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La historia de los toques de queda en España
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CONTRA LA LIBRE CIRCULACIÓN DE PERSONAS

La historia de los toques de queda en España

La medida, enmarcada dentro del estado de excepción, se empleó en épocas medievales para proteger a los ciudadanos, y en la fundación del Estado liberal, para reprimir los levantamientos obreros

Foto: Intento de golpe de Estado de Tejero el 23 de febrero de 1981. (Archivo)
Intento de golpe de Estado de Tejero el 23 de febrero de 1981. (Archivo)

Durante las últimas semanas, el término toque de queda ha estado muy presente en la boca de políticos y medios de comunicación. Se trata de una medida que se puede aplicar dentro del estado de alarma, una palabra a la que ya estamos más que acostumbrados desde que comenzara la pandemia. La única vez que se ha proclamado en España un toque de queda en la etapa democrática fue en el histórico golpe de estado del 23-F, únicamente en Valencia, por el teniente general del Ejército de Tierra Jaime Milans del Bosch. Esa noche, los tanques salieron a la calle y el alto cargo militar promulgó un bando que prohibió la circulación de más de dos personas por la vía pública desde las nueve de la noche hasta las seis de la mañana, un plazo de tiempo muy similar a la medida adoptada por algunas provincias y regiones este mes de octubre de 2020.

Pero... ¿de dónde viene exactamente el origen de los toques de queda en España? ¿en qué otros momentos significativos de nuestra historia se ha aplicado? “Se trata de una medida que en sus orígenes, en tiempos medievales, fue pensada para ofrecer protección a los ciudadanos cuando los incendios eran una de las mayores amenazas para ciudades construidas en su mayor parte con madera”, asegura Fernando Fernández Bastarreche, investigador del área de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada (UGR), a este periódico. “La campana recordaba que había llegado el momento de ‘apagar las luces’ y retirarse a los domicilios. Sin embargo, en los tiempos contemporáneos se asocia más con la represión que con la protección”.

"El toque de queda, enmarcado dentro del estado de excepción, fue una medida clave en la historia de la fundación del Estado liberal español"

El origen del término y de la norma

El historiador leonés Alejandro Valderas destaca también que el primer uso del toque de queda fue similar al que se le está dando en este 2020, es decir, para proteger a la población de catástrofes naturales o sanitarias. “En sus orígenes, no se denominaba exactamente así, sino “toque de ánimas”, porque se anunciaba a través de un repique de campanas al anochecer que duraba unos diez minutos e iba acompañado por unos rezos a las almas del purgatorio”, cuenta Valderas a El Confidencial. “Luego ya en el siglo XIX se extinguió esta forma y pasó a ser una de las medidas presentes en la legislación liberal”.

placeholder Puerta del Sol, una de las vías de entrada a Toledo (Fuente: iStock)
Puerta del Sol, una de las vías de entrada a Toledo (Fuente: iStock)

Los orígenes de la norma como tal “se pierden en la historia”, relata el historiador. “Probablemente fuera una norma de origen militar aplicada en los castillos y recintos amurallados, asociada al cierre de las puertas por las noches o en caso de disturbios o guerras. La ciudad de León, por ejemplo, perdió sus murallas en 1843 tras el último asalto carlista, por lo que perdió su utilidad, al margen de que la mayor parte de la ciudad ya quedaba fuera de sus murallas”. Valderas recuerda en cualquier caso que tanto el término ‘confinamiento’ como el de ‘toque de queda’ se remontan a épocas medievales: “Se asocia a las epidemias, como la de la peste, que obligaba a aislar a barrios enteros y ciudades, existiendo una ‘policía voluntaria’ que evitaba que la gente pasara por los caminos o entrase en los lugares en los que había infectados”.

"La medida tenía la función de evitar los incendios, y controlar a una población nada contenta con sus amos"

Víctor Lloret, historiador y coordinador editorial de la sección de historia de la 'National Geographic' va mucho más allá y asocia el término a orígenes europeos. "En Italia, Francia o Inglaterra era reconocido como 'coprifouco', 'couvre-feu' y 'curfew' en sus idiomas respectivos", explica. "La palabra inglesa, de hecho, es derivada de la francesa, porque cuando Guillermo el Conquistador ocupó la isla a partir de 1066 impuso esta costumbre a sus nuevos súbditos. Cuando oyesen sonar la campana, los fuegos de las casas debían ser tapados y sus habitantes recogidos en ellas".

"La medida, entonces, tenía una doble función", prosigue Lloret. "Evitar los incendios, muy comunes en aquella época porque casi toda la casa era inflamable, y controlar a una población que no estaba precisamente contenta con sus nuevos amos. Aunque parezca muy probable que el toque de queda existiera ya antes, no debía ser una imposición tan sistemática, y eso hizo que los sajones adoptaran la palabra del francés que hablaban sus nuevos señores. Vale la pena recordar que el fuego era el elemento central de esas casas primitivas: servía para cocinar, calentar e iluminar la estancia, que en la mayoría de las casas consistía en un dormitorio y comedor".

"Hay períodos de 10 a 15 años a finales del siglo XIX en los que Barcelona vive alrededor del 90% de los meses bajo estado de excepción"

Por tanto, podemos concluir que han existido dos maneras de aplicar el toque de queda en España: para proteger o para reprimir. Esta última ha sido la manera más frecuente en la que se ha aplicado a lo largo de la historia, sobre todo en los dos últimos siglos. “Es una de las características propias de la fundación del Estado liberal español, que hizo un uso y abuso de la medida de forma continuada, repetitiva y abusiva”, reflexiona David Ballester, profesor de Historia Contemporánea de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), a El Confidencial. “En aquella época, los gobiernos liberales moderados y progresistas, cuya definición no se ajusta a las ideas del liberalismo y progresismo actual, recurrían constantemente a la supresión de los derechos y libertades de los ciudadanos, entre los que figuraba la libertad de circulación, para dar plenos poderes al ejército y así contener las numerosas revueltas que atentaban contra el gobierno de turno”.

