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La surrealista historia de 'Pablo EskoBear', el oso que se tragó más de 30 kilos de cocaína
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se convertirá en película

La surrealista historia de 'Pablo EskoBear', el oso que se tragó más de 30 kilos de cocaína

Un guardabosques descubrió en el Bosque Nacional Chattahoochee al animal de 79 kilos rodeado de 40 paquetes de plástico abiertos que contenían rastros de la droga

Foto: Foto: iStock
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Los narcotraficantes eligen los lugares más inverosímiles para esconder sus cargamentos de drogas. Pero lo que le ha sucedido a un grupo criminal que actúa en Italia provocará que muchos se planteen nuevas formas de esconder sus productos prohibidos: un grupo de jabalíes salvajes se encontraron cocaína escondida en el bosque y la esparcieron alegremente por el aire.

Foto: Los jabalíes encontraron las drogas en paquetes y las esparcieron por el bosque

El valor de la mercancía asciende a unos 20.000 euros y se encontraba escondida en varios paquetes en un bosque del valle de Valdichiana, en la Toscana italiana. Los jabalíes desenterraron los paquetes que la policía encontró dispersos por el bosque y derramaron las drogas por el suelo, de tal manera que no se pudiera consumir.

Esta curiosa historia que mezcla animales y drogas es bastante reciente, pero hay otra más sorprendente de los años 80: la del oso ‘Pablo EskoBear’. En este caso, el también conocido como ‘Cocaine Bear’, no esparció la sustancia, sino que engulló más de 30 kilos de cocaína.

Para conocer esta historia, primero debemos remontarnos al 11 de septiembre de 1985. En Tennessee (EEUU) un anciano se despertó por un fuerte ruido frente a su casa y al salir se encontró el cadáver de un hombre atado a un paracaídas, con unas gafas de visión nocturna y varias armas. La policía identificó el cuerpo como Andrew Thornton, un exoficial de narcóticos convertido en paracaidista contrabandista, recoge ‘Gizmodo’.

Thornton había estado haciendo una ruta desde Colombia en la que iba dejando contenedores llenos de cocaína en el Bosque Nacional Chattahoochee. Pero, por algún motivo, ese día algo falló.

El narcotraficante debía acabar su viaje a salvo en Kentucky, pero puso el piloto automático y saltó del avión. Mientras que el aeroplano se estrellaba a 96,5 kilómetros de distancia, su paracaídas no se abrió en el salto y murió tras el impacto con el suelo.

40 paquetes de cocaína

Tres meses después de que el anciano encontrase el cadáver de Thornton enfrente de su casa, un guardabosques descubrió en el Bosque Nacional Chattahoochee a un oso negro de 79 kilos rodeado de 40 paquetes de plástico abiertos que contenían rastros de cocaína. A pesar del peso del animal, los más de 30 kilos de cocaína que había en los paquetes pudieron con él. El animal había muerto por sobredosis y, como explicó el médico forense que realizó la necropsia:

Su estómago estaba literalmente lleno hasta los topes de cocaína. No hay ningún mamífero en el planeta que pueda sobrevivir a eso. Hemorragia cerebral, insuficiencia respiratoria, hipertermia, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular. Lo que sea, ese oso lo tenía”.

Después de que se le hiciera la autopsia, el cuerpo de ‘Pablo EskoBear’ fue sometido a taxidermia y pasó por varios propietarios. Finalmente, los restos del animal acabaron en el centro de visitantes del Área Recreativa Nacional del Río Chattahoochee.

Ahora la historia de lo ocurrido con el animal se va a convertir en película de la mano de la directora Elizabeth Banks.

Los narcotraficantes eligen los lugares más inverosímiles para esconder sus cargamentos de drogas. Pero lo que le ha sucedido a un grupo criminal que actúa en Italia provocará que muchos se planteen nuevas formas de esconder sus productos prohibidos: un grupo de jabalíes salvajes se encontraron cocaína escondida en el bosque y la esparcieron alegremente por el aire.

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