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Por qué no conseguimos relajarnos ni en vacaciones y qué hacer al respecto
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Por qué no conseguimos relajarnos ni en vacaciones y qué hacer al respecto

Estamos acostumbrados a hacer cosas, y ni siquiera sabemos cómo parar cuando toca un periodo de descanso. Es necesario aprender

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Sucede con bastante frecuencia, esperamos durante todo el año que lleguen las vacaciones para poder descansar, porque realmente necesitamos librarnos del estrés, y cuando finalmente pasan nos damos cuenta de que no hemos tenido tiempo para darnos un respiro. Es verdad que durante ese tiempo no hemos tenido que estar pendientes de correos electrónicos, reuniones o informes, pero a cambio ha habido otras responsabilidades que también nos han mantenido alerta.

El problema es que no sabemos relajarnos. Si echas un vistazo a internet, encontrarás miles de páginas que tratan el mismo problema, lo que demuestra dos cosas: por un lado estamos obsesionados con aprender a relajarnos, por otro, no estamos yendo por el bueno camino en la consecución de ese fin. Sabemos de sobra que para mantenernos sanos debemos tener en armonía cuerpo y mente, lo que significa que el primero debe mantenerse ejercitado, descansado y alimentado, lo que contribuirá a que la mente, por su parte, también se sienta relajada y en forma.

Puedes tener problemas para disfrutar de tu tiempo libre porque estás demasiado obsesionado con relajarte, lo que, paradójicamente, conseguirá el efecto contrario

El estrés y la ansiedad desencadenan una reacción en el sistema nervioso simpático, y la investigación ya ha sugerido que podemos estresarnos cuando intentamos relajarnos, pues le estamos pidiendo demasiado a nuestro cuerpo. Puedes tener problemas para disfrutar de tu tiempo libre porque estás demasiado obsesionado con relajarte, lo que, paradójicamente, conseguirá el efecto contrario.

Vivimos en un mundo en el que relajarse es difícil. Las exigencias de la vida diaria son intensas e interminables, y hemos equiparado el éxito con el logro, y este a su vez con la felicidad. Centrarse en la relajación (repites en tu cabeza: "Tienes que relajarte, relájate, vamos") no es suficiente ni por asomo. ¿Qué debemos hacer, por tanto? Aprender a relajarnos de una forma diferente. Merece la pena, pues si no volveremos de las vacaciones sin haber leído los clásicos, perdido esos dos kilos que nos propusimos o habernos relajado un ápice.

¿Cómo conseguirlo? Desde 'Psychology Today' ofrecen algunas pautas que quizá puedan servirte para comenzar. No pierdes nada intentándolo.

Se ha demostrado que la meditación o el yoga tienen efectos poderosos en el cuerpo y la mente

  1. Tu tarea debe ser aprender a relajarse. Calmar el espíritu, descansar el cerebro o reducir los latidos del corazón no son tareas fáciles, hay que aprenderlas, y las vacaciones son un buen momento para hacerlo.
  2. Elige mecanismos para conseguirlo. Se ha demostrado que la meditación o el yoga tienen efectos poderosos en el cuerpo y la mente. Da clases o lee un libro sobre ello, para que el aprendizaje se convierta en una prioridad.
  3. Aprende algo más que tenga una buena reputación a la hora de calmar: coser, pintar, dibujar, cocinar...
  4. Practica dormir. Puede parecer una tontería, pero también es necesario.
  5. De la misma forma, practica el descanso, no es algo fácil cuando estás acostumbrado a hacer cosas continuamente.
  6. Practica mirar a la nada, va en la misma línea. Percibe como algo bueno el darte un respiro.
  7. Asigna un cierto número de libros, películas o series que realmente te apetezca ver en vacaciones.
  8. Da paseos en bicicleta o caminatas.

El punto, como se puede ver, es establecer algunas metas para relajarte que realmente se puedan lograr. Si crees que puedes dominar estos objetivos, estarás motivado para trabajar hacia ellos. ¡Y hay una buena posibilidad de que en realidad puedas terminar tus vacaciones más relajado de lo que comenzaste!

Sucede con bastante frecuencia, esperamos durante todo el año que lleguen las vacaciones para poder descansar, porque realmente necesitamos librarnos del estrés, y cuando finalmente pasan nos damos cuenta de que no hemos tenido tiempo para darnos un respiro. Es verdad que durante ese tiempo no hemos tenido que estar pendientes de correos electrónicos, reuniones o informes, pero a cambio ha habido otras responsabilidades que también nos han mantenido alerta.

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