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El final de los preservativos de oro: así fracasó la industria de los condones de lujo
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El final de los preservativos de oro: así fracasó la industria de los condones de lujo

A comienzos de 2010 se empezaron a comercializar preservativos carísimos en Estados Unidos. Pero el paso del tiempo ha demostrado que lo máximo que pueden ofrecer es seguridad y comodidad

Foto: Fuente: iStock
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En el año 2011, uno de los medios norteamericanos más leídos del mundo, 'Salon', publicaba una serie de reportajes que se hacían eco del auge de "una industria floreciente de gomas elegantes" generadas a partir de ingredientes veganos de alta gama, con elegantes cajas y envoltorios, además de seguir un proceso de fabricación cien por cien comprometido con el medio ambiente. En ese momento, todo eran loas a esta nueva forma de consumo de preservativos para las clases altas. Pero lo que los periodistas denominaron como la gran revolución en la industria de condones acabó siendo lo que se entiende como un 'fiasco'.

Meses después, una empresa llamada Naked Condoms empezó a comercializar una caja de 12 preservativos, envueltos en láminas, que según dijeron tardaron tres años en diseñar. ¿El precio? La friolera de 56 dólares, es decir, alrededor de 47,6 euros. Paralelamente, otra compañía llamada Lelo lanzó Hex, un tipo de condón 'rediseñado' que atrajo mucho la atención de medios y consumidores por su envase de lo más elegante y estructura con forma de hexágono. Este supuso ser mucho más barato: 37 dólares por un paquete de 36 unidades.

"La industria del bienestar ha pasado de ser una franja cultural a una industria multimillonaria, impulsada por empresarios e 'influencers'"

"Las nuevas marcas de condones de alta gama se centran en un mercado mucho más ambicioso", asegura el directo de marketing de una de estas marcas de condones en un interesante reportaje sobre el tema publicado en 'Mel Magazine'. "En nuestro caso, los condones están enfocados en una vida más acorde con los 'millennials' y la generación Z". Como tantas otras veces, se usa la 'coletilla' generacional como estrategia de marketing.

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Las empresas de lujo de la moda se pusieron envidiosas con toda esta serie de lanzamientos de condones 'deluxe' que iniciaron poderosas compañías. Tanto es así que opulentas marcas como Louis Vuitton diseñaron y lanzaron un condón que se venía por la escandalosa cifra de 68 dólares (unos 58 euros). La exclusividad a la hora de elegir profilácticos puso por las nubes los precios de pagar por un producto que, a la hora de la verdad, posee un ciclo de vida más bien corto y cuyo mayor valor debería ser meramente funcional y no de ostentación.

Cambios en la industria

¿Cuál fue la clave del éxito? Mark Hay, periodista de 'Mel Magazine', hace una reflexión bastante interesante en su artículo: "En las últimas décadas, la industria del bienestar ha pasado de ser una franja meramente cultural a una industria multimillonaria, impulsada por empresarios e 'influencers' que han convertido ciertos productos en aspiraciones. Durante ese tiempo, estos mismos normalizaron lentamente la conversación sexual abierta y honesta, integrando a la salud. Como resultado, los juguetes eróticos se han movido mucho más allá del típico consolador barato y macabro que había en las tiendas sórdidas de pornografía, a una amplia gama de productos muy cuidados y diseñados de forma elegante". ¿El resultado? "La demanda de bienestar sexual ha crecido rápido, ha sido un importante nicho empresarial durante años".

"No son inversiones a largo plazo como los juguetes sexuales o productos que la gente compra porque creen que se revalorizarán"

"Las compañías tradicionales han estado vendiendo un producto promedio, en lo que se refiere a materiales utilizados, embalaje y marca, además de muchas cantidades a precios bajos", analiza uno de estos directivos de markéting protegidos con el seudónimo. "La experiencia que te ofrecían los condones tradicionales es insatisfactoria y obsoleta". Pero, ¿qué es lo que busca un consumidor de condones en un preservativo? Obvia y principalmente, que sea cómodo y seguro. Cuando adquieres un profiláctico no sueles optar por el más bonito o el más caro, sino por aquel que te dé más certezas de que no te falle cuando estás 'en faena' y que, ante todo, sea cómodo para que no te arruine la noche de pasión. "No son inversiones a largo plazo como los juguetes sexuales, o productos que la gente compra porque creen que se revalorizarán", argumenta Hay.

El mejor condón es aquel que no se nota

Aquellos que son más baratos generan desconfianza, ya sea porque no te brinden toda la protección que necesitas o bien porque seguramente sean muy incómodos. De ahí que la mayoría de los consumidores se acaben decantando por una opción intermedia, ni muy cara ni muy barata. Pero, al fin y al cabo, como escribe el periodista, "se trata de una de las pocas cosas que la gente estaría dispuesta a pagar para que no se notase, o mejor aún, que mejorase las sensaciones físicas durante el sexo. De ahí que los investigadores hayan propuesto una serie de innovaciones para satisfacer estos deseos: nuevos materiales como el grafeno e hidrogeles que pueden proporcionar una sensación más directa de piel con piel". Hasta existen híbridos que funcionan también de juguetes sexuales eléctricos.

Pero más allá de las innovaciones, como decía Hay, el mejor condón es aquel que no se nota. De ahí que muchas de las empresas que empezaron a comercializar estos productos de lujo hayan desaparecido del mercado. "La mayoría se han desvanecido de manera silenciosa en un par de años o han cambiado su actividad para centrarse más en lubricantes y otros productos de bienestar sexual", anuncia el periodista. "Aquellas supervivientes se han acabado centrando menos en el lujo y más en los mensajes sociales, la creación de valores y un espíritu de comunidawd, manteniendo los precios bajos".

En el año 2011, uno de los medios norteamericanos más leídos del mundo, 'Salon', publicaba una serie de reportajes que se hacían eco del auge de "una industria floreciente de gomas elegantes" generadas a partir de ingredientes veganos de alta gama, con elegantes cajas y envoltorios, además de seguir un proceso de fabricación cien por cien comprometido con el medio ambiente. En ese momento, todo eran loas a esta nueva forma de consumo de preservativos para las clases altas. Pero lo que los periodistas denominaron como la gran revolución en la industria de condones acabó siendo lo que se entiende como un 'fiasco'.

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