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¿Por qué los gatos maúllan?
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Un 'lenguaje' exclusivo para humanos

¿Por qué los gatos maúllan?

Los gatos aprendieron que la mejor manera de obtener lo que querían de sus dueños era usando su voz para comunicarse

Foto: Bimba, Nikita y Saphira miran ojipláticas a sus dueñas. (E.M./N.O.)
Bimba, Nikita y Saphira miran ojipláticas a sus dueñas. (E.M./N.O.)

Eva tiene dos gatas: Bimba y Nikita. La primera no acostumbra a maullar, pero la segunda lo hace cada vez que le apetece salir a la terraza o cuando quiere que le abran el grifo de la bañera para beber. La de Noelia, Saphira, utiliza el mismo recurso frente a la puerta, cada vez que su dueña sale de casa, y también de forma inquietante tras mirar fijamente a la nada. Lo que para ellas es su día a día, para la ciencia es un hecho insólito.

Los felinos salvajes maúllan en su infancia como forma de llamar la atención de su madre cuando están heridos, tienen hambre o frío. Sin embargo, la mayoría de ellos deja de hacerlo en la etapa adulta. ¿Por qué los gatos domésticos mantienen esta característica? La respuesta tiene que ver con el proceso de amaestramiento al que se sometieron hace casi 10.000 años.

Como puede deducirse por las remanencias en su carácter, los gatos eran animales solitarios antes de convivir con los humanos. Dado que rara vez se encontraban con otros miembros de su especie, no necesitaban usar sus voces para comunicarse, sino que lo hacían principalmente a través del olfato, al frotarse o dejar marcas de orina en su entorno, según explica a 'Live Science' John Wright, especialista en comportamiento animal de la Universidad Mercer de Georgia.

Pero los humanos no tienen un sentido del olfato tan desarrollado como el de los felinos, ni tampoco ven con muy buenos ojos que sus mascotas se orinen a su alrededor. A base de años y años junto a las personas aprendieron que la mejor manera de obtener lo que querían era maullando. "Son manipuladores", asegura tajante Wright. "La comunicación oral se ha convertido para ellos en una herramienta".

Por tanto, maullar en la etapa adulta es un comportamiento aprendido para llamar la atención de los humanos. No sólo eso, sino que sigue en constante evolución. "Si tiene curiosidad por lo que su gato tiene que decir, es posible fomentar la comunicación", asegura Wright. A su juicio, basta con que los humanos respondan con palabras y muestren atención a los maullidos para crear algo parecido a una conversación. "Si haces que tus respuestas sean lo suficientemente positivas y predictivas para que el gato pueda entender tu vocalización, entonces puede intentar comunicarse contigo", sugiere.

Sí, existe un traductor de maullidos

Los maullidos no son un idioma, pero muchos gatos son capaces de desarrollar un amplio repertorio para expresar distintas necesidades o provocar diferentes reacciones en su cuidador. Por ejemplo, pueden saludar con un sonido parecido a un trino cuando el dueño entra por la puerta, lanzar un grito agudo como solicitud amistosa para salir a la terraza o utilizar uno grave para pedir comida.

Incluso hay quien ha tratado de convertirlos en palabras. Un exingeniero de Amazon, Javier Sánchez, ha desarrollado una aplicación para traducir maullidos. "El chiste que cuento a la gente es que los perros pueden entender el lenguaje humano, pero no lo hablan. A los gatos no les importa lo que digas. Tal vez te entiendan, pero ciertamente no indican que lo hagan, pero claramente tienen su propio vocabulario", afirma. MeowTalk está disponible gratuitamente en iOS y Android, aunque incluye funcionalidades de pago, como el historial de maullidos.

Eva tiene dos gatas: Bimba y Nikita. La primera no acostumbra a maullar, pero la segunda lo hace cada vez que le apetece salir a la terraza o cuando quiere que le abran el grifo de la bañera para beber. La de Noelia, Saphira, utiliza el mismo recurso frente a la puerta, cada vez que su dueña sale de casa, y también de forma inquietante tras mirar fijamente a la nada. Lo que para ellas es su día a día, para la ciencia es un hecho insólito.

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