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Por qué cuantos más años cumples más rápido se te pasa el tiempo
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UNA CURIOSA PARADOJA

Por qué cuantos más años cumples más rápido se te pasa el tiempo

Se han ofrecido distintas explicaciones para esta sensación de fugacidad temporal tan común. Un experto psicólogo aporta una nueva teoría sobre por qué lo percibimos así

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Una de las grandes obsesiones del mundo contemporáneo es el tiempo. "No tengo tiempo" era una de las frases más pronunciadas antes de la pandemia, y ahora, después de 2020, tenemos una sensación aún más extraña respecto a nuestra percepción del paso de los días, semanas o meses. No hay más que antender al recuerdo que tenemos del gran confinamiento de marzo del año pasado, el cual en el momento presente se nos hizo eterno, pero ahora que ya han pasado los meses lo hemos acabado percibiendo como un episodio muy raro de nuestra vida que no recordamos muy bien.

¿Por qué cuantos más años cumplimos más rápido parece que pasa el tiempo? Tan pronto estabas en la escuela como en la universidad y, de repente, un día te levantas y ya tienes más de 30 años. Aunque evidentemente en épocas en las que no nos encontramos muy bien de ánimo o estamos enfermos la sensación temporal tiende a ralentizarse, al final el balance que podemos hacer es que efectivamente se ha pasado volando. ¿A qué se debe esto?

"Nuestra experiencia subjetiva del paso del tiempo está relacionada con la suma total de nuevas experiencias que tenemos que recordar"

Se han ofrecido infinidad de explicaciones para entender este curioso fenómeno subjetivo que sin duda parece compartido. Una de las últimas es la de Loren Soeiro, psicólogo neoyorkino en 'Psychology Today', quien establece una distinción en relación a la edad del sujeto que experimenta ese paso del tiempo. "Cuando somos jóvenes, nuestras circunstancias tienden a parecer únicas o más especiales, de ahí que los niños tengan recuerdos mucho más específicos", asegura. "Sin embargo, los adultos agrupan sus experiencias en recuerdos más grandes y menos concretos". Es decir, los niños o adolescentes atienden más a un cúmulo de detalles que las personas más mayores, quienes tienden a agruparlos en una especie de 'pack'.

Una sucesión de recuerdos... ¿infinita?

Otra de las razones por las que quizás cuantos más años llevas vivo más rápido parece que pasa el tiempo es porque los recuerdos tienden a sumarse y agolparse, de ahí que la tarea de ordenarlos o si quiera recordarlos sea más compleja. "Nuestra experiencia subjetiva del paso del tiempo está relacionada con la suma total de nuevas experiencias que tenemos que recordar", afirma, parafraseando un artículo de investigación que trataba el tema publicado en 'Scientific American'. "Cuantos más recuerdos generes de un período de tiempo en particular, más tiempo parecerá haber durado una vez se haya terminado".

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Cuando somos más pequeños, nuestra capacidad cognitiva está en plena expansión, al igual que nuestras experiencias. Conoces a infinidad de personas, te aprendes sus nombres, vas a la escuela donde te enseñan a descubrir el mundo y aprender todo lo necesario para funcionar en la sociedad, haces amigos y ves por primera vez sitios únicos como el mar o las montañas de vacaciones. "Cognitivamente, estamos preparados y diseñados para absorber toda esa información de pequeños: nuestros cerebros están creciendo, haciendo nuevas conexiones neuronales, absorbiendo los estímulos a los que estamos expuestos", asegura Soeiro. "La infancia puede durar poco tiempo, pero con toda esa información nueva para procesar, se percibirá como un período muy largo en retrospectiva".

Y así es. ¿Quién no recuerda los veranos que pasaba de pequeño como si fueran eternos? Esos agostos en el pueblo o jugando en la calle que parecían durar años y años. "La edad adulta, por el contrario, viene caracterizada por una serie de rutinas", reconoce el psicólogo. "Vivir experiencias frescas y nuevas es cada vez más raro, con lo que puede ser cada vez más difícil aprender cosas nuevas o crear recuerdos únicos". Evidentemente, esto varía según el modo de vida que lleves, y teniendo en cuenta además que el mundo adulto también trae cosas inéditas a tu vida, como por ejemplo tener hijos, cambiar de ciudad o vivir solo o acompañado de amigos o pareja. Pero al final, es obvio que ya no te resulta nada tan sorprendente como lo hacía cuando eras un niño.

Una razón logarítmica

Pero más allá de la psicología, la ciencia más pura como es la lógica y las matemáticas tiene otra explicación para la sensación de que cuanto más vives, más rápido se te pasa el tiempo. Ernest Weber, matemático y pionero de la psicología experimental, formuló en 1834 una teoría que asegura que nuestra percepción temporal cumple una función logarítmica que atiende a dos variables: la intensidad y la sensibilidad.

Foto: Y el mundo gira y gira, y con él, el tiempo. (iStock)

En un experimento realizado por Hannah Fry en YouTube, divulgadora matemática, se retó a varias personas a sostener dos pesos en cada mano. Uno de ellos pesaba 100 gramos y el otro 120. Al preguntarle por el más pesado, el individuo acierta. Pero justo después, le sirve otros dos pesos más grandes, uno de 200 y otro 220 gramos. A pesar de tener la misma diferencia de peso, la percepción le juega una mala pasada y acaba eligiendo el ligero. De la misma forma, esto sucede con los años. Cuando llevamos muy pocos sobre la Tierra, parece que hemos vivido un sinfín de experiencias. Pero a medida que ese número de años crece, tendemos a equivocarnos respecto a su verdadera duración. Por tanto, experimentamos los años más deprisa a medida que envejecemos y sumamos más y más.

Esto también puede explicarse con las penas de prisión. Un periodo de seis meses encerrado se siente mucho mayor que un período de tres, hasta ahí todo bien. Pero si subimos la cantidad y hacemos una comparativa de penas de diferencias mínimas, esto ya no se cumple. En otras palabras, si pasas 20 años en la cárcel no te resultará menos tiempo que si pasas 20 años y tres meses. Por ello, al aumentar la cantidad o el tamaño, cada vez apreciamos menos diferencias de tiempo.

Una de las grandes obsesiones del mundo contemporáneo es el tiempo. "No tengo tiempo" era una de las frases más pronunciadas antes de la pandemia, y ahora, después de 2020, tenemos una sensación aún más extraña respecto a nuestra percepción del paso de los días, semanas o meses. No hay más que antender al recuerdo que tenemos del gran confinamiento de marzo del año pasado, el cual en el momento presente se nos hizo eterno, pero ahora que ya han pasado los meses lo hemos acabado percibiendo como un episodio muy raro de nuestra vida que no recordamos muy bien.

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