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La música envía un escalofrío de placer al cerebro que se puede ver, según la ciencia
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La música envía un escalofrío de placer al cerebro que se puede ver, según la ciencia

Cuando escuchas una canción se activan los sistemas de recompensa del cerebro y se libera la hormona del "bienestar", la dopamina

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Ya lo dicen: la música amansa a las fieras, y lo cierto es que muchas personas no podrían vivir sin ella. Tanto si eres de los que no puede parar de mover el cuerpo cuando escucha un tema de reggaetón, lo que más te gusta es oír a Radiohead con melancolía los días de lluvia o te entran ganas de invadir Polonia escuchando a Wagner, lo más seguro es que haya una determinada canción que te devuelva a un instante especial de tu vida. Algunas las consideras tuyas por derecho propio, porque parece que están hechas para contar retazos de tu historia.

Escuchar música nos puede poner de buen humor, relajarnos o deprimirnos, pero lo que está claro es que es una experiencia intensa e incluso eufórica. Si alguna vez te ha recorrido un cosquilleo de auténtico placer mientras escuchabas a Coltrane, por ejemplo, quizá te interese saber esto: ese escalofrío u hormigueo puede verse en los escáneres cerebrales. Se ha relacionado con una activación de los sistemas de recompensa y placer del cerebro en estudios previos de imágenes cerebrales. Ahora, un nuevo estudio ha analizado los patrones de actividad cerebral asociados con esos placenteros escalofríos musicales.

Se registraron más de 300 escalofríos producidos por la música, cada uno con una duración de aproximadamente nueve segundos en promedio

En el estudio, según informa 'Science Alert', se utilizó un dispositivo de EEG (electroencefalografía) de alta densidad para medir ondas de actividad eléctrica en el cerebro de los participantes mientras escuchaban música con auriculares en los oídos y electrodos en el cuero cabelludo. El equipo de investigación pidió a 11 mujeres y 7 hombres (que dijeron que a menudo experimentan olas de placer musical) que escuchasen una colección de 15 minutos de fragmentos de sonido de 90 segundos. Se tomaron algunos extractos de la música favorita de los participantes, esa que los inducía a sufrir escalofríos, y los investigadores seleccionaron otras grabaciones.

Foto: Un perro escuchando placenteramente música (iStock)

Otros estudios ya demostraron en el pasado que los escalofríos musicales ocurren en dos fases: la anticipación antes del pico de frío a medida que la música se construye y el placer aumenta, seguido de una segunda fase de pico de placer. En esta ocasión, los 18 participantes y amantes de la música (equipados con el EEG) tenían que informar cuando sentían que se acercaba un escalofrío. Se registraron más de 300, cada uno con una duración de aproximadamente nueve segundos en promedio. Se detectaron otros, además de los que predijeron los participantes.

Curiosamente, los investigadores no encontraron ninguna clase de relación entre la cantidad de escalofríos experimentados y los años de entrenamiento musical que una persona puede tener. Es decir, incluso si no tienes talento musical, eso no es una barrera para sentir escalofríos. Aún puedes disfrutar de la música de todos modos.

Un análisis más detallado de los resultados del EEG mostró que cuando los participantes experimentaron un escalofrío y aumentaron sus índices de excitación, la actividad cerebral también aumentó en la corteza prefrontal, el lóbulo frontal del cerebro. Usando un algoritmo, los investigadores rastrearon esta actividad en la superficie del cerebro, hasta una activación de la corteza orbitofrontal, una región del cerebro que se encuentra por encima de las cuencas de los ojos, integra experiencias sensoriales y procesa las emociones. También identificaron dos patrones específicos de escalofríos asociados con la actividad en el área motora suplementaria del cerebro medio (o SMA) y el lóbulo temporal derecho, una región que procesa los sonidos y puede estar relacionada con la apreciación musical.

"El placer musical es un fenómeno muy interesante que merece ser investigado más a fondo"

Los hallazgos continúan en la línea de otras investigaciones previas que muestran la activación de estas regiones del cerebro, que podrían activar los sistemas de recompensa y la liberación de la hormona del "bienestar", la dopamina. El hecho de que se hay podido realizar el estudio mediante EEG abre una optimista puerta al futuro, pues a diferencia de otras máquinas de imágenes cerebrales son fácilmente transportables y podrían hacerse análisis parecidos en otros contextos más adelante.

Además, otras investigaciones podrían decirnos más sobre por qué escuchar música en vivo es una experiencia tan gratificante, o cómo el placer de la buena música se comparte entre amigos y en grupos (algo que algunos de nosotros podríamos estar perdiendo en estos tiempos de pandemia). "El placer musical es un fenómeno muy interesante que merece ser investigado más a fondo para entender por qué la música es gratificante y descubrir por qué la música es esencial en la vida humana", concluyeron desde la propia investigación.

Ya lo dicen: la música amansa a las fieras, y lo cierto es que muchas personas no podrían vivir sin ella. Tanto si eres de los que no puede parar de mover el cuerpo cuando escucha un tema de reggaetón, lo que más te gusta es oír a Radiohead con melancolía los días de lluvia o te entran ganas de invadir Polonia escuchando a Wagner, lo más seguro es que haya una determinada canción que te devuelva a un instante especial de tu vida. Algunas las consideras tuyas por derecho propio, porque parece que están hechas para contar retazos de tu historia.

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