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Cómo lidiar con el trastorno afectivo estacional en plena pandemia
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Cómo lidiar con el trastorno afectivo estacional en plena pandemia

A la llegada del frío y la reducción de las horas de luz se suma el estrés originado por la pandemia y la posibilidad de un confinamiento estricto en los próximos meses

Foto: Foto: Pixabay.
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La entrada del otoño de este año ha venido marcada por la crisis del coronavirus. El miedo y la incertidumbre sobre cómo serán los próximos meses, si los viviremos confinados o seguirán aumentando los contagios de forma imparable, ha hecho que sea un poco más difícil de asimilar, tanto para el cuerpo como para la mente, la llegada del frío y del cambio de hora.

Como todos los años, son muchos los que tienen más propensión a desarrollar lo que se conoce como trastorno afectivo estacional, caracterizado por tener los síntomas propios de una depresión, aunque con la diferencia de que tienden a remitir con el paso de los días o semanas, cuando por fin nos acotusmbramos a las bajas temperaturas y a los típicos anocheceres de invierno. Fatiga, tristeza generalizada o pérdida del interés y el ánimo en las actividades cotidianas son algunos de sus síntomas más comunes, así como tener dificultad para dormir o concentrarse.

El hecho de no poder salir al aire libre como otros años o reducir la vida social hará que este invierno el trastorno sea más frecuente y acusado

Pero no es el otoño la estación más propicia para desarrollar este trastorno, sino el invierno. "Enero y febrero tienden a ser los peores meses, cuando se dan los síntomas más graves entre aquellos que la padecen", asegura Kelly Rohan, profesora de psicología en la Universidad de Vermont, en un reciente artículo publicado en 'Vogue' sobre el tema. "La disminución de las horas de luz es el desencadenante principal". No hace falta decir que esta época del año es justo después del equinoccio de invierno, de ahí que sea la más fría y la más oscura.

Un confinamiento invernal

Ahora, ¿qué podría suceder si muchos de estos síntomas los desarrollamos estando confinados? Nadie duda de que este invierno será muy duro para todos, aunque la promesa de dar con una vacuna nos haga soñar con el fin de la pandemia. Erlanger Turner, psicólogo clínico, asegura en la revista de moda estadounidense que sin duda el confinamiento puede agravar el trastorno afectivo estacional. Al no poder salir al aire libre con tanta frecuencia como otros años, además del hecho de procurar reducir la vida social al mínimo para detener el avance de los contagios, harán que la tristeza se sienta más acusada o más profunda.

"El antídoto clave es que el cuerpo produzca más serotonina, a ser posible de forma natural, recibiendo la suficiente luz solar"

Pero hay un detalle curioso, y es que aquellas personas que están acostumbradas a experimentar este trastorno todos los años tienden más a encerrarse voluntariamente en casa, por lo que en caso de que haya un confinamiento obligado serán más propensos a aceptarlo, podríamos pensar. Es como el personaje principal de la película 'Melancolía' de Lars Von Trier, interpretado por Kirsten Dunst, quien ante el fin del mundo se muestra mucho más receptiva que el resto. "Sin embargo", como reconoce Rohan, "el estrés asociado a la pandemia de covid-19 harán que sus síntomas se agraven".

Foto: Foto: iStock.

¿Qué hacer en caso de que notes síntomas propios del trastorno afectivo estacional? Lo primero, obviamente, acudir a terapia psicológica, ya que si te sientes un poco triste algún día en concreto no pasa nada, pero si se alarga y percibes que no puedes hacer vida normal, lo mejor será que acudas a un profesional. Los consejos más útiles de cara a reducir estos sentimientos negativos vienen a ser procurar recibir la mayor luz solar posible, lo que quiere decir que deberás adaptar tu rutina para hacerla más matutina y menos vespertina. Y, sobre todo, evitar dormir la siesta, ya que el hecho de despertarse y que sea de noche es una de las conductas que pueden hacerte recaer en el trastorno afectivo estacional.

En caso de no poder disfrutar de las horas de sol por distintos motivos, es recomendable obtener la vitamina D que esta nos brinda a través de sumplementos vitamínicos. Dependiendo de la gravedad del caso, el psicólogo puede recetarte un medicamento antidepresivo. "El antídoto clave es que el cuerpo produzca más serotonina", explica Tal Ben-Shahar, profesor de psicología. "Pero lo mejor es tratarlo de manera natural, recibiendo la suficiente luz solar".

Formas de atajar o prevenir la tristeza

Otra de las claves de cara a reducir las posibilidades de sufrir un trastorno afectivo estacional es mantener unas horas fijas más o menos de acostarte y levantarte. Además de realizar esa clase de tareas que nos ponen a punto, como por ejemplo ducharse o vestirse con ropa de calle aunque no vayamos a salir en todo el día. Como ya vimos en la pasada cuarentena, también es muy importante centrar nuestra atención en algún pasatiempo o hobby, que pueden ir desde cocinar platos ricos, a hacer ejercicio, leer un buen libro que siempre quisiste pero nunca pudiste acabar o jugar a juegos con tu familia o convivientes. Todo con tal de hacer que el tiempo pase rápido.

Foto: Foto del Covid Art Museum (EFE: Gonzalo de las Cuevas)

En general, el nivel de fatiga y agotamiento del hecho de tener que vivir una pandemia se ha extendido a mucha parte de la población debido, en su mayor parte, a que todavía no hay un horizonte claro para que esto acabe. Solo nos queda confiar en el poder de la ciencia para que dé con una vacuna o un tratamiento en el menor tiempo posible. Y, ante todo, mantener una actitud positiva y estar cerca de nuestros seres queridos (aunque no sea físicamente), pues ya no se trata de un mero consejo, sino de una serie de prácticas de cuidados para con nosotros mismos y la gente que nos rodea.

La entrada del otoño de este año ha venido marcada por la crisis del coronavirus. El miedo y la incertidumbre sobre cómo serán los próximos meses, si los viviremos confinados o seguirán aumentando los contagios de forma imparable, ha hecho que sea un poco más difícil de asimilar, tanto para el cuerpo como para la mente, la llegada del frío y del cambio de hora.

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