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La fiebre por las reliquias del Tercer Reich: así se roban y revenden los restos del nazismo
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LOS ARTEFACTOS DE HITLER

La fiebre por las reliquias del Tercer Reich: así se roban y revenden los restos del nazismo

Desde el pasado mes de marzo han ocurrido al menos cuatro robos en museos de Países Bajos y Dinamarca de uniformes y artículos pertenecientes al Tercer Reich. ¿A qué se debe?

Foto: Un casco de la Wehrmacht con la esvástica. (iStock)
Un casco de la Wehrmacht con la esvástica. (iStock)

El pasado mes de agosto el 'New York Times' se hacía eco de una noticia que pasó desapercibida a raíz de toda la alud informativa de la pandemia de coronavirus. En la ciudad holandesa de Beek, Holanda, un grupo de doce ladrones penetró en el interior del Eyewitness War Museum. Eran las dos de la madrugada y como si fuera una película de atracos, crearon una barricada hecha a partir de neumáticos y aparcaron un coche de policía falso al lado. Durante los siguientes dos minutos, derribaron la puerta del museo, rompieron las vitrinas y se llevaron nueve maniquíes vestidos con uniformes nazis. Uno de ellos era el que usaba el cocinero personal del mismísimo Adolf Hitler y el otro perteneciente a un alto cargo de las SS.

También aprovecharon para llevarse un montón de accesorios de las vestimentas de soldados del Tercer Reich valorados en 1,5 millones de dólares. Todas las alarmas saltaron, pero la policía no pudo llegar a tiempo para pillar a los ladrones debido a la barricada que instalaron en las inmediaciones del museo. Curiosamente, no se trata de un hecho aislado. Desde el mes de marzo han ocurrido otros cuatro robos en museos de Países Bajos y Dinamarca de objetos preciados y, en especial, de artículos nazis. La más reciente fue en el mes de noviembre, cuando en el Museo Alemán de North Schleswig, en el sur de Dinamarca, otro grupo de malhechores se llevaron tres maniquíes con uniformes nazis.

El número de falsificaciones en el mercado ha aumentado, y por ello, los originales han visto un aumento excesivo del precio

¿Quién hay detrás de todos estos robos? Los directores de los museos expoliados aseguraron a la prensa que pensaban que los ladrones actuaban bajo la orden de coleccionistas que buscaban hacerse con objetos raros de los nazis, según informa el diario neoyorkino. Lo que no han llegado a revelar las investigaciones es si se trata de un grupo en concreto o realmente es una tendencia al alza en el mundo del arte robado.

Precios desorbitados

Más recientemente, la revista 'Mel Magazine' ha indagado en cómo de valiosos e importantes son todos estos artículos e investigado sobre su precio real en el mercado negro. Un simple uniforme de las SS original, dando igual el rango del soldado, tendría un valor de alrededor unos 35.000 dólares (casi 29.000 euros). El teléfono personal de Hitler, que se subastó en 2019 por 243.000 dólares (cerca de 200.000 euros), ahora ha adquirido mucho más valor. Al igual que una pistola FG 42, que fue usada por paracaidistas nazis, las cuales valían 175.000 dólares (alrededor de 143.000 euros), ahora las estimaciones apuntan a que su precio ronda los 250.000 dólares (cerca de 204.000 euros). ¿A qué se debe esta creciente inflación de todo lo relacionado con la memorabilia nazi?

¿Acaso hay grupos de gran poder económico que buscan hacerse con todos estos productos por cuestiones ideológicas afines al Holocausto nazi?

Una de las razones que ofrece Bill Panagopulos, propietario de una casa de subastas de artículos históricos de Maryland, es que han crecido exponencialmente el número de falsificaciones, lo que producido un exceso de productos nazis falsos en el mercado y esto ha llevado a que los originales hayan adquirido mucho más valor económico con el tiempo. "Hay una gran cantidad de material falso e imitaciones basura que vienen de Bulgaria, Polonia, Ucrania o incluso Pakistán", dijo el director al medio de comunicación 'Artnet'. "Parte de estas imitaciones están tan bien falsificadas que son muy difíciles de distinguir de las originales".

Sin embargo, otra de las peculiaridades de este mercado es que muchos de estos productos originales se venden a precios irrisorios si sabes bien dónde buscar y a quién acudir. Sin ir más lejos, un comerciante de Texas llamado Mike Morris que pasó una temporada en Alemania compró unos cuantos artículos nazis que apenas le costaron nada. "Puse anuncios en los periódicos locales pidiendo a la gente que se reuniera conmigo en hoteles", asegura en el citado artículo de 'Artnet'. "Les pagaba cervezas y ellos me traían sacos enteros con estas reliquias". En el país germano existe la ley que prohíbe llevar cualquier objeto o artículo que haga referencia al Tercer Reich o en el que aparezcan esvásticas y símbolos nazis, de ahí que muchos ciudadanos se desprendan de este tipo de memorabilia nazi sin ningún remordimiento.

Foto: Hitler junto a Cosima Wagner, nuera del compositor y directora del Festival de Bayreuth. (Archivo)

Pero eso no quita para que el mercado negro de arte se esté llenando los bolsillos con toda esta serie de artefactos. De ahí que la policía de los distintos países donde ha sacudido esta tendencia y los directores de museos que han sufrido atracos crean que detrás se encuentran familias del crimen organizado que contratan a ladrones profesionales y que a su vez están a sueldo de coleccionistas adinerados repartidos por todo Europa del Este, Rusia, Oriente Medio y Asia, según asegura 'Mel Magazine'.

Encontrar una motivación precisa y generalizada no es nada fácil. ¿Acaso hay grupos de gran poder económico que buscan hacerse con todos estos productos por cuestiones ideológicas afines al Holocausto nazi? Sería tentador pensarlo, pero realmente las fuerzas de seguridad europeas creen que no hay una motivación ideológica o nostálgica. Así al menos lo reconoció Richard Bronswkijk, inspector al cargo de la unidad de delitos artísticos de la policía holandesa, al 'New York Times'. "Estos tipos tienen mucho dinero y les encanta comprar réplicas o artículos originales".

El pasado mes de agosto el 'New York Times' se hacía eco de una noticia que pasó desapercibida a raíz de toda la alud informativa de la pandemia de coronavirus. En la ciudad holandesa de Beek, Holanda, un grupo de doce ladrones penetró en el interior del Eyewitness War Museum. Eran las dos de la madrugada y como si fuera una película de atracos, crearon una barricada hecha a partir de neumáticos y aparcaron un coche de policía falso al lado. Durante los siguientes dos minutos, derribaron la puerta del museo, rompieron las vitrinas y se llevaron nueve maniquíes vestidos con uniformes nazis. Uno de ellos era el que usaba el cocinero personal del mismísimo Adolf Hitler y el otro perteneciente a un alto cargo de las SS.

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