás les haría falta ir al “peluquero” para que les revisara la azotea.

Por las últimas noticias, se ve que ha aparecido un cuerdo en escena y ha puesto un poco de orden en este desaguisado.

José Hila, el regidor de la ciudad de Palma - que dice ignorar quienes eran estos tres ilustres marinos-, ha paralizado este desatino a tiempo y parece que a no ser que haya otro espectacular giro copernicano en este tema tan surrealista y tan español por otra parte; las aguas volverán a su cauce.

España, qué Karma.

Hay gente que no conoce la decencia ni aunque le atropellara el camión que la reparte…