Contra las insurrecciones obreras

Ballester incide en que una de las ciudades españolas que más vivieron bajo estados de excepción en el siglo XIX fue Barcelona a raíz de las grandes insurrecciones populares y los levantamientos obreros que protagonizaron el final del siglo. “Hay períodos de 10 a 15 años en los que la capital catalana vive alrededor del 90% de los meses bajo estado de excepción”, recalca. “Era una ciudad muy díscola de gran tensión social”. Ya en el siglo XX, la aplicación del toque de queda se recoge en la Ley de Jurisdicciones, vigente a partir de 1906 apoyada por el rey Alfonso XIII y derogada por Manuel Azaña, ministro de la Guerra del Gobierno Provisional de la República en 1931. Esta otorgaba todo el poder a los militares en caso de ofensa oral o escrita a la unidad de la patria, a la bandera o al ejército, lo que se tradujo en un severo recorte a la libertad de expresión y, sobre todo, un duro castigo contra la región catalana.

placeholder Incendio en el Registro de la Propiedad, Barcelona, 1870. ('La Ilustración de Madrid', 27 de abril de 1870)
Incendio en el Registro de la Propiedad, Barcelona, 1870. ('La Ilustración de Madrid', 27 de abril de 1870)

En los primeros años de la Segunda República las leyes de excepción también fueron muy habituales. “A mis alumnos siempre les pregunto: ‘¿Para qué se hacía uso de estas leyes?’. Ellos suelen responder que para contener a los fascistas. Sin embargo, la mayoría de ellas se dirigían contra el partido de la CNT, que eran mucho más beligerantes contra el gobierno republicano, provocando insurrecciones del 1932 al 1934”, asevera Ballester. “El dolor de cabeza de la República eran los anarquistas y comunistas libertarios, los fascistas en aquel momento no daban ‘ni para una liga de fútbol sala’. Fue después de la radicalización de los sectores de la derecha democrática, aglutinados en torno a la CEDA, cuando el fascismo empieza a resultar peligroso para el mantenimiento del régimen republicano”.

Otro de los países en el que los toques de queda se hicieron muy frecuentes desde finales del siglo XIX a principios del XX fue Francia, donde precisamente el movimiento obrero se hizo tan popular que llegó a dominar la capital durante 60 días en la famosa Comuna de París de 1871. Años más tarde, ya con la Segunda Guerra Mundial, "lo impusieron los nazis cuando ocuparon el país", asegura por su parte Lloret. "Luego, en 1961, se volvió a imponer otro en París durante la guerra de la independencia de Argelia, una medida que solo afectó a los 'franceses musulmanes de Argelia'. Las protestas, lógicamente, acabaron en una brutal represión". De forma más reciente, en 2005, "el gobierno de Jacques Chirac proclamó un estado de excepción que comportaba un toque de queda para los menores no acompañados de las 'banlieus', los barrios periféricos en los que se estaban produciendo disturbios e incendios de automóviles".

Las leyes de excepción franquistas

¿Y qué ocurrió en el franquismo? Al tratarse de una dictadura y no un gobierno democrático, los derechos y libertades civiles, recogidos en el Fuero de los españoles, resultaban ser mero papel mojado siendo suspendidos cada poco tiempo. “Desde 1956 a 1975 hubo alrededor de once estados de excepción, prácticamente de forma paralela a cada período de agitación social contra el régimen franquista”, recuerda el profesor de la UAB. “Los artículos del Fuero que se suprimían iban del 12 al 15, relativos a la libertad de expresión civil, de reunión y de asociación, el secreto de correspondencia o el derecho a fijar libremente la residencia dentro del territorio nacional. Estos artículos, que en una democracia pasan por ser fundamentales, en una dictadura eran constantemente suspendidos en un período que podía ir de 4 a 6 meses. Los motivos que esgrimía el régimen franquista para suspenderlos eran para acabar la alteración del orden púbico, asegurar la paz ciudadana y contener las huelgas o la agitación de los movimientos obreros”.

placeholder Lola González Ruiz, Enrique Ruano y Javier Sauquillo junto a la Casa de la Flores de Madrid. (Archivo de Ed. Tusquets)
Lola González Ruiz, Enrique Ruano y Javier Sauquillo junto a la Casa de la Flores de Madrid. (Archivo de Ed. Tusquets)

Muchas de estas leyes de excepción, entre las que figuraba el toque de queda, se promulgaron en los últimos compases del franquismo sobre todo contra ciertas provincias del País Vasco que se mostraban muy rebeldes, como Gipuzkoa, pero también en Madrid, como por ejemplo el estado de excepción proclamado en el 1969 que acabó con la vida de Enrique Ruano, un estudiante de derecho antifranquista asesinado por la policía del régimen.

Durante las últimas semanas, el término toque de queda ha estado muy presente en la boca de políticos y medios de comunicación. Se trata de una medida que se puede aplicar dentro del estado de alarma, una palabra a la que ya estamos más que acostumbrados desde que comenzara la pandemia. La única vez que se ha proclamado en España un toque de queda en la etapa democrática fue en el histórico golpe de estado del 23-F, únicamente en Valencia, por el teniente general del Ejército de Tierra Jaime Milans del Bosch. Esa noche, los tanques salieron a la calle y el alto cargo militar promulgó un bando que prohibió la circulación de más de dos personas por la vía pública desde las nueve de la noche hasta las seis de la mañana, un plazo de tiempo muy similar a la medida adoptada por algunas provincias y regiones este mes de octubre de 2020.

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