¿Duermes menos? No culpes a las series, es por la Luna llena

La Luna llena influye directamente en nuestros ritmos circadianos. El último estudio que lo demuestra ha tenido una particular dificultad: buscar un grupo de muestra que no estuviera influido por la electricidad. Así, los científicos de las universidades de Washington, Yale y Quilmes tuvieron que monitorizar el sueño de tres comunidades voluntarias de una población indígena llamada Toba-Qom, que se encuentran en Formosa, Argentina. En total, 98 personas comenzaron a registrar sus horas de sueño con monitores de muñeca.

Según sus conclusiones, publicadas en la revista Science Advances, la Luna llena tiene un impacto directo en el comportamiento humano, en los niveles de hormonas, el sueño, el ritmo cardíaco, la presión arterial, la temperatura del cuerpo y el metabolismo.

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Héctor G. Barnés

Comprobaron cómo tres cuartas partes de las personas estudiadas, se fueron a dormir más tarde de lo habitual las tres y cinco noches anteriores a la Luna llena. De media, dormían 50 minutos menos. Según sus estudios, la luminosidad de la noche tiene un efecto directo en las horas del sueño y en esos días la luz del satélite estaba en su máximo esplendor. Cuando pasa esa fase lunar, la máxima luminosidad se da en horas más tardías, cuando ya la mayoría de las personas están dormidas.

¿Y qué pasa con la electricidad?

El resultado de este estudio era de esperar. "Presumimos que los patrones que observamos son una adaptación innata que permitió a nuestros antepasados aprovechar esta fuente natural de luz vespertina que se produjo en un momento específico durante el ciclo lunar", explica Leandro Casiraghi, autor principal de la investigación como recoge Infosalud.

Los estudiantes de Seattle sufren el mismo influjo que los indígenas de Toba-Qom

¿Pero se habría olvidado el hombre del influjo de la luna con la electricidad? Para ello, ampliaron el estudio monitorizando el sueño de 464 estudiantes universitarios del área de Seattle y encontraron las mismas oscilaciones.

Según el estudio, la luminosidad de la luna no afectaría a entornos urbanos, donde ya hay una gran contaminación lumínica. Sin embargo, próximas investigaciones deberían preguntarse si aún sigue activo nuestro primitivo horario lunar: "¿Actúa a través de nuestro reloj circadiano innato? ¿O a través de otras señales que afectan al ritmo del sueño? Hay mucho que estudiar sobre este efecto", aseguran los investigadores.