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La utopía isleña que se convirtió en un experimento social
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La utopía isleña que se convirtió en un experimento social

Hasta los años 50, poca gente sabía ubicar Solentiname en el mapa. Hasta que en 1966 un poeta nicaragüense pisó las islas con una idea muy especial en la cabeza

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Solentiname significa "lugar de descanso", pues tiene raíces precolombinas, aunque bien podría llamarse "lugar de los artistas". Este grupo de 36 islas de distinto tamaño parece un lugar mágico suspendido en el tiempo, algo así como el paraíso que tantos literatos buscaban y en el que algunos todavía siguen creyendo. Como decía Proust, el único paraíso es el paraíso perdido, y hasta eso lo cumple: en 1965 se otorgaba un premio al que adivinase dónde se encuentra.

Más de cinco horas y una difícil travesía lo separan de Managua, capital nicaragüense. En 1966 los pies del poeta Ernesto Cardenal fueron a parar a este recóndito territorio, buscando lejanía y paz. Debió encontrarlas, sin duda, pues todavía vive ahí: sus cenizas fueron esparcidas en la comunidad que él mismo creó. Como le sucedió al mítico personaje de Leonardo DiCaprio en 'La playa', fue otro el que le habló a Cardenal de aquel mágico archipiélago: su hermano solía contarle historias de aquellas islas bellas y habitadas (solo tiene una población de 1.000 personas) pero incomunicadas.

Al poeta Ernesto Cardenal, su hermano solía contarle historias de Solentiname. Cuando llegó, no llevaba sotana, fumaba y decidió fundar una sociedad contemplativa y revolucionaria

A su llegada, Cardenal fundó una comunidad cristiana de artistas que pronto se haría famosa en el mundo entero. Según él mismo contaba: "Llegué con otros dos compañeros hace doce años a Solentiname para fundar allí una pequeña comunidad contemplativa. Contemplación quiere decir unión con Dios. Pronto nos dimos cuenta que esa unión con Dios nos llevaba en primer lugar a la unión con los campesinos, muy pobres y abandonados, que vivían dispersos en las riberas del archipiélago. La contemplación también nos llevó después a un compromiso político: la contemplación nos llevó a la revolución; y así tenía que ser, si no, hubiera sido falsa. Mi antiguo maestro de novicios Thomas Merton, inspirador y director espiritual de esa fundación, me había dicho que en América Latina el contemplativo no podía estar ajeno a las luchas políticas".

En sus misas, Cardenal no solo leía los evangelios sino que también denunciaba la opresión del gobierno de Anastasio Somoza Debayle, el último de una dinastía que gobernó Nicaragua por más de 40 años. Había sido el anteriormente nombrado Thomas Merton el que le había instado a fundar su propia comunidad. Probablemente cuando llegó a Solentiname, ni siquiera él sabía muy bien lo que iba a hacer, según los que le conocían era una figura bastante peculiar: había remplazado la sotana por una boina y vaqueros, fumaba y y se negaba a que lo llamaran padre. En aquellos momentos en Solentiname no había nada, ni una escuela ni un centro social, por lo que a Cardenal se le ocurrió una idea, o más bien un experimento social: crear una utopía para artistas en igualdad de condiciones.

placeholder El poeta Ernesto Cardenal, fallecido en 2020.
El poeta Ernesto Cardenal, fallecido en 2020.

Según los testimonios de algunas personas de la isla, recogidos por 'BBC', descubrió la artesanía y la pintura, y después convenció a la gente que entonces vivía en la isla para que expresase sus sentimientos a través del arte. Ofrecía materiales para que todo el mundo pudiese pintar libremente. "Colocaba los materiales en una mesa y todos nos poníamos a pintar cogiendo lo que necesitábamos". Después de Ernesto, llegaron a la isla otros pintores primitivistas como Abel Vargas o Roger Pérez de la Rocha, que impartían talleres de pintura durante 15 días aproximados. Gracias a ello, en la isla se han formado generaciones y familias enteras de pintores que llegan hasta la actualidad.

Tras Ernesto, llegaron a la isla otros pintores primitivistas como Abel Vargas o Roger Pérez de la Rocha, que impartían talleres de pintura durante 15 días, ayudando a forjar generaciones de artistas

En otro tiempo, el archipiélago fue el solar de una cultura precolombina que dejó multitud de petroglifos que aún pueden verse en los museos de algunas de sus principales islas (Mancarrón o San Fernando). A día de hoy, las principales actividades económicas son la agricultura, la pesca, la artesanía y la pintura primitivista. De hecho, además de ser famosa por sus concursos de pesca internacional, Solentiname se ha convertido hoy en día en residencia de numerosos artistas y los visitantes pueden aprender a elaboral artesanía primitiva (o alquilar kayaks si lo prefieren). Sigue siendo una comunidad contemplativa, donde no hay luz eléctrica, por lo que las noches son perfectas para la meditación.

En Solentiname, como ellos mismos dicen, traen la sangre indígena y la sangre artística. El propio pueblo aprendió a pintar de manera social, como era idea de Cardenal, comenzando los cuadros en casa y compartiéndolos con el resto de los habitantes cuando se terminaban. Escritores e intelectuales de todo el mundo acudían a ver sus representativas pinturas primitivistas y a pujar por ellas, popularizando un lugar que, no mucho tiempo antes, la gente no sabía señalar con exactitud en el mapa.

Solentiname significa "lugar de descanso", pues tiene raíces precolombinas, aunque bien podría llamarse "lugar de los artistas". Este grupo de 36 islas de distinto tamaño parece un lugar mágico suspendido en el tiempo, algo así como el paraíso que tantos literatos buscaban y en el que algunos todavía siguen creyendo. Como decía Proust, el único paraíso es el paraíso perdido, y hasta eso lo cumple: en 1965 se otorgaba un premio al que adivinase dónde se encuentra.

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