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El papel de la respiración para lograr relaciones sexuales largas y placenteras
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El papel de la respiración para lograr relaciones sexuales largas y placenteras

Si implementamos algunas de las técnicas de 'mindfulness' al sexo, lograremos una mayor conexión física y emocional con nuestra pareja a la hora de hacer el amor

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El sexo es un placer. Y como cualquier actividad digna de calificarse como placentera, debe tomarse con tranquilidad y cocerse a fuego lento para sacarle el máximo provecho. Una vida sexual saludable y satisfactoria implica un alto grado de confianza y comunicación por ambas partes. Y en este sentido, hay relaciones sexuales que pueden tener un componente rápido e impulsivo, pero al final lo que prima es la ternura con la que tratamos a la otra persona, pues sin esas muestras de cariño leves y fugaces el momento puede derivar en un simple 'calentón' que en algunas ocasiones puede funcionar, sobre todo en las primeras veces, pero como toda emoción rápida y volátil acaba perdiendo intensidad hasta volverse algo reiterativa.

Por otro lado, prácticas como la respiración profunda y consciente es, sin duda, otro de los factores que caracterizan una vida saludable y placentera. En estos tiempos en los que los trastornos de estrés y ansiedad son tan frecuentes entre la población a raíz de la pandemia, muchas personas han aprendido a convivir mejor consigo mismas gracias a estas técnicas de relajación mental y espiritual. Ahora, ¿qué pasariá si consiguiésemos reunir ambas, el sexo con la respiración profunda, para darles un nuevo sentido conjunto?

"Con la respiración profunda, se crean sentimientos de conexión real y genuina: es cuando, literalmente, estamos haciendo el amor"

Esta es una de las recomendaciones que extiende Chelom E. Leavitt, psicóloga e investigadora de la relación existente entre el sexo y el bienestar, quien ha escrito un interesante artículo en 'Psychology Today' en el que aborda esta conexión. Según ella, ambas prácticas, el sexo y el 'mindfulnness' no solo son una fuente de placer físico, mental y espiritual, sino también una de las mejores formas de reconocernos a nosotros mismos, nuestro cuerpo y nuestras emociones.

Por un lado, la práctica de la respiración consciente nos ayuda a desarrollar una atención plena en nuestras sensaciones físicas y corporales. Además, sirve para "ralentizar nuestros pensamientos y dejar espacio a las emociones", asevera. "Practicar la atención plena nos ayuda a ser menos críticos con lo que sentimos, así como ser más conscientes de las emociones de nuestra pareja y a no apresurarnos ni evitar las experiencias. También permite reducir la velocidad de la vida diaria, sentir más compasión por nosotros mismos y los demás e identificar el significado que a veces se pasa por alto en el sexo rápido".

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De hecho, Leavitt demostró a través de un interesante estudio publicado en 'Journal of Sex & Marital Therapy' que ralentizar el proceso de contacto con el otro cuerpo, así como la excitación, reduce la ansiedad, mejora la comunicación en la cama, genera más satisfacción no solo sexual, sino también relacional, y aumenta los sentimientos de conexión emocional que tienen los sujetos implicados. De este modo, las parejas que experimentaron con la respiración profunda y la atención plena junto con el sexo mejoraron sus relaciones, a la par que las sintieron más placenteras y más honestas en relación a sus deseos.

Manos a la obra

¿Cómo llevar a la práctica esta experiencia? Lo primero, "toca lentamente y a propósito". Hablad de lo que sentís mutuamente cuando la mano del otro acaricia la superficie de vuestra piel. "Miraros directamente a los ojos, no tengáis miedo de llegar a ese nivel de intimidad profunda". En realidad, como asegura Leavitt, "estáis generando un sentimiento de amor por la otra personas".

"A menudo, uno de los sinónimos de sexo es 'hacer el amor', que alude a las sensaciones emocionales que se generan al margen de las físicas y del placer", explica la psicóloga. "Se crean sentimientos de conexión real y genuina, emociones profundas: es cuando, literalmente, estamos haciendo el amor. Relajaros. Sentir la paz del instante. Toca a tu pareja de una manera auténtica. Tan solo debéis ver la belleza en la relación de la que no eráis conscientes con tan solo reducir la velocidad".

El sexo es un placer. Y como cualquier actividad digna de calificarse como placentera, debe tomarse con tranquilidad y cocerse a fuego lento para sacarle el máximo provecho. Una vida sexual saludable y satisfactoria implica un alto grado de confianza y comunicación por ambas partes. Y en este sentido, hay relaciones sexuales que pueden tener un componente rápido e impulsivo, pero al final lo que prima es la ternura con la que tratamos a la otra persona, pues sin esas muestras de cariño leves y fugaces el momento puede derivar en un simple 'calentón' que en algunas ocasiones puede funcionar, sobre todo en las primeras veces, pero como toda emoción rápida y volátil acaba perdiendo intensidad hasta volverse algo reiterativa.

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