Es noticia
Por qué sentimos tanta nostalgia al volver a canciones que escuchábamos siendo adolescentes
  1. Alma, Corazón, Vida
'GOLPE DE REMINISCENCIA'

Por qué sentimos tanta nostalgia al volver a canciones que escuchábamos siendo adolescentes

La música es el arte que más fácilmente destapa todas las emociones y sensaciones que teníamos en el pasado. De hecho, hay varios estudios psicológicos que hablan de ello

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

"El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos", escribió en algún momento de su vida Oscar Wilde. Al final, las canciones remiten a lo más universal y común que tenemos los humanos, que no es más que la emoción. Desde tiempos inmemoriales, los grandes filósofos y artistas han visto en la música una plataforma de acceso a lo sublime, aquello que no se puede explicar con palabras pero que vive en nosotros con fuerza. Es por ello que da igual lo muy melómano que seas, aunque nunca te hayas obsesionado con ciertas melodías y armonías, seguramente has sentido más de una vez ese escalofrío de placer por tu espina dorsal al darle al 'play' o de forma aleatoria, escuchando la radio.

La música destapa los recuerdos y los devuelve a la vida. De pronto, un día escuchas una canción que ya ni siquiera recordabas pero que conoces demasiado bien: se trata de aquel 'hit' que sonaba sin parar en aquel año tan intenso en el que te enamoraste por primera vez o empezaste a pasar noches fuera de tu casa. Entonces, tu cuerpo y tu mente viajan a ese instante concreto y preciso, tan remoto ya, y sientes que no se trata de un mero recuerdo anecdótico o fortuito, sino que por unos segundos (o incluso décimas) eres la persona que eras en esos momentos.

La añoranza es un producto rentable, y más en esta época, en la que el presente parece haberse paralizado y el futuro es más incierto que nunca

Esta breve transfiguración a quienes éramos hace años, posibilitada gracias a la música, se le conoce en psicología como 'golpe de reminiscencia'. Como decíamos, se diferencia de la mera nostalgia en que esta forma de recordar es mucho más intensa, hasta el punto de poder experimentar las sensaciones que nos recorrían el cuerpo entonces. Se han ofrecido muchas explicaciones teóricas en relación a este fenómeno. Una de ellas es que durante esos años de juventud tendemos a experimentar un gran número de experiencias nuevas y en ocasiones irrepetibles, de ahí que podamos recordarlas con mayor profundidad. Los estudios realizados también aluden a los factores biológicos y hormonales, que en esos momentos estaban en su apogeo.

Por esta razón, los adultos tienden a recordar con perfecta claridad en ese 'golpe de reminiscencia' no solo a sí mismos dentro de su pasado, sino todas y cada una de las canciones que escuchaban en aquellos instantes de juventud. De ahí que los programas de televisión que apelan a esa nostalgia propia y compartida a partir de la música no se agoten en la parrilla televisiva: la añoranza es un producto rentable, y más en esta época en la que estamos inmersos, en la que el presente parece haberse paralizado y el futuro es más incierto que nunca.

Aquellos maravillosos 14 años

Uno de los últimos estudios realizados sobre este curioso efecto psicológico ligado a la música es el de Kelly Jakubowski, profesora de psicología de la Universidad de Durham. En él, la experta analizó cómo respondían mentalmente 470 adultos entre 18 y 82 años a más de cien canciones de pop diferentes recogidas en una horquilla temporal de 65 años (desde 1950 a 2015). En la encuesta que les hizo rellenar, les pidió medir cuánto les gustaba una canción del uno al diez o si el sencillo les resultaba familiar (incluso si su fecha de lanzamiento era anterior a su nacimiento). Al final, los sujetos debían evaluar qué canciones estaban más asociadas con recuerdos autobiográficos.

Muchos de los sujetos más jóvenes sintieron una vinculación emocional con canciones que eran de la época de sus padres

Jakubowski y sus colegas descubrieron que los 'hits' que figuraban en la listas de éxitos de sus años adolescentes obtuvieron las calificaciones más altas, tanto por familiaridad como por estar asociadas a recuerdos autobiográficos intensos. "Este aumento de la reminiscencia relacionado con la música alcanzó su punto máximo alrededor de los 14 años, edad en la que los participantes evocaban una mayor cantidad de recuerdos", concluye la psicóloga, quien además publicó un artículo en 'The Conversation' para explicar sus hallazgos.

Muchos de los participantes más jóvenes sintieron una vinculación emocional con canciones que eran de la época de sus padres, lanzadas mucho antes de que ellos nacieran. "Algunos temas musicales pueden llegar a trascender los límites generacionales", sentencia Jakubowski. Esto es sumamente curioso, pues de alguna forma hay un punto de unión entre padres e hijos, como si compartieran una pequeña parte de su pasado a pesar de haber nacido en tiempos muy diferentes. "Vimos un aumento general en la cantidad de personas a las que les encantaban las canciones que iban de finales de los 70 hasta principios de los 80, incluso entre aquellas que no habían nacido durante ese período de tiempo".

"En cascada"

A este efecto de recordar partes de su juventud a partir de las mismas canciones a pesar de no tener en común las circunstancias vitales y temporales de la época se denomina 'golpe de reminiscencia en cascada', un concepto introducido en 2013 por los autores Carol Lynne Krumhansl y Justin Adam Zupnick. "De forma inesperada, encontramos que las mismas medidas alcanzaron su punto máximo para la música de la generación de los padres de los participantes", reconocen los autores en su investigación publicada en 'Psychological Science'. "Este hallazgo demuestra el fuerte impacto de la música en la infancia y su prevalencia en el entorno familiar. El pico ocurre en la música de los 70, lo cual puede explicarse en base a su calidad o por su facilidad de transmisión entre dos generaciones distintas".

Foto: Blondie, uno de los mayores iconos del pop de los 90. (Wikipedia)

En este sentido, es curiosa la percepción de géneros como el 'reguetón' entre los adolescentes de principios del nuevo milenio. Por aquella época, los jóvenes considerados como 'más puristas musicales' rechazaban a este género urbano por sus letras machistas y su ritmo machacón. Ahora, años más tarde, el estilo ha evolucionado hacia otros géneros como puede ser el trap, y su percepción ha mejorado notablemente entre los que fueron jóvenes en aquel entonces. ¿Tiene que ver con la nostalgia este desplazamiento del gusto para las personas que en sus años de juventud criticaban las canciones de Daddy Yankee o Wisin y Yandel? ¿O más bien de una especie de doctrina comercial dirigida desde los grandes medios de masas y alternativos para considerar a esta música como 'cool'?

Sea como sea, tal vez en el futuro se hagan estudios como el anteriormente citado y los hijos de los que éramos jóvenes en los 2000 escuchen ya de adultos el 'Baila Morena' y sientan ese 'golpe de reminiscencia' con la misma intensidad con la que nos golpea a nosotros las baladas de Led Zeppelin.

"El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos", escribió en algún momento de su vida Oscar Wilde. Al final, las canciones remiten a lo más universal y común que tenemos los humanos, que no es más que la emoción. Desde tiempos inmemoriales, los grandes filósofos y artistas han visto en la música una plataforma de acceso a lo sublime, aquello que no se puede explicar con palabras pero que vive en nosotros con fuerza. Es por ello que da igual lo muy melómano que seas, aunque nunca te hayas obsesionado con ciertas melodías y armonías, seguramente has sentido más de una vez ese escalofrío de placer por tu espina dorsal al darle al 'play' o de forma aleatoria, escuchando la radio.

El redactor recomienda